Pensé mucho antes de proceder a escribir este artículo. Después que valoré los cantaros de improperios que me enviarían a través de mi correo, me solté de las amarras, y comencé a escribir fluidamente, sin darle importancia a los insultos. Haré como cuando uno recibe un regalo y lo devuelve, por la razón que sea. ¿Quién se queda con el regalo? La persona que lo envió. Así que devolveré los insultos, en un sobre sellado, a los insultantes. No les quedara otra que quedarse con ellos.
Cuando se hable de ser consecuente con el legado de Hugo Chávez, y de su proceso revolucionario, el primero que hay que llamar a la primera fila es a Dios dado Cabello Rondón. ¿Por qué? Porque es uno de los pocos que vive este proceso hasta en lo más profundo de los tuétanos de sus huesos. Ese no se rasgas las vestiduras para pantallear, como muchos lo hacen. No necesita de estas morisquetas, porque desde hace rato demostró quien es, y de que fibra está hecho.
Este proceso revolucionario, en embrión, tiene en el hijo prodigo de El Furrial, su fundamental pilar. Diosdado, ha demostrado a través de estos casi 20 años de lucha y victoria, que es de una sola astilla. Dije, en otra oportunidad, que es lo más parecido a Sócrates, el filósofo, por su autenticidad. Tiene un solo gesto. Un solo lenguaje. Una sola postura. Un mismo amanecer. Y su mensaje es el mismo: bajo un lenguaje llano y directo. Habla claro. Sin muletillas, ambages, sin titubeo, medias tintas y sin culebreo. Es auténtico, pues. Por eso es amado por quienes creen en él, y odiado por quienes le temen. Quienes, por cierto, en su mayoría, quieren verlo con un montón de tierra sobre su humanidad. Esa es la pura verdad.
Diosdado Cabello, sin estar citando a Gramsci, Mao Tse Dong, ni a Marx, Lenin, Fidel o el Che, a cada momento, es uno de los revolucionarios más consecuentes, más firmes y defensor a ultranza del legado de Hugo Chávez. No tengo la menor duda de que este camarada, en una situación de peligro para la Patria, tomará las armas en sus manos, y si habría que irse a las montañas a combatir al agresor, allá estará como uno de los pilares donde descasa el proceso que nos dejó Hugo Chávez. Es un soldado íntegro y listo para lo que venga. Listo para servirle a la revolución y a su país.
AGREGADO:
Aclaro, para los malos intencionados, que no recibo prebendas, de ningún tipo, de manos del vicepresidente del Psuv. No pertenezco a grupo alguno que apoye a este señor. Ni siquiera recibo la atención debida como enfermo de cáncer por parte del gobierno o institución del Estado. Vivo de mi pensión militar y la del Seguro Social. Me siento totalmente libre para decir lo que me de la gana.