Desde que Chávez se hizo un personaje público, y líder de un potente movimiento político electoral, se arrimó a varios campos políticos e ideológicos. Recordemos que en sus primeros años como político público, Chávez se manifestó como seguidor de la "Tercera Vía", propuesta política adelantada por el intelectual inglés Anthony Giddens. En el fragor de la contienda electoral de 1998, los colaboradores cercanos del Comandante Chávez hacían enormes esfuerzos por "blanquearlo" y atraerlo a su campo político, lo presentaban como un político distanciado de la izquierda y del socialismo. Tampoco podemos olvidar el apego de Chávez con el "Oráculo del Guerrero", del cual tomaba constantemente citas y se extendía en sus explicaciones. Chávez continuó evolucionando políticamente, así que en 2005 se declara, por primera vez, socialista y anti-imperialista. Un socialismo que no ha sido definido con claridad todavía. Después del golpe del 11 de abril, a su victorioso regreso al Palacio de Miraflores, el Comandante Chávez se dirigió al país con un crucifijo entre sus manos, reafirmando ante el mundo su fe cristiana.
Puedo afirmar que una de las debilidades políticas del chavismo es su apego a la religión, la impotencia mostrada hasta ahora para romper con la religión y su perniciosa influencia. Chávez en "Golpe de Timón", presentado en el "nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana", nos deja una moraleja después del cuento del chigüire y el cochino: "Así estamos nosotros con el socialismo: "Tú te llamas socialismo, chico", pero sigues siendo en el fondo cochino. Yo hago estos comentarios, producto de reflexiones, algunos estudios y comparando con la realidad." Con esta moraleja, Chávez se refería a la necesidad de cambios profundos, que no nos contentáramos con los cambios superficiales, de apariencia. El propio Chávez nos muestra con la intensidad que vivió sus últimos años, el difícil camino de la evolución política del ser humano, de lo difícil que resulta cambiar. Uno de los cambios profundos que se nos plantea en este difícil momento que vivimos es la superación de la religión, hacer el ser humano más humano.
Esa ha sido una de las grandes preocupaciones de los socialistas. Por ejemplo, enfatizaba Karl Marx que ser radical es ir a la raíz, y que la raíz es el ser humano. Bien explica Marx, en sus "Manuscritos Económicos-Filosóficos de 1844",
"Un ser solo se considera independiente cuando es dueño de sí, y solo es dueño de sí cuando se debe a sí mismo su existencia. El hombre que vive por la gracia de otro se considera un ser dependiente. Sin embargo, uno vive por la gracia de otro cuando le debe no solo la manutención de su vida, sino que, además, ese otro ha creado su vida, cuando es la fuente de su vida, y su vida tiene necesariamente ese fundamento fuera de sí cuando no es su propia creación. La creación es, por tanto, una idea muy difícil de sacar de la conciencia del pueblo. El ser por sí mismo de la naturaleza y del hombre le es inconcebible, porque se contradice con todas las cosas tangibles de la vida práctica." (p. 113, versión publicada por la editorial Pluma)
¿Por qué liberar al chavismo de la perniciosa influencia de la religión? Porque la religión tiene como fundamento dejar en manos de Dios el destino de los seres humanos. Destino que a su vez ya estaría, desde la perspectiva religiosa mística, predeterminado por Dios mismo. Porque la religión no le permite al ser humano reconocerse como creación propia sino como creación de otro, de un ser superior. Porque la religión es anti-revolucionaria y es uno de los vectores de la incorregible reproducción del capital.