1
Precios y salarios
Existe una lucha a muerte entre los precios y los salarios. Los precios llevan una ventaja de aquí a la China. Por más que aumenten todos los días, los salarios, la ventaja es descomunal, y los empresarios, comerciantes y bachaqueros saben eso. Por eso no les importa que aumenten a los militares, a los funcionarios, a los educadores, a los trabajadores, en general. El gobierno luce maniatado ante los precios. Por un lado, se sientan y hablan de precios acordados, y, por el otro, está el acelerado aumento sin que nadie lo frene. Nada vale perder el tiempo hablando de esto o aquello. Pura paja, pues. Ese rosario tiene tiempo y nada se ha conseguido.
2
El chillido llega al cielo
Dios está alarmando. Ya se oye el chillido de los venezolanos y venezolanas en el mismísimo paraíso. Y no es para menos. La ama de casa se vuelve loca buscando, buscando y buscando lo más barato. Y eso no existe. Barato murió hace rato. ¿Qué hacer? Esa es la pregunta que no tiene respuesta. Nadie sabe cómo poder estirar los churupitos para medio comer, para vestir a los muchachos, para sus útiles escolares, para sus helados. No hablemos de los medicamentos, porque ese sí que es una bomba más poderosa que las que lanzaron los gringos en Hiroshima y Nagasaki. Es una bomba mata gente, aún sin explotar. Imagínese usted si llegara a explotar.
3
Yo le pregunté a un amigo comunista, que cual creía el que era la solución a este caos. Y me dijo, a boca de urna: "Camarada, aquí no hay para dónde coger. O se hace la revolución ya, o Tremp nos va a quieta el país para entregarlo a los lacayos criollos que no han podido derrotar el chavismo en elecciones". Y yo le inquirí: ¿entonces esto no es una revolución? Y me respondió: "No, nada que ver. Esto se parece a todo, menos a una revolución. Mire compadre, Fidel, junto al Che, en 20 años hubieran hecho 20 revoluciones, de verdad, verdad. No esta cosa. Que no es ni chica ni limonada".