El proyecto del Tren Electromagnético, Telmag, de Alberto Serra Valls no fue escuchado por la Universidad de Los Andes ni por la Gobernación de Mérida, y ahora nos complace mucho que las Fuerzas Armadas lo estén asumiendo como suyo, y que ahora el Presidente Chávez lo conozca de boca de su eminente creador. Para mí, Alberto es un singular y extraordinario patriota venezolano, que sólo nació en Cataluña, y que recobró el verdadero sentido de su destino al luchar a Venezuela y luchar por lo nuestro. Recuerdo vivamente, cuando a eso de las 11 de la noche del 12 de abril de 2002, Alberto fue hasta mi casa y me dijo: “José, tengo vergüenza de llamarme venezolano”. Estaba destrozado, conmovido, sin poder entender la saña, la virulencia, la demencia horrible de aquellos golpistas que tanto vivían hablando de democracia, pero que no aceptaban en absoluto que alguien que no fuese de su banda los pudiese gobernar. Desde aquel día Alberto se convirtió en un fervoroso miembro de la Clase Media en Positivo, y lo que nunca imaginó en su vida, prácticamente lo vimos convertido en todo un decidido partidario de la política revolucionaria del Presidente Chávez en todos los ámbitos. En 2003 dictaba una conferencia en Barcelona, España, cuando un catedrático catalán se atrevió a criticarle la política de nuestro Presidente, y Alberto fue contundente: “Sepa usted que Chávez está llevando a cabo una segunda independencia de Venezuela”.
El 6 de diciembre de 2002, ocurrió la matazón aquella Plaza de Altamira, y ese día estaba yo con mi familia en la presentación de un libro de Gisela Barrios en la Librería Kuaimare de Mérida. Alberto Serraval se había ido por carretera con su hijo para asistir al mitin que al día siguiente daría Chávez en El Silencio. A eso de las 10 de la noche, me envío un mensaje desde Acarigua: “José, ya te habrás enterado de lo que pasó en Caracas. Esta gente está realmente desquiciada y decidida a hundir en sangre a este país. ¿Qué me puedes referir de lo que está pasando?”.
Alberto era otro venezolano al que se le venía negando insistentemente toda forma de servirle a su país. Un científico y técnico con grandes conocimientos en el área ferrocarrilera, al que no se le permitió, por ejemplo, desarrollar su formidable proyecto TELMAG auténticamente venezolano para Mérida (y en cambio se trajo un Telebus que es un sistema que ya se está desechando en muchas partes del mundo); el TELMAG es un sistema muy propio para vencer las dificultades de las alturas, del desgaste y de la fricción. Treinta años de lucha procurando convencer a los políticos de que debemos hacer nuestra propia red ferroviaria en lugar de importarla; en un medio, en el que desde el siglo XIX ha venido primando en estas cosas el negocio de la importación de chatarra que deja una jugosa diferencia para quienes la negocian. Frustrado, desilusionado, quemando y quemando cartuchos de su inacabable artillería, cual otro Godot, permaneciendo fiel a sí mismo, esperando; en una espera casi eterna, escribiendo cartas, enviando docenas de copias de su proyecto a tantos entes gubernamentales, cuando ahora, ¡ALBRICIAS!, finalmente se le escucha.
En una entrevista que le hice en 2001, se confiesa como otro venezolano que lleva casi tres décadas arando en el mar, pero que jamás ha perdido la esperanza de que al final triunfará.
- ¿Y por qué te viniste a Mérida, Alberto? – le pregunté.
- Eso fue hace unos veinticinco años, y fue para continuar este proyecto de Sistema de propulsión, sustentación y Guía Magnética Mediante Motores Lineales de Reluctancia Sincrónica. Simplemente una propuesta de sistema de transporte propulsados por motores electromagnéticos, que hay una gran variedad, y el asunto era buscar algo más funcional, confiable y económico.
- Tenemos inmensas riquezas minerales y naturales, y somos sin embargo unos parias. ¿A que se debe esta paradoja?
- Como tú bien sabes, las paradojas tienen un gran valor en el estudio de las ciencias, pues muestran cuan engañosa puede ser a veces la intuición. La intuición, fuente de todos los descubrimientos científicos que no han tenido lugar por azar, es también fuente de los mayores errores. Las paradojas se desvanecen a la luz de la razón.
- ¿Pero cuál es a tu parecer el error más grande que está cometiendo el gobierno?
- Que no está generando empleo a la velocidad requerida. No es la mejor forma de generar empleo comprando por miles de millones de dólares mercancía al exterior que es lo que se está haciendo, o importándolo todo. Pretendemos importar todos los metros, todos los ferrocarriles, todos los carros y además cada alcalde y cada gobernador escogiendo el tipo que le guste sin saber que la diversidad en estas cosas puede ser además de costosa, catastrófica para la Nación. Esto no lo ha hecho ni lo hace ningún país. Aquí se han arraigado con tal fuerza intereses tan poderosos y contrarios a los nuestros que es muy difícil arrancarlos en tan poco tiempo, ni hacerles una guerra directa. Y tenemos más de un ejemplo de lo que ha pasado en nuestros países latinoamericanos cuando esto se ha tratado de hacer. No te olvides que a las transnacionales lo que les convienen es hacernos totalmente dependiente a ellos, porque todo lo sobrante y todo lo que no les sirve no los mandan para acá, y además este tipo de humillación mantiene que vivamos de la exportación de materia prima.