Alguien cuyo nombre no recuerdo, y no sé si quiera recordarlo, dijo en una ocasión que las dificultades de cualquier proceso de cambios va depurando su militancia. Ello es una verdad del tamaño de una catedral y este humilde aprendiz de escribidor ha sido testigo de ello a lo largo de toda su vida y de la lucha por la construcción del socialismo.
No tiene usted, amigo lector, ni la más mínima idea de cuánto revolucionario de pacotilla he conocido en este transitar y cuántos de ellos gozaron de mi afecto, apoyo.
Los primeros los conocí en la universidad. Dirigentes y militantes de izquierda que vendieron su conciencia apenas les entregaron su ¨cuero de chivo¨. Con ideas de izquierda no se consigue trabajo fue su argumento… lentejas a cambio de conciencia.
Los segundos dejaron la revolución tirada en cualquier rincón, cuando se dieran cuenta que la lucha armada no conduciría a la toma del poder. Al cesto lanzaron sus ideas y se convirtieron en voceros descarados del neoliberalismo y el fin de la historia. Los micrófonos y las cámaras que les ponían al frente para aparentar que a los socialistas se les respetaba el derecho a la libertad de expresión y uno que otro carguito por allí, los transformaron en cipayos de la oligarquía y el imperialismo… el poder y el cargo envileciendo la idea.
Luego están los que sacaron a flote su alma de traidores a partir de las dificultades de la Revolución Bolivariana.
Chavistas a morir cuando solicitaban o consiguieron trabajo en PDVSA o cualquier institución del Estado, superchavistas cuando les otorgaron una casa, megachavistas cuando pudieron comprar el carro con el que jamás habían soñado, extrachavistas cuando les dieron la oportunidad de hacer un postgrado, multichavistas cuando les dieron una pensión.
Estos abandonaron la revolución cuando arreció la guerra económica.
Mientras los ataques eran contra Chávez y la revolución su apoyo fue incondicional porque el impacto personal no era tan alto, pero cuando el ataque afectó su bolsillo, comenzaron a parecerles interesantes las ideas u acciones de la derecha... Chavistas a punta de dólares de cupos de viajeros.
Los últimos son aquellos que aprovecharon el gran corazón del Comandante y su poca habilidad para escoger amigos (no olvidemos a "su padre" Miquilena, a su "hermano" Arias, a su "compadre" Baduel y a tantos otros) para arrimarse al poder y su privilegios.
De esos, unos saltaron la talanquera cuando vieron que el seleccionado para reemplazar al Comandante era un hombre del proletariado.... El marxismo no les daba para tanto.
Los otros, 9como las ratas abandonaron el barco cuando olieron el peligro representado por un posible retorno de la derecha.
Buscando, unos, perdón por adelantado y otros preservar las riquezas adquiridas, se declaran ahora hasta defensores de los "pacíficos estudiantes, luchadores por la libertad, perseguidos por pensar diferentes"... Los cobardes nunca pueden ser revlucionarios .
Es que una cosa es estar comprometido con la idea y otra muy diferente es ser un revolucionario a ratos y dependiendo de las condiciones imperantes. A estos últimos los seguiremos viendo saltar como triqui traqui
Si a sus manos llega esta nota, es muy probable que no esté en ninguno de esos grupos, pero de igual forma lo invito a que se revise