Tanto la ilustración liberal como el socialismo utópico son proyectos políticos de organización de la sociedad, nacen en diferentes momentos históricos, el uno plantea una sociedad guiada por la razón, sustentada en el orden natural, en los derechos naturales de los hombres, en la liquidación del feudalismo, y crear las condiciones para la libre competencia económica de una sociedad burguesa dentro del marco de la evolución social. La sociedad para el Siglo de las Luces no es más que un conglomerado de individuos que establecen relaciones entre si bajo la forma de un contrato social, mediante el, se comprometen los individuos a fundar la sociedad o el Estado. En la concepción del Siglo de las Luces, o de los Librepensadores, el individuo humano es un "ser natural" determinados por las leyes naturales de la mecánica. Concidencialmente; el Socialismo Utópico se propone organizar la sociedad, derivando su socialismo de "las propiedades eternas naturaleza humana", tal cual la asumieron los Librepensadores, de igual manera entienden el socialismo por una sociedad guiada por "los principios de la razón", cuyo régimen tiene en cuenta las necesidades de la naturaleza humana.
Ambas concepciones tiene en común un "proyecto racional" de sociedad, mientras que la concepción del Siglo de las Luces se basan en crear una sociedad burguesa que había alcanzado su madurez política, en cambio el socialismo utópico partía de las criticas a las condiciones económicas de explotación, de reivindicar la justicia social, de fomentar un "espíritu racional justo", equitativo en el derecho del trabajador al producto del trabajo. Ambas concepciones reconocen las contradicciones del capitalismo, pero se oponen a "la lucha de clases y a la abolición de la propiedad privada". Los utopistas, consideraban que el proletariado podía construir la sociedad socialista, pero veían a esta clase en la necesidad de "tutela", es decir que no era capaz de asumir su protagonismo, y solo manejaban el aspecto de "la revolución", como un instrumento solo para intimidar a la burguesía, pero en su propia acción rechazaban la revolución y todas las demás formas de lucha política.
¿Cómo entonces, pensaban realizar el sociedad ambas concepciones?, los racionalistas liberales se la plantearon por la vía de crear mediante la institucionalización de una Constitución, un marco legal subordinado, donde se reconoce la propiedad privada, en cambio los utopistas, pensaban realizar su socialismo por la vía de crear artificialmente instituciones inventadas, cooperativas, falansterios, etc., por medio de una propaganda pacífica, educativa que apelara a la razón y los sentimientos de igualdad y libertad, lo mismo que los intelectuales del Siglo de las Luces, depositando en la Educación el papel de las transformaciones sociales. Del mismo modo; los ilustradores y lo utopistas buscaban en la sociedad la armonía social, la cooperación de clases y quería colocarse por encima de ellas, actuar a nombre del Estado, en nombre de la humanidad, para no hablar de ninguna clase en particular.
Ambas concepciones "reconocen la propiedad" como la base del edificio social, pero no cuestionan las relaciones de propiedad privada, las relaciones de explotación que habían comenzado en el Siglo de las Luces. Son partidarios del progreso de la naturaleza humana, de las facultades intelectuales del hombre, del progreso de la producción, del tránsito gradual del feudalismo al capitalismo, así como de este al socialismo. Tanto los ilustradores liberales como los utopistas, no se plantearon abrogar las leyes sociales del capitalismo, por lo tanto existe el rechazo a la actividad practica revolucionaria.
Tanto los ilustradores liberales como los utopistas se plantean el progreso de las fuerzas productivas, en la cooperación armónica de los individuos y las clases sociales, pese a las contradicciones insalvables del capitalismo, a la concentración de riqueza y de pobreza, finalmente el socialismo utópico despojado de su vestimenta socialista, de su apariencia socialista, termina sirviendo a la burguesía, una forma de tal servicio es mediante el socialismo pequeñoburgués, el estimulo a la pequeña propiedad, extendiéndola a toda la sociedad, democratizando la propiedad, con ello desemboca en la filosofía del anarquismo, en el individualismo burgués, productor de mercancías.
El pequeño burgués decepcionado de la competencia capitalista, arrollado por ella misma, desequilibrado por las condiciones individualistas de la sociedad burguesa no ataca las condiciones burguesas de las cuales sufre, sino que propone ir más lejos, preconiza la libertad absoluta, y se vuelve contra "la organización coercitiva del Estado". Desde este punto de vista; el socialismo anarquista pugna por construir una nueva sociedad por medio de la liberación del individuo, afirma que la emancipación de las masas es imposible mientras que el individuo no se emancipe, es aquí donde vuelve a encontrarse el Siglo de las Luces y el Socialismo Utópico. El anarquista, quiere cambiar la conciencia del individuo mediante la Educación sin detenerse a pensar que "la mentalidad burguesa solo podrá desaparecer si, previamente, las relaciones burguesas de producción que son las fuentes de ella, son liquidadas, es decir cuando las propias masas se hayan liberado de la dominación de las relaciones burguesas de producción, y ello precisamente por medio de la lucha política que ha de permitirle adueñarle del poder".
Otra de las coincidencia en las manifestaciones de los librepensadores y socialismo utópico, es que conciben al Estado en un organismo situado por encima de las clases sociales, cree ingenuamente como los librepensadores en la eficacia de "las medidas legislativas", su fe en la democracia formal, partiendo de la idea metafísica de que los hombres son buenos y racionales por naturaleza, y en consecuencia, aprovecharán las posibilidades que le ofrece el Estado para su desenvolvimiento físico e intelectual, por consiguiente la sociedad se transformaría progresivamente hacia estadios superior de racionalidad, por vía pacífica, gracias a la cooperación de las clases sociales.
Marx demostró que el pensamiento socialista del siglo XIX no fue un sueño de los hombres de buena voluntad, sino la búsqueda de una sociedad que aminorara el sufrimiento social, fue el resultado de las evolución de las ideas críticas de la ilustración a la sociedad burguesa, en todo caso, ambas ideas preconizan la actividad pasiva de las masas, la evolución social, el estar sometido a las leyes económicas, la negación de la acción política para determinar los cambios de la sociedad, la fe en el desarrollo de las fuerzas productivas como base del progreso, la neutralidad política del pueblo, el papel de la educación en la creación de ciudadanía, la fe en los medios pacíficos de la democracia burguesa, muchas veces apelando a una actitud contemplativa, demandando un socialismo pequeño burgués populista.
Fuente consultada:
.-Môlnar, Erik (1974). Fuentes ideológicas del materialismo histórico. Ediciones de Cultura Popular. México.