Vivimos en la era científico técnica vinculada a la sociedad del conocimiento, sin embargo muchos están excluidos de ella, no alcanzan a tener acceso a las redes sociales por cuanto no disponen el acceso a internet, la brecha digital se agiganta, menos tener capacidad de discernir sobre el consumo de las informaciones, "los fake new", los falso positivos, muchos no tienen consciencia política por lo que son engañados, son fáciles presa de los medios privados, de las corporaciones transnacionales de la información, ellas juegan un papel de modelación de la subjetividad, de reproducir el sistema de producción capitalista, un papel reservado a la hegemonía del neoliberalismo, en circunstancia no solo de gobiernos neoliberales, sino también en gobiernos progresistas y de izquierda donde se despliegan aún más con mas encono, de manera continua en el marco de la batalla de las ideas, por conquistar las mentes, las opiniones públicas y engañar a los electores.
Podemos entender dicho fenómeno del engaño, de la manipulación en los gobiernos neoliberales, pero no así dentro de los gobiernos progresistas y de izquierda, por cuanto que aquí asume el Estado un papel diferenciado, consecuente con la democracia y los intereses populares, se procede a iniciar un programa de recuperación de la población del fardo del pasado colonial, la herencia empobrecedora de los gobiernos neoliberales neocoloniales que abandonaron la escena del poder, del Estado minimizado, siendo así, se procede al resarcimiento de la deuda social, es la respuesta a los problemas de salud, educación en todos los niveles, vivienda, empleo, pobreza social, etc. como actividad necesaria para recuperar a la población.
Desde este punto de vista se habla de inclusión social, la democracia inclusiva, se trata como los señalan Gregson y Losacco de: "contradicciones entre un estado que debe lidiar con las demandas de inclusión/consumo fundadas en las aspiraciones de la cultura del petróleo, mientras que al mismo tiempo debe enfrentar las demandas de participación…." (Romero y Lossaco; 2020:84-85). Dejamos establecido que la cultura del petróleo condicionó al pueblo, a percibir la renta en forma de consumo de bienes importado, la nación no produce lo que necesita, la renta petrolera le provee no solo sus necesidades sino hasta las necesidades más superfluas, tal es el caso venezolano, en otros países el mismo proceso se reproduce dado que estas economías dependientes de la exportación de materias prima, siguen un mismo patrón de consumo sustentado en las renta de los commodities, modelo de producción basado en el extractivismo.
En Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela entre otros gobiernos progresistas y de izquierda se dieron respuesta pública a los problemas sociales, se intentaron cerrar la brecha de la desigualdad social, se alcanzaron logros materiales por "los gobiernos progresistas", logros realizados en la primera década del siglo XXI logros que han sido posible mediante la instrumentación del Estado, su democratización, la conquista del mismo en función de los intereses sociales, del Poder que ha hecho posible colocar esta maquinaria para responder las necesidades sociales, el bienestar popular.
Nos preguntamos, ¿si lo alcanzado hasta ahora fue insuficiente en materia de reformas sociales, si las reformas instrumentadas por las reformas y revolución social y política en estos países no fue consistente como para consolidar una opinión que se afianzaran en el poder a los representantes progresistas y de izquierda, por ejemplo? Sin embargo fuimos testigos vemos muchos de ellos perdieron las elecciones presidenciales, Rousseff, Kirchner, Lugo, incluso en Venezuela se perdió las asamblea nacional, el parlamento, estos hechos nos obligan a pensar que pasó, ¿si el gobierno gestionado mejorías sociales, elevando el nivel de consumo, determinados sectores de la población no comprenden a quién beneficia las políticas públicas de los gobiernos progresistas?, ¿No son capaces de asimilar dichos cambios?
Claro; hay situaciones de situaciones, excepciones políticas, en Brasil donde Rousseft fue criminalizada políticamente, al igual que Lula Da Silva, iguales hechos acontecieron en Paraguay con Lugo, todos fueron víctimas de golpes blando, golpes parlamentarios, en cambio en Bolivia fue víctima de un golpe de Estado, en Venezuela sigue la guerra más intensa, la guerra más despiadada por desplazar del poder a los chavistas, en especial, al presidente Nicolás Maduro, estos hechos tienen repercusión en la población social, crean confusión en la población, desmoralizan al pueblo de sus líderes, aparten de que se sirven del discurso anticorrupción para desmeritar los líderes de la revolución democrática y socialista.
Este problema nos indica que pese a que los gobiernos progresistas y de izquierda mejoran los niveles de bienestar social y no solo del consumo, notamos con preocupación que se generan una paradoja, pese elevar el nivel de vida del pueblo, la izquierda progresista no termina por consolidarse, las reformas implementadas no terminan de ser internalizadas por el pueblo, el papel del cambio social, del cambio material de vida como condición del cambio de la consciencia social. El pueblo ha quedado atrapado con la mirada ensimismada en lo material, aspirando emular a otras clases sociales, su sistema de vida, la clase burguesa en su nivel de vida, estilo de consumo, y modo de vida propagado por ella misma mediáticamente.
Aquí está incidiendo, la modernidad/colonial. Estamos antes como dicen Gregson y Losacco un resultado "….problemático proponerse transformar la sociedad prometiendo cumplir con el horizonte de deseos con el cual han sido colonizadas nuestras expectativas. Resulta que hacer esto, sustentar las políticas públicas en el curso de la inclusión, se convierte en un gran obstáculo para la democratización social…" (Ibíd., p. 85) y la revolución socialista, puesto que: el "horizonte donde lo deseable es realizarse en el consumo, siendo esto posible solo en el mercado" (Ibídem). De manera pues; que el pueblo no es consciente que la sociedad progresista le da la oportunidad realizarse, no es el mercado en si que le extiende los derechos de consumo, que lo incluye a la sociedad de consumo, a diferencia del mercado, que no es nada democrático, que erosiona su poder de compra, que le inhibe de alcanzar los bienes, que lo expulsa de su seno. El pueblo no tiene consciencia de esta dinámica.
En Venezuela pese a haber llegado hasta superar "Las Metas del Milenio" antes del año 2015, logramos muchos indicadores satisfactorio hasta el 2017 inclusive, y aún seguimos conquistando grandes metas, por ejemplo en materia de viviendas habitada por el pueblo, hemos elevado el nivel de vida de la población hasta el 2013, año en que comienza a revertirse muchos de los indicadores en salud, educación, esperanza de vida, entre otros, acceso al agua, electricidad, aseo, etc., alcanzamos incluso índice de desarrollo humano medio alto, sin embargo mientras logramos el ascenso de la calidad de vida, apreciamos determinadas opiniones contradictorias, no así el pueblo afianzaba su conciencia, social, su identidad política, su apoyo al proceso revolucionario democrático y socialista. ¿Qué ocurre?.
El pueblo venezolano está atrapado en una cárcel epistémico existencial que le trajo la modernidad del petróleo, de la exportación de la materia prima, esa materia mágica que lo inserta al progreso, a disfrutar de la modernidad y su modo de vida, sin mucho esfuerzo, a vivir la sociedad del bienestar dependiendo de la deuda y las exportaciones petroleras, lo cual la sociedades de mercado le crea una ilusiones de consumismo, de riqueza, en la que la utopía del mercado, le invita a depender de un Estado desarrollista, la vía para vivir bien sin pensar en la colonialidad del modernismo, menos en la posmodernidad. Un lado oscuro que el pueblo no percibe, deslumbrado por las los bienes importados y la sociedad de bienestar, pero que se derrumba al menor titubeo de los precios de los commodities, se sumerge de nuevo a ver el atraso, la dependencia y el subdesarrollo además a buscar un culpable, al Estado y los gobiernos, en este caso de gobiernos progresista, no el mercado.
La paradoja subjetiva del consumo se da en que mientras elevabas el nivel de vida material no así el beneficiario, el pueblo, a éste mientras mejoras su situación de vida, muchos aspiran a competir y emular un estándar de vida de clase media superior preso de la ideología pequeñoburguesa, en este sentido, el gobierno progresista no consolidara conciencia social, simplemente porque no transforma el estilo de vida, no sustituye la conciencia del modernismo, no crea el ecosocialísmo, un modo de vida no consumista y esquilmador de la naturaleza, se limita las reivindicaciones materiales, el respaldo a su política social en su totalidad. Muchos sectores populares pese a gozar de apoyo público a estas políticas, no ansía la revolución social, sienten que ellos se lo merecen como ciudadanos, que es un derecho natural, pero que no han conquistado, pero no ven que el neoliberalismo cuando se los arrebata, no disciernen que en estos gobiernos neoliberales son conculcados esos derechos sociales.
El pueblo no discierne el problema de la herencia de la modernidad, el colonialismo, cree aún que por haber alcanzado "la independencia" tan solo por haber logrado la soberanía política, es el caso de los pueblos latinoamericanos y caribeños, no descubren, la "…estructura de dominación/explotación donde el control de la autoridad, de los recursos de producción y del trabajo de una población determinada lo detenta otra de diferente identidad y cuyas sedes centrales están además en otra jurisdicción territorial…sin duda engendrada dentro de este y, más aún, sin el no habría podido ser impuesta en la intersubjetividad del mundo de modo enraizado y prolongado" (citado por Aníbal Quijano citado en Grebson y Lossaco, Ibíd., p. 89).
Existe una línea abismal, un nivel de vida abismal, entre los pueblos dependientes, neocoloniales de los países en desarrollo y el de los países capitalistas desarrollados, estos tienen el control del mercado, de los recursos de producción y del trabajo, mediante las corporaciones transnacionales, ellas pertenecen a otra identidad, obedecen a otra autoridad, al imperialismo, imponen su dominio no solo en la producción sino también el consumo, los patrones de vida, el modo de vida, reproduciendo el sistema capitalista mundial como sistema mundo.
Podemos decir que esta primera paradoja de la subjetividad hegemónica se da en que mientras se hace justicia social, mientras se reduce los desniveles sociales, la desigualdad social, por aplicación de medidas ejecutada por el gobierno bolivariano, ya sea mediante las misiones sociales, brazo ejecutor de las políticas públicas, en el caso de Venezuela, en especial aquellas receptores de las rentas petrolera, redistribuidora de la riqueza, a la par no se genera "un sentido común", un sentimiento de agradecimiento, de reconocimiento social por la reivindicación de la dignidad social en el pueblo, el sistema imperialista al notar el ascenso social, el nivel de vida, la operatividad política de los satisfactores sociales, se activa una lucha encarnizada contra los países progresistas, por ver retroceder sus triunfos sociales que son a la vez triunfos políticos.
Hay reacciones frente a tales políticas, puesto que mientras la clase media (sectores pequeño burgueses medio alto) se resiste a ver como el gobierno eleva la condiciones sociales de vida del pueblo, estos ven invadida su posición social, su status, lugar en la sociedad por ser son contrarios a la política de igualación social, de la democratización de la renta, de la riqueza incluso, es estigmatiza de populismo, es la negación a ver democratizada la riqueza, en una condena a vivir en democracia, e igualdad social, el neoliberalismo es clasista, racista y sexista, no admite el reconocimiento de los derechos sociales. Pues trata de la herencia modernidad colonial, ella opera mediante su sistema de dominación imperialista, se operan los poderes ocultos, velados, una forma enredada en la que los medios difunden propaganda racista, étnicas, de género, sexuales y descalificaciones en general como una fuerza centrifuga de rechazo social, activando la visión genocida-epistemicida: "te cristianizas o te mato, te civilizas o te mato, te desarrollas o te mato, te incluyes al mercado o te mato" (Grecson y Lossaco, Ibíd., p. 91)
No hay alternativa al progreso del modernismo, al desarrollismo occidental, cristianizado, a la civilización capitalista, al mercado, o lo aceptas o te bloquea, te sanciona, te ahoga económicamente, te asfixia financieramente, te acordona sanitariamente con otros países como si padecieras de una peste, pero lo que está en juego el otro ser, otra identidad, tal es la lógica del sacrificio de los pueblos, su libertad, su independencia, soberanía, el derecho a ser otro, a vivir sin desposesión, a disfrutar de las riquezas, a vivir la expectativa de humanidad, a contraatacar la anulación del imperialismo, contra las imposiciones en la las relaciones de intersubjetividad entre los pueblos, parafraseando a Grecson y Losacco cuando dice; "quien puede hablar, como se puede hablar, sobre qué temas se puede hablar dentro de la cárcel epistémico-existencia" (Ibíd., p.91). Vale decir quién puede hablar, que se debe decir y como decirlo en el concierto de las naciones ejerciendo sus derechos en el marco del multilateralismo, y no solo eso, adentro de las naciones, en nuestro caso en el mundo de las relaciones de la intersubjetividad.
Del lado del pueblo hay quienes son partidarios de la democracia, de la igualdad social, otros simplemente aceptan dicho proceso, aspiran a mas, tratan de homologarse con la clase media, emularla, penetrados como clase por los prejuicios de la clase media, por su estilo de vida consumista, modernista y despilfarrador, por eso creemos que no se ha podido crear una ideología contrahegemónica, una subjetividad contrahegemónica, muchos lo ven como justicia social concuerdan con el fin de la ideología rentista en este sentido, sin embargo queda anclado en el, en la enfermedad del rentismo mágico del estado, sometido a una dependencia en desmedro del trabajo, subordinado a una proyecto ideológico de la modernidad, ahora de la postmodernidad, que tiene una cara oculta, la dependencia, el neocolonialismo, el sacrificio del proyecto civilizatorio capitalista occidental, ocupando dentro de la matriz del poder, de la división internacional del trabajo, simple exportadores de materias primas y el papel de consumidores, al cual a los commodities le dan lugar privilegiado.
Esta es la principal crítica del neoliberalismo a los gobiernos progresistas y de izquierda, cuando se proponen hacer uso de la renta del estado para apoyar la empresa privada, para que esta, como motor del crecimiento económico genere empleo, pese a que la empresa privada siendo generadora de bienes y servicios, no distribuye eficazmente la renta de la producción, se ensancha la brecha entre el capital y el trabajo, para los empresarios y la clase media, el rentismo mágico del Estado, crea parasitismo en la sociedad, dependencia social del Estado, pero encubren la polarización social de la riqueza, la desigualdad social bajo el neoliberalismo.
En los gobiernos progresistas y de izquierda la reivindicación social producto de la redistribución de la renta petrolera, en el caso venezolano, ha favorecido la sociedad y la democracia, sin embargo según la visión clasista propalada por la burguesía, de estigmatizar tal proceso es visto como populismo de izquierda como hemos dicho, cuando en verdad la democracia es verdadera, si ella es equitativa, es ecuánime, aspira a una sociedad no igualitarista, más justa, a cada quien según su capacidad, a cada quien según su necesidad, ir de este modo, nivelando la sociedad.
En el caso de Venezuela está en marcha este proceso ascendente del nivel de vida, de reivindicar garantías sociales, derechos sociales, aunque se ha detenido, se ha accidentado como resultado de la guerra hibrida impuesta por los Estados Unidos, el grupo de Lima y la conspiración internacional del capitalismo mundial. Pero además de estas adversidades, las expectativas modernista de la sociedad venezolana quedaron atrapadas ideológicamente hablando, "en el relato mítico de la riqueza petrolera, emergiendo el fantasma de la Gran Venezuela, y más tarde el de Venezuela Potencia" (Grecson y Lossacco, Ibíd., p. 96). Todo bajo el embrujo del modernismo, de la ideología del progreso petrolero, del progreso social, como el único vehículo salvador.
¿Por qué no termina las reivindicaciones sociales satisfacer a todos, a más de la mitad de la población los programas sociales, porque la oposición conquista el poder de la asamblea nacional en el 2005, y el gobierno se ve en apuros, la población beneficiada de las políticas no termina de apoyar del todo al gobierno, pese a mejorar las condiciones materiales de vida, logrando la igualdad material en vivienda, salud, educación, etc, incluso recibiendo subsidios directos mediante un instrumento tecnológico como la cuenta electrónica del carnet de la patria?. Ciertamente se han logrado mayor cohesión social, mayor cohesión política, mayor apoyo al gobierno, en especial del pueblo al movimiento chavista, al partido político del gobierno, el PSUV, partido socialista de Venezuela, pero, en la década de Chávez, surgió un fenómeno, "el aburguesamiento del pueblo" en la medida que aumentaba su nivel de vida, aspiraban vivir como la clase media, su estilo de vida, de consumo, los medios privado en sus marketing lo difunden lo han reforzado toda la vida, "el espíritu capitalista", la ideología burguesa, el estilo de vida, los patrones de comportamiento social y su modo de vida.
Fuentes consultadas:
1.-Romero, Gregson y Lossaco, José Romero (2020. La revolución Bolivariana y la cárcel epistémico-existencia: la tensión Inclusión/participación desde un horizonte descolonial. Véase en Pensar distinto, pensar (de) colonial. Editorial El perro y la rana, Caracas, Venezuela.