Capitalismo salvaje: hacía un pensamiento único

La imposición de una cartelización global de la información, o de una censura corporativa mundial, ha tenido como resultado directo la manipulación más perfeccionada de la opinión pública, ya sea de una nación o de grupos sociales específicos, incluso en contra de sus propios intereses. De esto se encargan las grandes cadenas informativas -principalmente estadounidenses-cuyas fuentes a pesar de no citarse en muchos casos, son incuestionables y las únicas autorizadas para validar o no cualquier información difundida. Los falsos positivos merodean los espacios informativos para favorecer indiscriminadamente los centros de poder, tanto políticos como económicos.

Así, las operaciones mediáticas en contra de países, gobiernos y personas, además de movimientos sociales y políticos, que resulten contrarios a las agendas políticas y económicas de los grupos de poder mundiales se han propagado sin mucha dificultad, obstruyendo a su vez cualquier posibilidad de obtener una información más veraz, objetiva y fidedigna.

A ello se agregan diversos sitios en Internet que censuran la difusión de ‘noticias falsas’ o que induzcan odios étnicos, políticos y de otra índole, sin embargo esto estaría sujeto a la subjetividad de sus dueños o patrocinadores. De este modo, la verdad informativa estará condicionada por lo que los sectores dominantes -locales y mundiales- juzguen como algo apropiado para toda la sociedad, independientemente de si existen elementos reales y cotidianos que la contradigan.

En Venezuela el bloque de prensa venezolano hace lo suyo bajo las directrices imperiales y a la par con la sociedad interamericana de prensa, donde confluye la colmena de los oligarcas contraria a los intereses supremos del pueblo.

Existe una constelación de representaciones sociales de fuerte contenido político que se propaga con rapidez, va conformándose como sentido común y normalizando simbólicamente situaciones de violencia física y exclusión

extrema. A este fenómeno se lo conoce como "aporofobia", en alusión al rechazo, miedo y desprecio hacia el pobre, al desamparado, ese amplio segmento social que queda fuera del contrato tácito entre individuo y sociedad en el que hay que dar para recibir. Y, en consecuencia, hay que anular a sus líderes y derribar o impedir gobiernos que los incluyan. Este es el odio que han inoculado los centros de poder a través del criminal poder mediático

Consecuentes con dicho propósito, quienes integran los poderes fácticos del planeta desencadenan campañas mediáticas dirigidas a incriminar dirigentes y regímenes diversos, de manera que se justifique, como en los casos de Iraq, Libia, Siria y en nuestros días a Venezuela, cualquier acción militar, financiera, económica o diplomática que contribuya a su debilitamiento y destrucción. Este esquema de violencia, terrorismo y de guerra asimétrica o no convencional, está bien visibilizado.

Por otra parte, debido al consumismo compulsivo, inculcado durante un largo tiempo en un amplio y cada vez creciente segmento de personas en el ámbito planetario por la gran industria ideológica a su total servicio, el capitalismo salvaje -ahora en su ciclo neoliberal o posneoliberal, como algunos analistas prefieren denominarlo- ha podido presentarse como la única alternativa existente para elevar las condiciones materiales de vida de la humanidad, tras un pensamiento único.

Contrario justamente al modelo socialista humanista en el que "yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú", subrayó el Subcomandante Marcos; y en rechazó al sistema capitalista de un pensamiento único el lingüista estadounidense Noam Chomsky manifestó: "La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica porque destruye cerebros",

Herbert Marcuse, sociólogo y filósofo alemán, se refirió décadas antes a esta situación de manipulación de las personas por el capitalismo salvaje en su obra "El hombre unidimensional", publicada en 1964. En ella, Marcuse

escribe que "la función básica de los medios es desarrollar seudo necesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política". Con ello, logran la ocultación total de las causas que producen los diferentes acontecimientos y crisis que agobian, en mayor o menor proporción, a la humanidad entera, sin dar cabida a un análisis real y concreto de los hechos con una visión integradora.

En el fondo, lo que persiguen estos censores globales es la promoción y el reforzamiento de leyes y medidas liberticidas, al estilo de la Ley Patriota estadounidense, y así imposibilitar cualquier disidencia o rebelión de parte de los sectores populares, aún las más justas, al mismo tiempo que impedir la posibilidad de que estos últimos puedan construir por sí mismos todos los espacios potenciales de solidaridad económica y social, en una sociedad participativa y protagónica en la prevalezca la democracia y el Estado de Derecho y Justicia Social.

Jiddu Krishnamurti fue un conocido escritor y orador en materia filosófica y espiritual, sus principales temas incluían la revolución psicológica, el propósito de la meditación, las relaciones humanas, la naturaleza de la mente y cómo llevar a cabo un cambio positivo en la sociedad global, dijo que "no es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma".

Entre tanto, el filósofo español Emilio Lledó, reseñó: "A mí me llama la atención que siempre se habla, y con razón, de libertad de expresión. Es obvio que hay que tener eso, pero lo que hay que temer, principal y primariamente, es libertad de pensamiento. ¿Qué me importa a mí la libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no sabes pensar, si no tiene sentido crítico, si no saber ser libre intelectualmente".



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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