Hemos venido haciendo seguimiento a los artículos del Ing. Rafael Ramírez y se ha observado que ofrece una intención velada de venderse como un mesías ante la crisis que vivimos los venezolanos y aprovecha la ocasión para lanzar sus dardos contra la "dictadura" del presidente Maduro, colocándose como el que no quiere la cosa, como una opción salvadora que vendría a redimir al sufrido y golpeado pueblo venezolano; sin percatarse que el fue genio y figura en el gobierno del presidente Chávez y luego de Maduro.
Me comentaba una de las tantas asiduas lectoras de Aporrea, que había leído algunos de sus artículos, qué le dejó cierto gaje de fascinación y aportes. Algunos, decía, atiborrados de cuadros estadísticos y gráficos, que no son necesarios para la comprensión literaria. En la última entrega. Una vez que había abordado la problemática política del país entra con todas sus suspicacias, acusaciones y el tira y encoje de la situación del país. Nos decía la analista, que aquí se encontró con alguien que venía a presentar problemas; pero no a dar correctivos; sino por el contrario es la pluma de alguien que pretende venderse como el plus ultra para ocupar el solio presidencial de Miraflores. Ya se ha convertido en una especie de obsesión, que luego de sus sesgados análisis, de verdades y medias verdades y mentiras, ofrece como conclusión su soterrada aspiración de ir ganando terreno dentro del chavismo y no chavismo.
Nos dice que Maduro magnifica las sanciones, que el pueblo recibe todo el golpe de la situación económica; mientras que el equipo gobernante no recibe para nada las embestidas de la situación económica. Se habrá hecho Rafael Ramírez la interrogante del ¿por qué? El pueblo soporta con estoicismo, el hambre, la miseria, a causa de la cruel realidad impuesta por las criminales sanciones y bloqueo y sabe hacia dónde dirigir la mirada. No obstante presenta a un Maduro que no se inmuta ante la carencia de las más ingentes necesidades; pero para nada se percata de los enormes esfuerzos que tiene que hacer el gobierno para cuadrar el presupuesto en aras de cumplir con el CLAP, los servicios públicos casi gratuitos, vivienda, pagos a universidades entre otros. Hasta en las peores dictaduras, sus gobiernos se detienen en los gastos sociales, construcción de obras de infraestructuras. Sin embargo Rafael Ramírez no observa nada positivo por ningún lado. Cómo se le puede exigir a un presidente, frente a un criminal bloqueo, sin vender una gota de petróleo; con todas las compuertas cerradas, donde si avanza dos pasos, retroceden cuatro; producto del asedio brutal del imperialismo y sus aliados. Es más, el gobierno promulgó una Ley antibloqueo para buscar una salida a la crisis, para neutralizar el efecto de las sanciones y no suceda, por ejemplo, que promulga un aumento salarial y antes de hacerse efectivo, el dólar aumenta discriminadamente pulverizando el poder adquisitivo.
Si leemos con detenimiento sus sesudos análisis, no hay que hacer mayores esfuerzos, para captar a través de ellos, que esta alertando una especie de caracazo disfrazado, pero el venezolano está consciente, que es lo que hay detrás del telón y quién mueve los hilos y que noten en él una especie de oasis en el desierto para una futura candidatura presidencial.