A muchos chavistas los ha visitado el diablo. Y sin que se den cuenta los ha tentado. En algunos ha sembrado la duda. Por lo que en una mente errabunda, satanás entra con facilidad. Encuentra abonado el terreno para su fechoría. En la mente, aunque usted no lo crea, se libra una batalla entre el mal y el bien. Entre ser revolucionario y ser contrarrevolucionario. Entre estar al lado de Bolívar y Chávez y estar al lado de Trump y Almagro. Entre ser y no ser. Hay mentes frágiles, que ceden ante cualquiera tentación, por poquita que sea. Basta una brisa suave para que las arrastren al foso. La ausencia de concentración abre la puerta para que entre el diablo con su carga de ponzoña y de maldad. Esa falta de concentración sirve de abono para que la mente haga lo que le dé la gana. Una mente en desorden es una mente indisciplinada, y la indisciplina conlleva al caos. Y el caos propicia ganancia para quienes están como caimán en boca de caño. Esperando para dar el zarpazo. En otras palabras, el mismísimo satanás.
Andar como un barco a la deriva puede conducir a un encallamiento, sin que su capitán se percate. Además, la corriente lo arrastra hacia un destino incierto. Una mente errabunda, es como un barco a la deriva. Ambos están a merced del viento. Por eso se habla de mentes confundidas. ¿Existe en el chavismo, mentes confundidas? Pienso que sí. Se debaten en creerle a las redes sociales, y lo que sucede en la realidad. Una persona me dijo: “Por qué no dejan quieto a este pobre señor Almagro. La tienen cogida con él”. Esa expresión es el resultado de una mente atrapa por las redes sociales. No obedece a una mente disciplinada. Una mente plena de conciencia.
Aristóteles dijo: “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Hasta cierto punto estoy de acuerdo con la frase. Filosóficamente hablando, está bien estructurada. Pero en la realidad actual, quien duda sin reflexionar y sin escuchar, se hunde en su propia salsa. Hay quienes piensan que la duda es sinónimo de confusión. “Preguntarse dudando, en vez de ser definitivos en el pensamiento, puede y debe causar duda y confusión”. Si uno dice ser chavista y se pregunta si lo es o no, entonces, está dudando, y si está en ese laberinto se llena de confusión, y termina por caer por un barranco, donde está sentado el diablo esperándolo para festejar. En efecto, la duda se vuelve un poder cuando se aprende a escuchar. Cuando se reflexiona, y cuando se toma una decisión sin titubeo. Una vez tomada, no hay retroceso alguno, y si lo hay allí está presto el diablo para apoderarse de él o de ella. Por eso afirmo que hay chavistas que se revuelcan el estiércol del diablo… ¡Venceremos!