El Comandante hizo del combate "contra la lógica del capital" el centro de su política, la esencia. Este objetivo estratégico resume lo material y lo espiritual de su pensamiento: comprendió que no se podía derrotar al capitalismo sin hacerlo con su lógica, con su alma estrechamente entrelazada con la economía egoísta. Debemos estudiar la lógica del capital, por allí comienza la comprensión del pensamiento chavista, así tendremos un instrumento para detectar a los falsos chavistas, los que lo nombran y hacen lo contrario a su pensamiento.
El capitalista es embustero, de no serlo se muere, se arruina. La mentira es consustancial a la explotación, al comercio, al núcleo
central del sistema capitalista. La vida del capitalista se confina en vender y comprar, ese es el marco que define todas las actividades; marca las relaciones humanas, que aquí son, más que relaciones humanas relaciones entre mercancías: el amor es una compra y venta, se estudia para prepararse para la venta y la compra, quien tiene dinero puede comprar ingenieros, abogados, diseñadores; de cierta manera se gradúa en un minuto, basta un cheque, o como está de moda hoy, una transferencia. Quien estudió está en mejores condiciones para venderse en eso que con eufemismo llaman empleo. El atracador trata de "valorizarse", a su manera, el corrupto lo hace a la suya, más sutil. Lo fundamental no es ser, sino tener dinero, con eso se puede comprar todo. De esta manera se impuso sobre la sociedad la lógica del tener, dinero en primera instancia, después acapararlo todo: tierras, casas, carros, ropa, símbolos de poder. La competencia es la manera de relacionarse: no hay críticas, sino ataques; no hay opiniones, sino descalificaciones; la destrucción de "la otra mercancía" es la ley del mercado.
La política está inmersa en esta lógica, ya pasaron los días de las controversias teóricas, la polémica está mercantilizada, no hay pensamiento, sólo se habla en compra y venta de argumentos, ya no hay solidaridad, sólo existen socios. Las decisiones políticas son
decisiones comerciales, en lo personal y en lo nacional. Se compran votos, se chantajean con dádivas, se ofrecen celulares; razón tenía aquel que un día fue corrupto y recién candidato a gobernador que sin más afeites inventó la tarjeta "mi negra". Los gobiernantes no han superado a "Don Chepe", inventor de la caja clap (véalo en https://www.youtube.com/watch?v=4HnM0qbYcD0 ). Las luchas políticas son guerras entre mercancías, pugnan por valorizarse, por ser compradas en el mercado de las elecciones. El más conocido es "consumido", el desconocido nadie lo adquiere. La manipulación de la propaganda es vital, el que mejor ofrezca, el más creíble, se queda con el mercado, perdón, con el electorado.
En este ambiente es "lógico" que brote la corrupción, se trata de valorizarse rápidamente, tener dinero para comprar, primero que nada a la justicia, después todo lo material y lo espiritual, de pasar a ser una mejor mercancía, reina de todas las mercancías, ascender con buen pie en el circuito de la lógica del capital. En este ambiente, lo malo, lo no permitido es dejarse agarrar, ese pecado es mortal.
Los revolucionarios deben tener otra lógica, en eso se empeñó Chávez. Aquel "ser rico es malo" tenía esa intención, la revolución sólo será triunfante en la austeridad de sus líderes. No se puede ser chavista y privatizar los Bicentenarios, no se puede ser chavista y llamar como meretrices a las trasnacionales a invertir; no son chavistas los que hoy dirigen desde el gobierno la entrega de la Nación a la lógica del capital, son impostores.