Decía Bolívar aquel 10 de diciembre de 1830 en la quinta de San Pedro Alejandrino. Cito textualmente "Mis últimos votos son por la felicidad de la patria, si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión. Yo bajaré tranquilo al sepulcro" Y el 17 de diciembre, 7 días después de esa proclama muere, lejos de su patria por la que tanto luchó, traicionado por quienes lucharon a su lado y luego se convirtieron en las llaves que abrieron las puertas a la destrucción de su legado, disolviendo por completo la Gran Colombia y entregando sus países en manos extranjeras. Desde entonces el sepulcro de Bolívar se ha mantenido vacío (hipotéticamente) Porque la patria que él soñó y luchó, no logró consumarse, lejos quedaron sus luchas y sacrificios, a la historia pasaron sus hazañas, que en nuestro país fueron distorsionando poco a poco, porque sólo nos contaban fragmentos de lo que fue su lucha. Hasta que llegó Hugo Chávez a contarnos la historia, y a enseñarnos a amarla, sentirla y valorarla. Entonces dejamos en el sepulcro sólo su cuerpo. Porque su espíritu que nunca había bajado, emergió para comenzar a caminar los países que había perdido, y cruzó mucho más allá de las fronteras, latinoamericanas haciendo camino al andar, caminó de la mano del hombre que retomó su lucha y jamás se desvió del camino, Hugo Chávez,
Después de 200 años, el pensamiento bolivariano vuelve a emerger, y fueron 14 años de lucha constante, de intrigas, traiciones y desafíos, el líder de esta revolución pierde su lucha contra el cáncer el 13 de marzo de 2013, pero meses antes el 8 de diciembre de 2012 está fue su proclama: "No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria".
Se marchó confiando en su pueblo y en quienes se sentaron a su mesa y compartieron su comida. Y ¡Sorpresa! El pueblo sigue fiel, aunque muchos resentidos, pero conscientes que con la derecha no caminan para ningún lado. Ahora aquellos que lo acompañaron en su lecho de muerte, fueron los primeros en aprovechar las coyunturas difíciles y como aves de rapiña se lanzaron al ataque, buscando destruir lo logrado por el comandante, muchos de ellos se atrincheraron haciéndose llamar defensores de la revolución, pero desde allí le han hecho un favor enorme a la derecha rancia, que jamás ha cesado en su intento de enterrar por completo todo lo que huela a revolución. Chávez sabía de los enemigos que tenía fuera de sus filas, porque los combatió desde el comienzo, y salió airoso de cada uno de ellos, se fue integro, incólume y con el reconocimiento del mundo entero como líder. Pero erró cuando confió ciegamente, en muchos de sus ministros y allegados, el enemigo más cercano se sentaba junto a él y le aplaudía cada decisión que tomaba, de esos no se defendía porque confiaba en ellos. Sin embargo luego de su partida podemos suponer cuánto sufrió Bolívar con la traición de Santander, cuan vivo estaba Santander que encarnó en unos cuántos adoradores de Hugo Chávez, que le juraban lealtad al hombre, pero no a su causa, porque para ellos esa causa debía mantenerlos en la cúspide del poder o de lo contrario, no tendrían nada que defender.
Es importante entender que a pesar de los traidores dentro del gobierno, la lucha de Hugo Chávez continúa viva, porque es el pueblo y la lealtad de Nicolás Maduro, quien la mantiene y será el pueblo quien tenga la última palabra, si fuera por aquellos en los que él confió y se rompían las vestiduras por él, estaríamos contando otra historia, continuaremos escuchando noticias de nuevos traidores, y mientras esto ocurra el sepulcro continuará esperando, por aquellos que no han tenido descanso.