Los ENTECOS DE LA IZQUIERDA son aquellos que en viendo a un gobernante ser destrozado, atacado a muerte y sin compasión por los perros del imperio gringo y sus secuaces, optan por aliarse a la jauría. Así se siente mejor y más "revolucionarios", a la vez protegidos por la clientela de la derecha (por si acaso el susodicho cae), en el momento de ejercer sus ofensas, sus agudezas y maldiciones. ¿Para qué convertirse, alguien en otro enteco más, en un instrumento mercenario del imperio? ¿Qué sentido tiene eso? ¿Será que aún no les parece suficiente voz y poder con la de los gringos y la Unión Europea para intentar echar abajo al chavismo, y también quiere meter su cuchara, como minucia, en ese coro?

Cuando Jacobo Arbenz fue fieramente atacado por los gringos, los izquierdistas entecos del tipo Rómulo Betancourt se hicieron los locos y hasta se indignaron contra el pobre presidente de Guatemala porque estaba "deteniendo el progreso que a ese país llevaba la United Fruit Company". Nunca estos entecos de la izquierda protestaron contra ese monstruoso crimen de los gringos, y después le cayeron a dentelladas a Fidel Castro.

No dejaré de preguntarme, ¿por qué si usted ve al imperio, a todas las transnacionales, a los monstruosos procreadores de fosas comunes en Colombia, a todos los cerdos de la ultra-derecha de América Latina lanzarse con desbordado odio contra un gobernante que viene de suceder a otro que fue derrocado, escarnecido y luego asesinado por los propios gringos y por esa misma banda, por qué y para qué, entonces usted se va a embanderar con tamaña abominable comparsa? ¿Para qué un tuñeco más en ese mar de poderosos armados hasta los dientes, INSISTO? ¿Con qué fin, INSISTO? ¿A cuento de qué, INSISTO? ¡Bendito Dios, qué libre es el culillo en este mundo! Esto no tiene sino una sola explicación, aunque se le busquen mil atajos: COBARDÍA, COMODIDAD y un palpitante y reiterado CULILLO que no deja de correrles por la rabadilla a los susodichos…; culillo empalagoso y nada gratuito, y que bien puede tasarse en dólares, en sensaciones sutiles, en aplausos VIP, en goces materiales contantes y sonantes.

Es que el EXQUISITO ENCANTO DE LA BURGUESÍA resulta tan tentador, que bien vale una… misa. Así acaban pensando los entecos de la izquierda, para ir poco a poco entregándose en brazos de la derecha, y a la vez seguir diciendo que están contra el sistema. Cursis, coño. Y por eso, se fueron en cambote contra Chávez muchos de ellos en apenas éste asumió el poder en 1998. Después, los émulos de estos entecos han seguido tanteando ese mismo terreno de "dudas", "condenas", "críticas" y "rectificaciones".

A tal Alberto Fernández se le ven todas las fisuras de los reacomodos que anda buscando sin todavía haber cogido el "coroto". Por eso vemos en una viñeta al colega opositor de don Alberto Fernández, diciendo que las comparaciones son odiosas y que él por otro lado es más inteligente que Lenin Moreno y que además tiene la virtud y las palancas físicas naturales para poder correr. Está cogiendo don Fernández hartos datos de don Pepe Mujica que no ha dicho ni ñe de lo que le han hecho a Rafael Correa, y que cuando abre su jeta es sólo para condenar a Venezuela. Se encuentra en la misma línea decentita de la Bacheletita de doña Camila Vallejo, decidida a olvidar su pasado y a venderse bien caro, que sobrará quien la compre

Alberto Fernández, cual un perfecto Lenin Moreno, se lleva las manos a la cabeza horrorizado ante el informe de la Bachelet sobre el tema de los derechos humanos en Venezuela y dice: "¡Che, son siete mil muertos, no es cualquier cosa!". No tengo la menor duda que de estar vivo Néstor Kirchner, aquel glorioso héroe de la PATRIA GRANDE, le habría metido a este hijo de puta un tremendo plomazo moral.

¿La Cristina ante esta declaración, y tras bambalinas, sonreirá, la muy pícara que nada dice? ¿Qué será lo que está pasando con esos embelesos? ¡Ah!, ya sabemos… llegar a un acuerdo con el imperio gringo, con el FMI y con la Unión Europea. Ojo que no será gratis: a costa de que esas entidades traten de volvernos añicos a nosotros los venezolanos.

Ninguno de ellos tiene la grandeza de Chávez y por eso mismo le odian. Por esta misma razón, desde hace mucho tiempo me ha escamado ese horrible farsante de Pepe Mujica, de cierta la estirpe de los entecos de Uruguay que toda la vida han sido redomados blandengues y traidores. Lo siento, tengo algo en la garganta que debo soltar: ¡no creo en izquierdistas SUREÑOS!, y sobre esto escribiré un trabajo histórico contundente.

La tragedia de cierta izquierda en Latinoamérica es que siempre ha tenido miedo de gobernar: eso para ellos es demasiado arrecho. Ha preferido dedicarse al papel de hacer oposición desde la calle o desde algunos periódicos, le parece más cómodo y a veces… más rentable. Aquí en Venezuela la izquierda estuvo casi un siglo haciendo el guabinoso papel de opositores echándole un tirito al gobierno y otro a nosotros mismos (¡cuántos más críticos más apartados de la realidad!), y todavía habríamos seguido en ese merequetén de no aparecer Chávez quien trató de darles lecciones magistrales que nunca les interesaron.

Y a partir de 1958, a falta de carácter y de decisión, unas veces esa izquierda se cuadraba con los adecos y otras con los copeyanos. Tuvimos un partido "revolucionario", que cuando The New York Times publicó que Carlos Andrés Pérez (CAP) era agente a sueldo de la CIA, se indignó terriblemente e hizo una declaración pública mundial condenando tan "alevoso ataque". CAP no dijo ni pío, pero sí salió la fulana izquierda enteca a defenderlo. En fin, la verdad es que no se puede mandar a lavar tantos paltos en este mundo…