¿Conocimiento cierto y lógica dialéctica?
¿Moral vs soberbia ecléctica?
La verdad, es la esencia imprescindible como condición para la justicia social, que estructura la paz y su libertad sin enajenación, procedente de la doctrina ética democrática responsable, con método humanista, para derivar de ella orden al progreso en desarrollo con disciplina sujeta en ley: democracia sin elites, ideal virtuoso de Estado de derecho, justicia social objetivamente eficaz, concreta, eficientemente efectiva: la estabilidad moral de todo gobierno que se estime revolucionario.
De la moral Kantiana a la moral madurista ¿el socialismo humanista, un solo pueblo?
En el sistema filosófico expuesto por Immanuel Kant , Alemania, 1724-1804, respecto al conocimiento y la praxis de lo ético, la moral y el derecho se basan en un fundamento común, el denominador común resultante de la razón práctica que principia con el sentimiento y la voluntad humana para una razón autónoma y, esto es, que el hombre en sociedad de derecho encuentra la ley de sus acciones a través de su razón práctica, pues el fundamento de la obligatoriedad de las leyes morales no se puede encontrar en las condiciones y circunstancias presentadas por el mundo, sino a priori en los conceptos de la razón pura. La razón práctica. El imperativo categórico de la voluntad y su ética.
¿"…En Venezuela, la democracia es para los muchos, y lo justo es lo que es bueno para toda la gente…"?: N. Maduro Presidente
https://www.aporrea.org/actualidad/a262747.html
Derechos morales para la páz: libertad, justicia, verdad y política.
"…todo ser racional, existe como fin en sí mismo, no solo como medio." I. Kant
Sociedad, virtudes y leyes en la praxis humana.
Obvio que al ser la República un gobierno de leyes y no de solo hombres inmersos en virtudes, le es lógico que tienda a ser incompatible con la soberanía, no solamente entendida como potestad absoluta desde la condición humana para la eficiente entidad colectiva de la nación legitimada por la confianza mutua entre los ciudadanos y sus instituciones, que respetan en común el marco legal establecido, no como una soberanía abstracta ni vinculante de muchos hombres por promesas; sino en la voluntad de acción de los asuntos trascendentales humanos-nacionales. Por eso se dice que la soberanía tiende a escabullirse, que es inalcanzable por la sola "Razón", de que no se puede poseer como un sofisticado objeto, pero si estamos obligados a buscarla, nutrirla y preservarla y, su garantía es la justicia social efectiva, sin elites, para la paz.
Tratando de deponer con ello el conocido aforismo marxista "La violencia es la partera de toda vieja sociedad preñada de una sociedad nueva"
Un triunfo con violencias, a la larga, lo que resulta son miseria humanas.
El poder de respetar la ley haciendo uso racional de la Libertad y el poder de infringirla haciendo una irracional actuación delimita el Estado de soberanía. La confianza es así, la legitimación del juego dialéctico republicano, del ejercicio de la política plenamente establecida y aceptada al ser deliberada y perfectible entre todos.
Así pues, las leyes morales, no nos son impuestas por ningún ente, ni siquiera por Dios, él solo prescribe y tenemos libre albedrío, sino que nos las imponemos nosotros mismos a razón de voluntad en concordancia con el bien público y privado, actuando racional libremente, desde el reconocimiento del otro con deber y obligación personal para la individual libertad hasta la comunitaria.
Si queremos una sociedad más justa tenemos que actuar de manera tal que hayan fronteras que ni intereses cualquieras, ni leyes, ni políticos gobernantes u opuestos estén autorizados a traspasar.
Verdad, esencia de la justicia para la paz: libertad sin enajenación: ética virtud democrática responsable: ¿Venezuela?
De los derechos morales: soberanía, deberes, racionalidad de la concreta justicia para la paz.
Sin tratar de confundir violencia legítima con ilegitima, la violencia sea cual fuere es detestable fascismo que intenta el que las leyes se hagan aplicables solo para el pueblo llano que siendo a la vez más débiles y más numerosos prescribe que necesitan ciertas restricciones que no alcancen ni tengan que ver grupo oligárquico poderoso alguno. Así en todo gobierno oligárquico lo esencial es que el pueblo no invada nunca la autoridad de los poderosos.
No con la idea fija de que podemos tener como deber el aliviar el sufrimiento humano, intentando la consabida "justicia social para la paz" de mejorar las condiciones de oportunidades con circunstancias y condiciones expresas también a los menos favorecidos, que aunque esto no forme parte de una obligación moral individual conforman en su conjunto la necesidad de la pluralidad reciproca humana, la mutualidad de los acuerdos para el Estado de bienestar total, es decir de las distintas clases sociales todas incluidas como el poder soberano de lo verdadero y legítimo de todo cambio, reforma o revolución necesaria para la paz.
No una concepción acomodada de la verdad de acuerdo a unos fundamentos interesados y solubles en un medio preciso y restringido
Así, con ésta visión se parte de la idea de que cada nación tiene derecho a elegir por sí misma y para sí misma la forma política de gobierno, de allí su derecho público e institucionalidad que considere más adecuado para su estado armónico de crecimiento económico y espiritual para su felicidad como una epistemología nacional para una ética y una gerencia en justicia.
Ahora, el problema planteado a los inevitables sistemas revolucionarios es el reconocimiento en lo interno y externo, no solo a un grupo de autoridad ejemplarmente probo, sino a la genérica incorporación conductual a la doctrina colectivista, la sociedad acción, en pensamiento, palabra y obra a través del sistema educativo con una pedagogía constantemente en reflexión hacia el logro de una conciencia posible como norma moral superior que otorga validez irrestricta a todas las leyes. La soberanía popular
Leyes hechas entre suscritos acuerdos, devenidas del debate parlamentario con su necesaria oposición como acuerdos colectivos para el desenvolvimiento social en todos y cada uno de los ámbitos nacionales e internacionales.
El Estado de Derecho Docente; ¿pedagogía ética Estado crítico, rector actual?
Es irrefutable en el caso venezolano el surgimiento del empoderamiento desde el origen de la base del común ciudadano, o más académicamente como; la ontológico del poder popular , que despacha el poder otorgándolo democráticamente legitimo desde las raíces populares sujetas a la etnicidad, el empoderamiento del pueblo y su representatividad protagónica desde y con los de arriba, donde se trata de realizar la felicidad colectiva en función de la esencial doctrinaria que le prescribe genuinamente, "la justicia social para la paz" como lo señala oportunamente el finado Hugo Chávez, y, por ello una libertad necesaria de un código ético escrito en nuestras razones y conciencias.
¿La condición soberana actual?, justicia de paz no se impone, se desarrolla con, y dentro del progreso.
Por lo tanto, no habrá y no hay soberanía más que con una condición: no tener la efectiva eficacia de la eficiencia del ejercicio del poder público y de su oposición como norma a seguir en la contraposición del juego político, dialéctica útil mente necesaria que es acción a entender administrativamente en la cosa organizativa pública; la política y lo político como saber lo que es malo y lo que es bueno, para su transformación eficientemente propia y productiva.
Así pues las normas que fijan esas fronteras provienen del derecho natural conjuntamente paralelo en el marco cultural de socialización aunado a las nuevas y revolucionarias legislaciones, que en el caso venezolano es progresistamente inédito y ejemplar al desarrollo histórico en ciernes de una revolución socio-política administrativamente aceptando en común las normas como parte esencial del ser humano integral con una unicidad dentro de las diferencias.
Verdad, esencia de la justicia para la paz: libertad sin enajenación: ética virtud democrática responsable: ¿Venezuela?
Teniendo clara que la aceptación absoluta de la inviolabilidad de la libertad así entendida con sus derechos y disentimientos incluidos es lo soberano para la paz, y, no el poder por sí, y en sí mismo.
Con ello es obligatorio que la razón pura tenga que someterse a la crítica de todos los sectores de la esfera social y, con ello preservamos una soberanía básica e imprescindiblemente independiente de la imposición de la voluntad de un grupo mayoritario o no, sobre otro.
Así la soberanía popular dejaría de ser una expresión sin sentido práctico y asistiría evolucionada a través de las adquisiciones históricas de las nuevas jurisprudencias vertidas en textos de constituciones suscritas entre iguales y opuestos a la paz mundial devenida de la justicia soberana, pero solo con éstos vitales preceptos orgánicos éticos.
Ética y derechos humanos para la paz.
Los contratos sociales así aceptados en democracias participativas y protagónicas populares surtirían mayor efectividad sin destruir la virtud del electo gobernante ni de su adversario electoral, ni la de sus respetables electores como autoridades soberanas esenciales para fomentar y preservar la paz .
Necesario el Estado donde predomina este sistema de buenos vecinos --¿el Estado Comunal?-- unidos por un mínimo vinculo de niveles de organización social establecida e indestructible, donde no se impone la pulsión de lo que arbitrariamente tengamos que actuar y, en cambio nos proporciona los indicios y recursos casuísticos para comunicar lo que pluralistamente está ligado al sentir individual no privado, al sujeto colectivo necesario nacional, la libertad honesta, honrada y responsable.
Con ello se fortifica la acción moral en una especie categórica de sistema político de gobierno. El Estado Moderno Social, incluyendo la familia como primera institución, el sistema educativo y las diversas relaciones de producción nacional que representan el promulgado Estado Docente. Una moral política para la conciencia posible para la justicia de paz.
Verdad, esencia de la justicia para la paz: libertad sin enajenación para el desarrollo hacia el progreso: ética virtud democrática responsable: ¿Venezuela?
Bibliografía
Metafísica de las costumbres. I. Kant