Ayer me encontré en el Parque del Este a un viejo compañero de trabajo, el cual conozco como adversario del Presidente, y me sorprendió porque ostentaba una cruz en el pecho, y de paso, por fuera de la camisa. Por curiosidad le pregunté: ¿Y esa cruz, tu no eres escuálido? Y me respondió: Por supuesto, ¡soy católico, apostólico, bolivariano… y antichavista! ¿Cuál es el problema?
Por un momento pensé que me estaba tomando el pelo. Pero no, que va. El hombre se puso serio, y pronto advertí que no debía incomodarlo más. Podía herir sus nobles sentimientos. Inmediatamente le cambié el tema y le pregunté por los demás compañeros y compañeras de trabajo.
Aparentemente él no sufría de ninguna disonancia cognitiva, como dicen los psicólogos. Él estaba clarito. El que quedó confundido fui yo. Al regresar a mi casa no pude dejar de revisar algunas notas para reordenar mis ideas y transcribirlas en este artículo. Quién sabe. A lo mejor él tiene un amigo que visita Aporrea de vez en cuando, y por casualidad lea estas líneas, y luego se las comente cuando le vea en el pecho, como lo vi yo, a un Cristo crucificado —por amar a los pobres— padeciendo en el corazón de un escualido.
Da risa ¿verdad? Pero también da indignación. Porque hay muchos que no lo saben, es cierto. Ocupados en producir para los capitalistas, no han encontrado un tiempito libre para revisar la doctrina cristiana ni el ideario bolivariano. Sin embargo, también los hay fariseos, hipócritas. Estos sí conocen las enseñanzas de ambos luchadores sociales, pero se hacen los locos.
Los apóstoles difundieron las enseñazas de Jesús con tanta dedicación, que no merecen que haya personas que todavía lleven una cruz guindada del cuello y no sepan por qué la llevan. O tal vez sí lo saben: "Para que Jesús los proteja y les de prosperidad material".
Para los que no tienen tiempo de revisar el Nuevo Testamento, aquí tienen un pasaje del libro de Los Hechos de los Apóstoles (Hch. 2.43 - 47):
“Todos estaban asombrados a causa de los muchos milagros y señales que Dios hacía por medio de los apóstoles. Todos los creyentes estaban muy unidos y compartían sus bienes entre sí; vendían sus propiedades y todo lo que tenían, y repartían el dinero según las necesidades de cada uno. Todos los días se reunían en el templo, y en las casas partían el pan y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y eran estimados por todos; y cada día el Señor hacía crecer la comunidad con el número de los que él iba llamando a la salvación”.
Como lo lee amigo: “…repartían el dinero según las necesidades de cada uno”. ¿Eso no le suena a comunismo marxista? ¿Será que Marx se copió de Jesús?
Ahora revisemos un fragmento del Discurso de Angostura pronunciado por Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819:
“Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada política y social”.
De aquí leemos que a pesar de que la naturaleza hace a los hombres desiguales, las leyes deben establecer la igualdad política y social. O sea, que no debe haber división de clases sociales. ¿Será que Marx también se copió de Bolívar?
No amigo lector. Marx no se copió de Jesús ni tampoco de Bolívar. El sentimiento y el pensamiento humanista son inherentes a la especie humana, y fue, es y será condición necesaria para la misma supervivencia de la humanidad. Es mejor repartir la presa, que matarse por ella. Así vivían nuestros antepasados antes del genocidio que cometieron las élites y los ejércitos españoles en Venezuela. Y así también viven actualmente los Sans del Kalahari como testimonio fiel de que el libre mercado es una aberración del hombre por el hombre.
Finalizo este breve recordatorio, deseándoles a mis amigos de Aporrea y a todos los comunistas cristianos, unas felices navidades y un victorioso 2007 de resistencia y contraataque a nuestros enemigos externos, a nuestros enemigos internos y a nuestros enemigos chavistas liberales, fácilmente reconocibles por sus hábitos de consumo.