La lucha por el poder puede arruinar la organización popular

No existe una sola región de Venezuela donde no se esté escenificando una sorda y pertinaz batalla por el poder, en detrimento de la organización social, de la fuerza de los consejos comunales. Ahora, esta sorda batalla ahondada en medio de otra contienda electoral. Claro que ganará el comandante Chávez y estamos por los 10 millones, pero advirtamos que la organización por la base se sostiene enteramente en la persistencia de su figura, de su vigorosa personalidad y en ese su manar incesante de brillantes ideas y proyectos. De ese fluir avasallante de planes pocos de ellos consiguen afianzarse, básicamente torpedeados por la incuria de los funcionarios públicos, por los pleitos internos en la abotargada dirigencia política. El éxito de un grupo, en determinadas funciones públicas, puede determinar la ruina política de algún sector que puja por su parcela de provechos e intereses inmediatos. La guerra a cuchillo es bestial y no se escatima en ella, echar mano de la derecha, de los agentes de la CIA, de los golpistas más descarados para aplastar al contrincante. Corren hacia los ministerios y hacia el propio palacio de Miraflores espantosos informes tendenciosos sobre corrupción, complots y pactos con el enemigo, plagados en muchos casos de inventos y de calumnias. En cualquier Estado de Venezuela, unos más otros menos, la situación presenta este cuadro de agonía y desintegración moral y social.

Mientras el Presidente Chávez anda dando mortales batallas contra el viejo coloniaje impuesto por los imperialistas, exigiendo respeto por nuestra soberanía y por la dignidad del pueblo de Bolívar, imbuido en sus planes para sacar de abajo a Venezuela mediante una economía propia y verdaderamente socialista, pelotones de la vieja guardia adeca, infiltrados en el gobierno bolivariano, empujan desquiciadamente hacia los senderos marcados por los Lepage, los Canache Mata y los Ramos Allup. Estos temores, de que vamos errando en la verdadera organización social, me asaltan y me estremecen, leyendo a Noam Chomsky, quien advierte que una burocracia “revolucionaria” no toma el poder en virtud de la naturaleza del pueblo, “sino que quienes no toman el poder quedarán rezagados en la cuneta, mientras pasan a un primer plano los que se hacen con el poder. Quienes son los suficientemente implacables, brutales y duros para tomar el poder son los que sobrevivirán. Quienes intentan asociarse a las organizaciones populares y ayudar a la propia población general a organizarse por sí misma y ayudar a los movimientos populares no sobrevivirán en estas situaciones de concentración de poder”.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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