Wilmar Castro Soteldo, quebranto de confianza con Maduro y el fracaso del idealismo cristiano

En solidaridad con la Revolución Cubana

1. Quebranto de confianza con Maduro

Según la revista francesa L'Express, el Teniente Coronel de la Fuerza Aérea (ret.) y actual Ministro de Agricultura, Wilmar Castro Soteldo, ha formulado (en privado) las siguientes críticas al gobierno madurista y la Asamblea Nacional Constituyente.

"Jugar a escalar la violencia contra los manifestantes es irresponsable ya que la oposición es mucho más numerosa y no puede ser aplastada…En caso de guerra civil, no podríamos con ella, ya que somos minoría en el país".

La represión "violenta y desordenada, y los abusos de la Guardia Nacional Bolivariana no hace sino fortalecer a la oposición, por lo que convendría cambiar de táctica y sacrificar a algunos ministros para otorgar garantías (o satisfacción) a la población".

Sobre la ANC opinó que

"no cambiará nada y los problemas en materia de inseguridad y de penuria alimentaria no disminuirán".

Finalmente reconoció, que

"los manifestantes en su gran mayoría pertenecen a las clases populares (y no a la burguesía o a grupos fascistas, como repite una y otra vez la propaganda oficial)".

Si Wilmar Castro efectivamente hizo esos comentarios o no, es secundario, porque se trata de una descripción adecuada de la realidad, con la cual toda persona de sentido común y ética coincidirá.

2. Castro y el "daño colateral" de la guerra

Wilmar Castro Soteldo, al igual que Hugo Chávez, llegó al proyecto del Samán de Guere, después de haber combatido militarmente a la guerrilla venezolana. La sangrienta experiencia les hizo concluir, que el destino del país no podía cambiarse mediante la guerra civil. Desde entonces, a Wilmar Castro Soteldo le tocó varias veces jugarse la vida por la utopía de los jóvenes bonapartistas uniformados de Hugo Chávez. Durante la toma de la Base Aérea de La Carlota, en Caracas, el 27 de noviembre de 1992, el Teniente Coronel cumplió un papel destacado en la detención de los oficiales, comandos y el Comandante de la Aviación, así como en la defensa de la base. Tuvo entonces la trágica experiencia de hacer daño sin quererlo, causando la muerte de un camarada chavista. Cuando la brigada de tanques de Fuerte Tiuna se aprestó a asaltar la base aérea, uno de los pilotos chavistas le preguntó qué debía hacer. Castro Soteldo le respondió: "plomo", y el piloto destruyó con un cohete al primer tanque que se acercaba. Después, Castro se enteró, que este tanque estaba siendo comandado por un camarada militar, que era parte de la sublevación bolivariana.

3. El día del Golpe Militar

El día del Golpe de Estado, el 11 de abril, 2002, llamé desde México a varios amigos para ver si estaban bien, y qué podía hacer para ayudar en la derrota de la asonada reaccionaria de Fedecámaras, Washington y su camarilla de militares vendidos. Localicé a Tarek William Saab, a Raúl Baduel, a "Carlitos" y a Wilmar Castro Soteldo. "¿Estás bien Wilmar?", le pregunté? "Me acabo de despedir de mi familia", contestó. "Estoy saliendo para Maracay, para unirme a Baduel y sus paracaidístas, para derrotar al Golpe de Estado… Llámame más tarde a la 42 Brigada de Paracaidistas, para divulgar en el mundo que desconocemos al gobierno golpista de Carmona Estanga y que resistimos a los golpistas." Así procedimos en esas horas dramáticas, cuando se jugaba el destino de la nación.

4. Arriesgar la vida por la utopía

En honor a la verdad histórica --distorsionada maliciosamente por intelectuales internacionales cortesanos "de izquierda" y la derecha "bolivariana" tipo Diosdado Cabello, campaña que lamentablemente toleró el amigo Hugo Chávez-- hay que manifestar que amigos empresarios burgueses le ofrecieron a Wilmar salvarle a él y su familia del incipiente terror blanco, que las hordas de Carmona Estanga comenzaron a ejercer. Sin embargo, Castro Soteldo declinó las ofertas de salvación, llegó sano y salvo a Maracay, donde nos comunicamos, y se embarcó en uno de los tres helicópteros de la operación militar de rescate del Presidente, en la isla La Orchila. El General Raúl Baduel quería comandar la operación, pero aceptó el argumento del General Alí Uzcategui, de que debía quedarse a cargo de la base de Maracay, en caso de que hubiera un enfrentamiento letal con las fuerzas especiales de la Marina en la isla.

5. La bestia y el túnel

Superado el golpe, invité a Wilmar a nuestras actividades políticas en varios países, para contrarrestar la terrible campaña de difamación anti-bolivariana en los medios burgueses e, inclusive, en grandes sectores de "la izquierda latinoamericana", que tenía viva la experiencia del terror de Estado de los militares criollos. Con grandes dificultades, nuestro Movimiento por el Socialismo del Siglo 21, logró abrirle paso a la verdad sobre lo que había pasado en Venezuela. Compañeros de lucha, como Alexis en el Ecuador, Enrique Gaucher y Toribio en Argentina, Carlitos y Antonio en Venezuela y Sandra Mirna en México, ayudaron en esa misión. De tal manera, que a dos meses del fallido golpe, el 15 de junio de 2002, Wilmar Castro Soteldo estuvo con nosotros en Buenos Aires. En el auditorio de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) establecimos el diálogo con l@s compañer@s de "Familiares de Detenidos y Desaparecidos" y las Madres de la Línea fundadora de nuestra querida Norita de Cortiñas. El ex montonero Enrique Fukman, uno de los pocos sobrevivientes entre los más de 5,000 "desaparecidos" de la ESMA, fue fundamental para lograr reunir a los dos polos. Sostenía, con razón, que "lo militar siempre es un espacio en disputa con la oligarquía y el imperialismo" y que, por eso, la izquierda debe trabajar políticamente con los militares. Corrieron las lágrimas de ambos lados, en este difícil, pero necesario, encuentro con el Teniente Coronel Wilmar Castro Soteldo y las víctimas de los militares. Pero, al fin logramos entendernos y coincidir en la necesidad de trabajar con los jóvenes militares argentinos post-dictadura, para no dejarlos en manos de los fascistas uniformados de la oligarquía. La tarea de los militares bolivarianos, así acordamos, consistía en interactuar con los del Cono Sur, para sembrar los ideales de los Libertadores de la Patria Grande. Su exitosa superación del golpe militar oligárquico les daba la autoridad moral para servir de ejemplo militar hemisférico. Acordamos un intercambio de jóvenes militares de ambas naciones, para impedir que la bestia oligárquica saliera otra vez del túnel para matar.

6. Humanistas cristianos armados

Dentro del heterogéneo movimiento de Chávez, Wilmar Castro Soteldo pertenecía a un grupo de humanistas cristianos uniformados, cuya máxima representación era Hugo Chávez. No eran socialistas, ni sabían de economía política post-crematística --de hecho, hasta el día de hoy no tienen idea-- pero, eran nacionalistas, con un ligero barniz anti-imperialista y, sobre todo, cristianos cercanos a las doctrinas de la Opción para los Pobres, la teología de la liberación. Con el triunfo electoral de Chávez (1999) le llegó la hora de la verdad empírica a su doctrina. Fracasaron como Bartolomé de las Casas en su implementación, como muestra el desastre actual. Algunos, como Baduel, políticamente más centrista que Castro Soteldo y religiosamente más místico y panteísta, se adelantaron a los tiempos y, pese a consultar con la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac (México), fueron derrotados al enfrentarse al mito de Chávez. (En vano le advertí a Raúl, que un ser viviente nunca puede derrotar a un mito.) Pero, la cruz que el destino le había preparado a Wilmar Castro Soteldo era otra.

7. Wilmar Castro, Raúl Baduel y Alí Rodríguez

En tiempos de transición y confusión ideológica extrema, cuando el trotskista James Petras y el estalinista Atilio Borón coinciden, en que hay que reprimir militarmente en Venezuela --qué dirá el pobre Lenin de esta alianza de burócratas que juegan a la revolución-- es fácil de entender que el idealista cristiano Wilmar Castro Soteldo cayerá en tres problemas estratégicas de su praxis de vida. En un ambiente de inmorales arribistas cortesanos, su ideas y modales democráticos de construir el futuro con el trabajo, no podían prosperar en los ministerios de la burocracia central. La necesidad de subordinarse a las decisiones del Presidente y de la camarilla nefasta que tenía sus oídos, lo condenaban a la disyuntiva de la rebelión o del conformismo. A diferencia de Baduel, optó por el conformismo. Y vinculado a esto, cometió el tercer error de decisión estratégica: no se separó del proceso, cuando la utopía comenzó a convertirse en distopia. En tales momentos, sólo la rebelión a tiempo confiere la autoridad moral para la praxis transformadora del futuro. Baduel se adelantó al porvenir y pagó un alto precio: la cárcel. Castro Soteldo se atrasó, quedándose en el pasado. Su cruz, al igual que la de Eduardo Samán, Alí Rodríguez et al, la carga en la soledad de la impotencia política. Idealistas cristianos, dogmáticos y oportunistas "socialistas", unidos en el fracaso de su misión. Los pueblos pagarán el precio de su ineptitud histórica.



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Heinz Dieterich


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