Hemos definido la explotación del hombre por hombre con toda la gestualidad de El Capital (Carlos Marx y Engels), esto es: Los miembros de la burguesía, los terratenientes y banqueros en general contratan asalariados o proletarios, debidamente autorizados por las Constituciones burguesas, y a estos no les pagan completo por sus servicios prestados[1]. Primeramente, no le reconocen parte del trabajo realizado durante la jornada prevista (plusvalía), y luego los intermediarios les dan otro "palo" con precios especulativos.
Además de que la burguesía o sus capitalistas explotan a los trabajadores, dentro de estos mismos algunos permiten y estimulan la explotación del patrono cuando se valen de su mayor productividad para cobrarle al patrono un mayor salario a cuenta de que él es más productivo, como si en realidad su trabajo estuviera al margen del resto de los trabajadores.
Es así en casos del oficial de albañilería, por ejemplo, y su ayudante, o del médico con su enfermera, mientras oficial y médico gozan de buenas entradas, el ayudante y la enfermera reciben míseros salarios.
La idea de trabajo en equipo no ha prendido en ninguno de esos trabajadores, para bien del patrono porque eso es lo que ocurre dentro de las fábricas. La mejor productividad suele responder a al manejo de maquinarias y herramientas varias que al pertenecerle al patrono este las carga como costes, como inversión[2].
Con esa mayor productividad se abarata el costo medio de cada valor de uso por ser más numerosos por hora. Como el patrono reconoce ese "sobretrabajo" de la mano de obra más productiva, asume como beneficio ese menor costo unitario porque carga al valor de cambio las depreciaciones y las mejoras salariales como costes adicionales.
Este coexplotador de los demás trabajadores no entiende que su mejora productiva, en lugar de estar sirviéndole a la sociedad, le sirve al patrono y a él mismo de la manera más individualizada, como si no trabajara en equipo. Ciertamente, por ahora, no priva la productividad media en estas empresas, sino productividades individuales con un salario medio extraído de los diferentes salarios de las demás empresas empleadoras de trabajadores especializados, pero, por ahora, no hay un cálculo de rendimientos medios según el equipo de cada una de las empresas.
De esa manera, cada trabajador recibe una paga individualizada y, a pesar de depender de los demás trabajadores que contribuyen a la cobertura de las diferentes fases de la elaboración del producto, opera y recibe salarios como si él diera cuenta de todas esas fases, como si se tratara de artesanos medioevales o de albañiles constructores de casas ayudados, apenas, por un ayudante al que atribuye muy baja calidad productiva.
Cada asalariado recibe una paga, y su productividad individual se da por pagada con ella por lo que las mejoras productivas se las arroga la empresa, gracias a la cooperación de esos trabajadores coexplotadores del trabajador.
[1] Carlos Marx descubre que el valor de cambio es sólo una fracción de la cantidad de valor trabajo contenida en todas las mercancías producidas durante una jornada. Las mercancías producidas en determinado tiempo tendrán como valor el número de horas de trabajo recibidas, independientemente del volumen de valores de uso producidos por cada hora. Son estos valores de uso los que contienen una alícuota del valor agregado durante esa hora en cuestión. Una mayor productividad de la fuerza productiva se traduce en un mayor número de valores de uso por cada hora y su valor total = 1 hora.
[2] Véase Manuel C. Martínez M. PRAXIS de El CAPITAL.