La memoria histórica: hacía la crítica y la autocrítica

Al imperialismo y el fascismo la historia le resbala, toda vez que delata su criminalidad y en consecuencia busca banalizarla utilizando al poder mediático. Esa historia hoy es inocultable y está visibilizada. El pueblo ha entendido qué es un apátrida: un lacayo del imperialismo. Los fascistas son especialistas en los regímenes demoburgués rubricados por la corrupción administrativa y al mismo tiempo son propulsores del aumento de la desgracia de los humildes para favorecer oligarquías, élites, a la burguesía y al neoliberalismo, a expensa del hambre, la miseria y de las olas de crímenes inmisericordemente.

Recordemos que el neoliberalismo es la etapa superior del liberalismo; la etapa en que los monopolios y los oligopolios traban la libertad económica-social y excluyen a los pequeños abasteros imponiendo sus criterios en todos los órdenes; en el económico fundamentalmente, el cultural, el político y, muy peculiarmente en el comunicacional (poder mediático) el arma predilecta del capitalismo salvaje.

El imperialismo como sabemos no cesa ni cesará en sus agresiones injerencistas. Albert Beveridge, ex senador de EEUU, dijo: "Las industrias americanas están fabricando más de lo que el pueblo americanos puede utilizar; las tierras americanas está produciendo más de lo que pueden consumir. El destino ha marcado nuestra política; el comercio mundial debe ser nuestro y lo será". Es la historia la testigo que narra cómo la expansión y dominación de los capitales industriales y bancarios de EEUU dieron forma a un sistema económico controlado por el capital financiero y sus hambres de progreso supranacional. La historia de EEUU es la historia del terrorismo.

Esta vorágine destructora para materializarse necesita de una agresiva geopolítica injerencista e intervencionista, asumida como doctrina por el capitalismo salvaje la cual se extendió en el hemisferio latinoamericano.

EEUU promovió y promulgó su agenda excluyente de América Latina y el Caribe a través de tres aberrantes doctrinas: la doctrina Monroe (1823), que pregona la categoría de "América para los americanos"; la doctrina del Destino Manifiesto (1853), que se basa en la justificación para invadir e intervenir Nuestra América, calificada de países inferiores en lo moral, en lo político y militarmente "al gran pueblo americano; y el Corolario Roosevelt, que es la justificación absoluta de las dos doctrina mencionadas por tratarse de pueblos (los que conforman el hemisferio) "menores". Esta simbiosis que no es más que una locura imperialista al creerse los sacrosantos universales del mundo al estar por encima del mismo Dios.

Deformaciones depravadas que le han permitido la conformación y promoción de una especie de moral universal más allá del bien y el mal. Había instalado un dominio colonial que se mantuvo prácticamente inmutable por casi dos siglos y hoy hemos tomado conciencia por la lucha de una independencia integral e integradora que no es un proyecto del capricho de nuestros pueblos a quienes se les había arrebatado su libertad. Por eso estamos en lucha. Victoria final

El torrente imperialista

 

EEUU califica de "enemigos de la libertad" a los Estados libres y soberanos que no entran en sus planes o no sirven a la creciente voracidad de sus intereses. Para ello utiliza una libertad inventada para justificar sus malaventuras bélicas que tienen una clara expresión fehacientemente en la "guerra total", sinónimo de aplastamiento por todos los medios (invasiones, satanización cultural, guerra sucia, guerra mediática, y cuatro hojas más de etcétera), no de un ejército enemigo, sino de cualquier pueblo identificado con un territorio o con un sentido originario de pertenencia o con un proyecto político sustentable para dignificar a sus coterráneos. Por tanto, es opuesto a los pueblos que aspiren a afianzar esa identidad mediante un modelo económico, político y cultural independiente.

Luego, en estos escenarios la guerra se ha convertido en la justificación del hambre imperial por el petróleo y otros recursos naturales. El imperialismo en alianza con los apátridas está utilizando todo lo que sea necesario para impedir el proceso de la Revolución Bolivariana, que es la columna vertebral del pensamiento del Libertador Simón Bolívar, en la emancipación latinoamericana y caribeña. La Doctrina Bolivariana es la lucha por la igualdad, la complementariedad, la inclusión social y la perspectiva de género para todos los países del hemisferio.

"Seguramente la unión es la que nos falta para complementar la obra de nuestra regeneración", advirtió el Libertador.

La agenda de la derecha fascista es absolutamente contraria a la doctrina de Bolívar, pues en su concepción apátrida se acoge a los preceptos de dominación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a saber:

* Entregamos las zonas petroleras y mineras y nos prestan para que hagamos carreteras y autopistas con los consorcios internacionales designados por ellos.

* Nos prestan para ampliar el tendido eléctrico y de comunicaciones (entre otros servicios), pero cobran ellos el servicio de luz y de teléfono una vez privatizados.

* Nos prestan pero pauperizamos los servicios de salud y educación para terminar privatizándolos.

* Nos prestan cerros de la chatarra del dólar, pero tus reservas internacionales las colocas en los bancos que designen ellos.

* Nos prestan pero compras a nosotros las armas con las que reprimirás al pueblo que se levante contra nuestra agenda de medidas económica.

* Te prestamos pero despojas a los trabajadores de sus derechos, y se es flexible (criminal), con el tema del ambiente;

* Te prestamos pero elegimos los ministros de la economía.

Estos programas de "ajustes estructural" obligan a los gobiernos a integrar sus economías nacionales en la globalización del neoliberalismo, para ello, proporcionan un marco en el que la

derecha fascista o las élites locales puedan enriquecerse (mediante salarios más bajos, mano de obra dócil, privatización masiva, y una menor intervención gubernamental, etcétera). En suma, el capitalismo ha generado más pobreza y hambre tras estas criminales recetas.

Indicios concluyentes

Las tasas de crecimiento de la población superan hoy los aumentos de la producción alimentaria. Está en marcha una escasez crónica de alimentos. El sistema capitalista ha devorado las aguas, las tierras, la energía y la agricultura. Colocó en jaque a la humanidad.

Los umbrales catastróficos en los que está subsumida la humanidad arrojan que ni las grandes empresas ni las personas acaudaladas, con independencia de los bienes de fortuna que poseen se eximirán de las consecuencias de la degradación ecológica. La capacidad del planeta para sostener la vida está en una fase terminal.

Luego, en estos mismos escenarios apocalípticos encontramos a escala mundial la delincuencia organizada que está socavando las economías, este paralelismo económico basado en el narcotráfico, el contrabando, el blanqueo de dinero y la corrupción de todo tipo que mueve billones de dólares.

Existen regiones fuera de la jurisdicción de cualquier Estado. Estos carteles han adquirido no sólo poder económico, sino también estratégico. Las bandas y las mafias amplían cada vez su alcance y la política va detrás de ellas. El lucrativo capitalismo gansteril se ha convertido en un accidente financiero.

Las actividades relacionadas con la droga representan el 2% del producto bruto mundial. Los narcóticos son el bien más rentable del mundo. El volumen de ventas de las drogas ilegales está entre el 10% y el 13% del valor del comercio mundial. Tanto es así que si el negocio de la droga fuera una economía regional ocuparía el décimo puesto en el mundo. A pesar de los esfuerzos por combatir este flagelo se calcula que las autoridades sólo confiscan el 10% de la producción mundial. Debido a las elevadas compensaciones muchas personas están dispuestas a asumir los riesgos por transportar y comercializar la droga.

Estos nefastos escenarios son reflejos de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo cuya perfección que le atribuyen, por el contrario, es un caos total. Estamos en una crisis financiera global estremecedora. La democracia hoy más que nunca necesita al socialismo en este mundo de revés en el que está amenazada toda forma de vida.

Vale decir, el socialismo no surge automáticamente, sólo puede ser consecuencia de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo y del convencimiento por los pueblos del mundo de la necesidad de superar la criminalidad del capitalismo salvaje mediante una revolución social.

De tal modo que si se niega la barbarie se rechaza la posibilidad de una vida digna y vivible integralmente, y no como lo hace la derecha fascista (encubridora del cruel capitalismo salvaje) que ha llevado al abandono absoluto a los pueblos.

En fin, con estos amenazantes indicios una vez más el socialismo ha dejado de ser un ideal anhelado por la humanidad durante milenios y se ha convertido en una necesidad histórica.

Por cierto, el reformismo ya no tiene nada que buscar en esta concluyente realidad indisoluble, toda vez que los paños calientes quedaron también históricamente desfasados. La memoria

La memoria histórica: hacía la crítica y la autocrítica

Alberto Vargas

Al imperialismo y el fascismo la historia le resbala, toda vez que delata su criminalidad y en consecuencia busca banalizarla utilizando al poder mediático. Esa historia hoy es inocultable y está visibilizada. El pueblo ha entendido qué es un apátrida: un lacayo del imperialismo. Los fascistas son especialistas en los regímenes demoburgués rubricados por la corrupción administrativa y al mismo tiempo son propulsores del aumento de la desgracia de los humildes para favorecer oligarquías, élites, a la burguesía y al neoliberalismo, a expensa del hambre, la miseria y de las olas de crímenes inmisericordemente.

Recordemos que el neoliberalismo es la etapa superior del liberalismo; la etapa en que los monopolios y los oligopolios traban la libertad económica-social y excluyen a los pequeños abasteros imponiendo sus criterios en todos los órdenes; en el económico fundamentalmente, el cultural, el político y, muy peculiarmente en el comunicacional (poder mediático) el arma predilecta del capitalismo salvaje.

El imperialismo como sabemos no cesa ni cesará en sus agresiones injerencistas. Albert Beveridge, ex senador de EEUU, dijo: "Las industrias americanas están fabricando más de lo que el pueblo americanos puede utilizar; las tierras americanas está produciendo más de lo que pueden consumir. El destino ha marcado nuestra política; el comercio mundial debe ser nuestro y lo será". Es la historia la testigo que narra cómo la expansión y dominación de los capitales industriales y bancarios de EEUU dieron forma a un sistema económico controlado por el capital financiero y sus hambres de progreso supranacional. La historia de EEUU es la historia del terrorismo.

Esta vorágine destructora para materializarse necesita de una agresiva geopolítica injerencista e intervencionista, asumida como doctrina por el capitalismo salvaje la cual se extendió en el hemisferio latinoamericano.

EEUU promovió y promulgó su agenda excluyente de América Latina y el Caribe a través de tres aberrantes doctrinas: la doctrina Monroe (1823), que pregona la categoría de "América para los americanos"; la doctrina del Destino Manifiesto (1853), que se basa en la justificación para invadir e intervenir Nuestra América, calificada de países inferiores en lo moral, en lo político y militarmente "al gran pueblo americano; y el Corolario Roosevelt, que es la justificación absoluta de las dos doctrina mencionadas por tratarse de pueblos (los que conforman el hemisferio) "menores". Esta simbiosis que no es más que una locura imperialista al creerse los sacrosantos universales del mundo al estar por encima del mismo Dios.

Deformaciones depravadas que le han permitido la conformación y promoción de una especie de moral universal más allá del bien y el mal. Había instalado un dominio colonial que se mantuvo prácticamente inmutable por casi dos siglos y hoy hemos tomado conciencia por la lucha de una independencia integral e integradora que no es un proyecto del capricho de nuestros pueblos a quienes se les había arrebatado su libertad. Por eso estamos en lucha. Victoria final

El torrente imperialista

 

EEUU califica de "enemigos de la libertad" a los Estados libres y soberanos que no entran en sus planes o no sirven a la creciente voracidad de sus intereses. Para ello utiliza una libertad inventada para justificar sus malaventuras bélicas que tienen una clara expresión fehacientemente en la "guerra total", sinónimo de aplastamiento por todos los medios (invasiones, satanización cultural, guerra sucia, guerra mediática, y cuatro hojas más de etcétera), no de un ejército enemigo, sino de cualquier pueblo identificado con un territorio o con un sentido originario de pertenencia o con un proyecto político sustentable para dignificar a sus coterráneos. Por tanto, es opuesto a los pueblos que aspiren a afianzar esa identidad mediante un modelo económico, político y cultural independiente.

Luego, en estos escenarios la guerra se ha convertido en la justificación del hambre imperial por el petróleo y otros recursos naturales. El imperialismo en alianza con los apátridas está utilizando todo lo que sea necesario para impedir el proceso de la Revolución Bolivariana, que es la columna vertebral del pensamiento del Libertador Simón Bolívar, en la emancipación latinoamericana y caribeña. La Doctrina Bolivariana es la lucha por la igualdad, la complementariedad, la inclusión social y la perspectiva de género para todos los países del hemisferio.

"Seguramente la unión es la que nos falta para complementar la obra de nuestra regeneración", advirtió el Libertador.

La agenda de la derecha fascista es absolutamente contraria a la doctrina de Bolívar, pues en su concepción apátrida se acoge a los preceptos de dominación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a saber:

* Entregamos las zonas petroleras y mineras y nos prestan para que hagamos carreteras y autopistas con los consorcios internacionales designados por ellos.

* Nos prestan para ampliar el tendido eléctrico y de comunicaciones (entre otros servicios), pero cobran ellos el servicio de luz y de teléfono una vez privatizados.

* Nos prestan pero pauperizamos los servicios de salud y educación para terminar privatizándolos.

* Nos prestan cerros de la chatarra del dólar, pero tus reservas internacionales las colocas en los bancos que designen ellos.

* Nos prestan pero compras a nosotros las armas con las que reprimirás al pueblo que se levante contra nuestra agenda de medidas económica.

* Te prestamos pero despojas a los trabajadores de sus derechos, y se es flexible (criminal), con el tema del ambiente;

* Te prestamos pero elegimos los ministros de la economía.

Estos programas de "ajustes estructural" obligan a los gobiernos a integrar sus economías nacionales en la globalización del neoliberalismo, para ello, proporcionan un marco en el que la

derecha fascista o las élites locales puedan enriquecerse (mediante salarios más bajos, mano de obra dócil, privatización masiva, y una menor intervención gubernamental, etcétera). En suma, el capitalismo ha generado más pobreza y hambre tras estas criminales recetas.

Indicios concluyentes

Las tasas de crecimiento de la población superan hoy los aumentos de la producción alimentaria. Está en marcha una escasez crónica de alimentos. El sistema capitalista ha devorado las aguas, las tierras, la energía y la agricultura. Colocó en jaque a la humanidad.

Los umbrales catastróficos en los que está subsumida la humanidad arrojan que ni las grandes empresas ni las personas acaudaladas, con independencia de los bienes de fortuna que poseen se eximirán de las consecuencias de la degradación ecológica. La capacidad del planeta para sostener la vida está en una fase terminal.

Luego, en estos mismos escenarios apocalípticos encontramos a escala mundial la delincuencia organizada que está socavando las economías, este paralelismo económico basado en el narcotráfico, el contrabando, el blanqueo de dinero y la corrupción de todo tipo que mueve billones de dólares.

Existen regiones fuera de la jurisdicción de cualquier Estado. Estos carteles han adquirido no sólo poder económico, sino también estratégico. Las bandas y las mafias amplían cada vez su alcance y la política va detrás de ellas. El lucrativo capitalismo gansteril se ha convertido en un accidente financiero.

Las actividades relacionadas con la droga representan el 2% del producto bruto mundial. Los narcóticos son el bien más rentable del mundo. El volumen de ventas de las drogas ilegales está entre el 10% y el 13% del valor del comercio mundial. Tanto es así que si el negocio de la droga fuera una economía regional ocuparía el décimo puesto en el mundo. A pesar de los esfuerzos por combatir este flagelo se calcula que las autoridades sólo confiscan el 10% de la producción mundial. Debido a las elevadas compensaciones muchas personas están dispuestas a asumir los riesgos por transportar y comercializar la droga.

Estos nefastos escenarios son reflejos de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo cuya perfección que le atribuyen, por el contrario, es un caos total. Estamos en una crisis financiera global estremecedora. La democracia hoy más que nunca necesita al socialismo en este mundo de revés en el que está amenazada toda forma de vida.

Vale decir, el socialismo no surge automáticamente, sólo puede ser consecuencia de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo y del convencimiento por los pueblos del mundo de la necesidad de superar la criminalidad del capitalismo salvaje mediante una revolución social.

De tal modo que si se niega la barbarie se rechaza la posibilidad de una vida digna y vivible integralmente, y no como lo hace la derecha fascista (encubridora del cruel capitalismo salvaje) que ha llevado al abandono absoluto a los pueblos.

En fin, con estos amenazantes indicios una vez más el socialismo ha dejado de ser un ideal anhelado por la humanidad durante milenios y se ha convertido en una necesidad histórica.

Por cierto, el reformismo ya no tiene nada que buscar en esta concluyente realidad indisoluble, toda vez que los paños calientes quedaron también históricamente desfasados. La memoria

La memoria histórica: hacía la crítica y la autocrítica

Alberto Vargas

Al imperialismo y el fascismo la historia le resbala, toda vez que delata su criminalidad y en consecuencia busca banalizarla utilizando al poder mediático. Esa historia hoy es inocultable y está visibilizada. El pueblo ha entendido qué es un apátrida: un lacayo del imperialismo. Los fascistas son especialistas en los regímenes demoburgués rubricados por la corrupción administrativa y al mismo tiempo son propulsores del aumento de la desgracia de los humildes para favorecer oligarquías, élites, a la burguesía y al neoliberalismo, a expensa del hambre, la miseria y de las olas de crímenes inmisericordemente.

Recordemos que el neoliberalismo es la etapa superior del liberalismo; la etapa en que los monopolios y los oligopolios traban la libertad económica-social y excluyen a los pequeños abasteros imponiendo sus criterios en todos los órdenes; en el económico fundamentalmente, el cultural, el político y, muy peculiarmente en el comunicacional (poder mediático) el arma predilecta del capitalismo salvaje.

El imperialismo como sabemos no cesa ni cesará en sus agresiones injerencistas. Albert Beveridge, ex senador de EEUU, dijo: "Las industrias americanas están fabricando más de lo que el pueblo americanos puede utilizar; las tierras americanas está produciendo más de lo que pueden consumir. El destino ha marcado nuestra política; el comercio mundial debe ser nuestro y lo será". Es la historia la testigo que narra cómo la expansión y dominación de los capitales industriales y bancarios de EEUU dieron forma a un sistema económico controlado por el capital financiero y sus hambres de progreso supranacional. La historia de EEUU es la historia del terrorismo.

Esta vorágine destructora para materializarse necesita de una agresiva geopolítica injerencista e intervencionista, asumida como doctrina por el capitalismo salvaje la cual se extendió en el hemisferio latinoamericano.

EEUU promovió y promulgó su agenda excluyente de América Latina y el Caribe a través de tres aberrantes doctrinas: la doctrina Monroe (1823), que pregona la categoría de "América para los americanos"; la doctrina del Destino Manifiesto (1853), que se basa en la justificación para invadir e intervenir Nuestra América, calificada de países inferiores en lo moral, en lo político y militarmente "al gran pueblo americano; y el Corolario Roosevelt, que es la justificación absoluta de las dos doctrina mencionadas por tratarse de pueblos (los que conforman el hemisferio) "menores". Esta simbiosis que no es más que una locura imperialista al creerse los sacrosantos universales del mundo al estar por encima del mismo Dios.

Deformaciones depravadas que le han permitido la conformación y promoción de una especie de moral universal más allá del bien y el mal. Había instalado un dominio colonial que se mantuvo prácticamente inmutable por casi dos siglos y hoy hemos tomado conciencia por la lucha de una independencia integral e integradora que no es un proyecto del capricho de nuestros pueblos a quienes se les había arrebatado su libertad. Por eso estamos en lucha. Victoria final

El torrente imperialista

 

EEUU califica de "enemigos de la libertad" a los Estados libres y soberanos que no entran en sus planes o no sirven a la creciente voracidad de sus intereses. Para ello utiliza una libertad inventada para justificar sus malaventuras bélicas que tienen una clara expresión fehacientemente en la "guerra total", sinónimo de aplastamiento por todos los medios (invasiones, satanización cultural, guerra sucia, guerra mediática, y cuatro hojas más de etcétera), no de un ejército enemigo, sino de cualquier pueblo identificado con un territorio o con un sentido originario de pertenencia o con un proyecto político sustentable para dignificar a sus coterráneos. Por tanto, es opuesto a los pueblos que aspiren a afianzar esa identidad mediante un modelo económico, político y cultural independiente.

Luego, en estos escenarios la guerra se ha convertido en la justificación del hambre imperial por el petróleo y otros recursos naturales. El imperialismo en alianza con los apátridas está utilizando todo lo que sea necesario para impedir el proceso de la Revolución Bolivariana, que es la columna vertebral del pensamiento del Libertador Simón Bolívar, en la emancipación latinoamericana y caribeña. La Doctrina Bolivariana es la lucha por la igualdad, la complementariedad, la inclusión social y la perspectiva de género para todos los países del hemisferio.

"Seguramente la unión es la que nos falta para complementar la obra de nuestra regeneración", advirtió el Libertador.

La agenda de la derecha fascista es absolutamente contraria a la doctrina de Bolívar, pues en su concepción apátrida se acoge a los preceptos de dominación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a saber:

* Entregamos las zonas petroleras y mineras y nos prestan para que hagamos carreteras y autopistas con los consorcios internacionales designados por ellos.

* Nos prestan para ampliar el tendido eléctrico y de comunicaciones (entre otros servicios), pero cobran ellos el servicio de luz y de teléfono una vez privatizados.

* Nos prestan pero pauperizamos los servicios de salud y educación para terminar privatizándolos.

* Nos prestan cerros de la chatarra del dólar, pero tus reservas internacionales las colocas en los bancos que designen ellos.

* Nos prestan pero compras a nosotros las armas con las que reprimirás al pueblo que se levante contra nuestra agenda de medidas económica.

* Te prestamos pero despojas a los trabajadores de sus derechos, y se es flexible (criminal), con el tema del ambiente;

* Te prestamos pero elegimos los ministros de la economía.

Estos programas de "ajustes estructural" obligan a los gobiernos a integrar sus economías nacionales en la globalización del neoliberalismo, para ello, proporcionan un marco en el que la

derecha fascista o las élites locales puedan enriquecerse (mediante salarios más bajos, mano de obra dócil, privatización masiva, y una menor intervención gubernamental, etcétera). En suma, el capitalismo ha generado más pobreza y hambre tras estas criminales recetas.

Indicios concluyentes

Las tasas de crecimiento de la población superan hoy los aumentos de la producción alimentaria. Está en marcha una escasez crónica de alimentos. El sistema capitalista ha devorado las aguas, las tierras, la energía y la agricultura. Colocó en jaque a la humanidad.

Los umbrales catastróficos en los que está subsumida la humanidad arrojan que ni las grandes empresas ni las personas acaudaladas, con independencia de los bienes de fortuna que poseen se eximirán de las consecuencias de la degradación ecológica. La capacidad del planeta para sostener la vida está en una fase terminal.

Luego, en estos mismos escenarios apocalípticos encontramos a escala mundial la delincuencia organizada que está socavando las economías, este paralelismo económico basado en el narcotráfico, el contrabando, el blanqueo de dinero y la corrupción de todo tipo que mueve billones de dólares.

Existen regiones fuera de la jurisdicción de cualquier Estado. Estos carteles han adquirido no sólo poder económico, sino también estratégico. Las bandas y las mafias amplían cada vez su alcance y la política va detrás de ellas. El lucrativo capitalismo gansteril se ha convertido en un accidente financiero.

Las actividades relacionadas con la droga representan el 2% del producto bruto mundial. Los narcóticos son el bien más rentable del mundo. El volumen de ventas de las drogas ilegales está entre el 10% y el 13% del valor del comercio mundial. Tanto es así que si el negocio de la droga fuera una economía regional ocuparía el décimo puesto en el mundo. A pesar de los esfuerzos por combatir este flagelo se calcula que las autoridades sólo confiscan el 10% de la producción mundial. Debido a las elevadas compensaciones muchas personas están dispuestas a asumir los riesgos por transportar y comercializar la droga.

Estos nefastos escenarios son reflejos de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo cuya perfección que le atribuyen, por el contrario, es un caos total. Estamos en una crisis financiera global estremecedora. La democracia hoy más que nunca necesita al socialismo en este mundo de revés en el que está amenazada toda forma de vida.

Vale decir, el socialismo no surge automáticamente, sólo puede ser consecuencia de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo y del convencimiento por los pueblos del mundo de la necesidad de superar la criminalidad del capitalismo salvaje mediante una revolución social.

De tal modo que si se niega la barbarie se rechaza la posibilidad de una vida digna y vivible integralmente, y no como lo hace la derecha fascista (encubridora del cruel capitalismo salvaje) que ha llevado al abandono absoluto a los pueblos.

En fin, con estos amenazantes indicios una vez más el socialismo ha dejado de ser un ideal anhelado por la humanidad durante milenios y se ha convertido en una necesidad histórica.

Por cierto, el reformismo ya no tiene nada que buscar en esta concluyente realidad indisoluble, toda vez que los paños calientes quedaron también históricamente desfasados. La memoria

La memoria histórica: hacía la crítica y la autocrítica

Alberto Vargas

Al imperialismo y el fascismo la historia le resbala, toda vez que delata su criminalidad y en consecuencia busca banalizarla utilizando al poder mediático. Esa historia hoy es inocultable y está visibilizada. El pueblo ha entendido qué es un apátrida: un lacayo del imperialismo. Los fascistas son especialistas en los regímenes demoburgués rubricados por la corrupción administrativa y al mismo tiempo son propulsores del aumento de la desgracia de los humildes para favorecer oligarquías, élites, a la burguesía y al neoliberalismo, a expensa del hambre, la miseria y de las olas de crímenes inmisericordemente.

Recordemos que el neoliberalismo es la etapa superior del liberalismo; la etapa en que los monopolios y los oligopolios traban la libertad económica-social y excluyen a los pequeños abasteros imponiendo sus criterios en todos los órdenes; en el económico fundamentalmente, el cultural, el político y, muy peculiarmente en el comunicacional (poder mediático) el arma predilecta del capitalismo salvaje.

El imperialismo como sabemos no cesa ni cesará en sus agresiones injerencistas. Albert Beveridge, ex senador de EEUU, dijo: "Las industrias americanas están fabricando más de lo que el pueblo americanos puede utilizar; las tierras americanas está produciendo más de lo que pueden consumir. El destino ha marcado nuestra política; el comercio mundial debe ser nuestro y lo será". Es la historia la testigo que narra cómo la expansión y dominación de los capitales industriales y bancarios de EEUU dieron forma a un sistema económico controlado por el capital financiero y sus hambres de progreso supranacional. La historia de EEUU es la historia del terrorismo.

Esta vorágine destructora para materializarse necesita de una agresiva geopolítica injerencista e intervencionista, asumida como doctrina por el capitalismo salvaje la cual se extendió en el hemisferio latinoamericano.

EEUU promovió y promulgó su agenda excluyente de América Latina y el Caribe a través de tres aberrantes doctrinas: la doctrina Monroe (1823), que pregona la categoría de "América para los americanos"; la doctrina del Destino Manifiesto (1853), que se basa en la justificación para invadir e intervenir Nuestra América, calificada de países inferiores en lo moral, en lo político y militarmente "al gran pueblo americano; y el Corolario Roosevelt, que es la justificación absoluta de las dos doctrina mencionadas por tratarse de pueblos (los que conforman el hemisferio) "menores". Esta simbiosis que no es más que una locura imperialista al creerse los sacrosantos universales del mundo al estar por encima del mismo Dios.

Deformaciones depravadas que le han permitido la conformación y promoción de una especie de moral universal más allá del bien y el mal. Había instalado un dominio colonial que se mantuvo prácticamente inmutable por casi dos siglos y hoy hemos tomado conciencia por la lucha de una independencia integral e integradora que no es un proyecto del capricho de nuestros pueblos a quienes se les había arrebatado su libertad. Por eso estamos en lucha. Victoria final

El torrente imperialista

 

EEUU califica de "enemigos de la libertad" a los Estados libres y soberanos que no entran en sus planes o no sirven a la creciente voracidad de sus intereses. Para ello utiliza una libertad inventada para justificar sus malaventuras bélicas que tienen una clara expresión fehacientemente en la "guerra total", sinónimo de aplastamiento por todos los medios (invasiones, satanización cultural, guerra sucia, guerra mediática, y cuatro hojas más de etcétera), no de un ejército enemigo, sino de cualquier pueblo identificado con un territorio o con un sentido originario de pertenencia o con un proyecto político sustentable para dignificar a sus coterráneos. Por tanto, es opuesto a los pueblos que aspiren a afianzar esa identidad mediante un modelo económico, político y cultural independiente.

Luego, en estos escenarios la guerra se ha convertido en la justificación del hambre imperial por el petróleo y otros recursos naturales. El imperialismo en alianza con los apátridas está utilizando todo lo que sea necesario para impedir el proceso de la Revolución Bolivariana, que es la columna vertebral del pensamiento del Libertador Simón Bolívar, en la emancipación latinoamericana y caribeña. La Doctrina Bolivariana es la lucha por la igualdad, la complementariedad, la inclusión social y la perspectiva de género para todos los países del hemisferio.

"Seguramente la unión es la que nos falta para complementar la obra de nuestra regeneración", advirtió el Libertador.

La agenda de la derecha fascista es absolutamente contraria a la doctrina de Bolívar, pues en su concepción apátrida se acoge a los preceptos de dominación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a saber:

* Entregamos las zonas petroleras y mineras y nos prestan para que hagamos carreteras y autopistas con los consorcios internacionales designados por ellos.

* Nos prestan para ampliar el tendido eléctrico y de comunicaciones (entre otros servicios), pero cobran ellos el servicio de luz y de teléfono una vez privatizados.

* Nos prestan pero pauperizamos los servicios de salud y educación para terminar privatizándolos.

* Nos prestan cerros de la chatarra del dólar, pero tus reservas internacionales las colocas en los bancos que designen ellos.

* Nos prestan pero compras a nosotros las armas con las que reprimirás al pueblo que se levante contra nuestra agenda de medidas económica.

* Te prestamos pero despojas a los trabajadores de sus derechos, y se es flexible (criminal), con el tema del ambiente;

* Te prestamos pero elegimos los ministros de la economía.

Estos programas de "ajustes estructural" obligan a los gobiernos a integrar sus economías nacionales en la globalización del neoliberalismo, para ello, proporcionan un marco en el que la

derecha fascista o las élites locales puedan enriquecerse (mediante salarios más bajos, mano de obra dócil, privatización masiva, y una menor intervención gubernamental, etcétera). En suma, el capitalismo ha generado más pobreza y hambre tras estas criminales recetas.

Indicios concluyentes

Las tasas de crecimiento de la población superan hoy los aumentos de la producción alimentaria. Está en marcha una escasez crónica de alimentos. El sistema capitalista ha devorado las aguas, las tierras, la energía y la agricultura. Colocó en jaque a la humanidad.

Los umbrales catastróficos en los que está subsumida la humanidad arrojan que ni las grandes empresas ni las personas acaudaladas, con independencia de los bienes de fortuna que poseen se eximirán de las consecuencias de la degradación ecológica. La capacidad del planeta para sostener la vida está en una fase terminal.

Luego, en estos mismos escenarios apocalípticos encontramos a escala mundial la delincuencia organizada que está socavando las economías, este paralelismo económico basado en el narcotráfico, el contrabando, el blanqueo de dinero y la corrupción de todo tipo que mueve billones de dólares.

Existen regiones fuera de la jurisdicción de cualquier Estado. Estos carteles han adquirido no sólo poder económico, sino también estratégico. Las bandas y las mafias amplían cada vez su alcance y la política va detrás de ellas. El lucrativo capitalismo gansteril se ha convertido en un accidente financiero.

Las actividades relacionadas con la droga representan el 2% del producto bruto mundial. Los narcóticos son el bien más rentable del mundo. El volumen de ventas de las drogas ilegales está entre el 10% y el 13% del valor del comercio mundial. Tanto es así que si el negocio de la droga fuera una economía regional ocuparía el décimo puesto en el mundo. A pesar de los esfuerzos por combatir este flagelo se calcula que las autoridades sólo confiscan el 10% de la producción mundial. Debido a las elevadas compensaciones muchas personas están dispuestas a asumir los riesgos por transportar y comercializar la droga.

Estos nefastos escenarios son reflejos de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo cuya perfección que le atribuyen, por el contrario, es un caos total. Estamos en una crisis financiera global estremecedora. La democracia hoy más que nunca necesita al socialismo en este mundo de revés en el que está amenazada toda forma de vida.

Vale decir, el socialismo no surge automáticamente, sólo puede ser consecuencia de las cada vez más agudas contradicciones del capitalismo y del convencimiento por los pueblos del mundo de la necesidad de superar la criminalidad del capitalismo salvaje mediante una revolución social.

De tal modo que si se niega la barbarie se rechaza la posibilidad de una vida digna y vivible integralmente, y no como lo hace la derecha fascista (encubridora del cruel capitalismo salvaje) que ha llevado al abandono absoluto a los pueblos.

En fin, con estos amenazantes indicios una vez más el socialismo ha dejado de ser un ideal anhelado por la humanidad durante milenios y se ha convertido en una necesidad histórica.

Por cierto, el reformismo ya no tiene nada que buscar en esta concluyente realidad indisoluble, toda vez que los paños calientes quedaron también históricamente desfasados. La memoria histórica: hacía la crítica y la autocrítica. ¡Venezuela es indestructible!



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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