Además de las siete (7) líneas estratégicas, síntesis del programa de gobierno para el próximo período de Hugo Chávez, el Presidente ha lanzado dos propuestas más: el Partido Único y el Congreso Ideológico. Oportunos planteamientos pues invitan a la discusión de asuntos trascendentales y definitorios del Proceso Revolucionario. Además, en plena campaña, enriquece el debate. No solo para confrontarlo con el de la oposición ---que no ha aparecido todavía, ni discusión política ni programa de gobierno--- sino para asumirlo al interior de los factores identificados con la Revolución. La discusión es necesaria porque homogeiniza la base fundamental que le da sustento al Proceso, valga decir, la concepción ideológica que diferencie reforma de revolución. Se escudriña la razón de ser de una revolución por la vía democrática, electoral, pacífica en Venezuela. Se establecen, en fin, las categorías que nos van a permitir a todos transitar de manera más clara hacia el Socialismo del Siglo XXI.
El propio Presidente ha convocado a la militancia revolucionaria a iniciar las discusiones sobre el Partido Único y, queda entendido, que lo mismo se aplica a la preparación de los papeles de trabajo que serán presentados en el evento ideológico del 2007. A estas discusiones no hay que tenerles miedo, ni deben ser excluyentes. A lo del miedo, me refiero, porque hay quienes las usan como manipulación colectiva. Revestidos de alguna porción de mando o de dirección dentro de las estructuras copulares o burocráticas, asustan a la comunidad identificada con el Proceso y enamorada de Hugo Chávez para que no se discuta porque eso afectaría la campaña. Tremendo error conceptual y de claridad ideológica. La discusión es pertinente ya que de eso se trata: definir la acción para consolidar la Revolución. Esto pasa por expresar todas las ideas y concepciones que se tengan. Evaluarlas, determinar sus fortalezas y debilidades, enriquecerlas y, como producto acabado, someterlas a la consideración del colectivo nacional por la vía de las asambleas populares.
No se puede permitir que las cúpulas de las organizaciones políticas y aquellos que ejercen las parcelas del poder del Estado emitan, tal decreto, una cartilla que exprese cómo será el Partido Único, quienes participarán en el Congreso Ideológico, cual es la base teórico-conceptual del Socialismo del Siglo XXI. Si eso llegase a suceder, se impone otra vez más las posturas reformistas de los contrarrevolucionarios. Profundizar la revolución y preparar las condiciones para que se apliquen las 7 líneas estratégicas, demanda: (i) conciencia revolucionaria colectiva, (ii) confrontar al clientelismo como práctica de la derecha del Proceso que opera activamente y, (iii) generar un pensamiento coherente que avance hacia la construcción de los preceptos, principios y postulados de la nueva tesis del Socialismo.
Por otro lado, se pone en práctica la exclusión cuando los sectores copulares, nueva élite del poder, pretende apropiarse del conocimiento y haciendo de su uso un monopolio que maneja a su discrecionalidad, ignora a priori a la base popular. Pretender convertir la propuesta del Partido Único como exclusiva competencia de ellos, comprueba su apego a la cultura recibida de la IV República. La exclusión y el miedo son empleados para anular la producción de las ideas de quienes no pertenecen a los círculos de poder. Esta postura de la élite forma parte de sus mecanismos sutiles para alienar al colectivo revolucionario.
La revolución tiene que erradicar la cultura reformista que se ha heredado de la IV República. Pensamiento, hábitos, costumbres pragmáticas, decisiones sujetas al dominio del consumo, racionalidad del mercado basado en las principales leyes del capital ---acumulación y beneficio--- todo esto constituye el engendro materializado por el sistema político de la democracia representativa. Cultura que sigue viva y si no se confronta pude llegar a devorar a la Revolución. La discusión abierta con base conceptual y contenido racional del pensamiento es una de las vías para oponérsele a la contrarrevolución. Acto derivado de la conciencia el cual tenemos que asumir, justificarlo y lucharlo para derrotar a tres factores adversos: (i) la derecha del Proceso; (ii) la oposición reaccionaria; (iii) el analfabetismo ideológico de amplios sectores de la militancia revolucionaria. El Partido Único y el Congreso Ideológico son motivos concretos para definir los rumbos del Proceso Bolivariano en esta coyuntura de fin de fase y finales del 2006.
izarraw@cantv.net
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