(Premoniciones de Carlos Marx)

Globalización o Capitalismo terminal

Podríamos estar hablando de la cara *positiva* u optimista del fenómeno más imperializante conocido hasta hoy, del fenómeno de la máxima universalización del comercio burgués, de su industrialización sin cortapisa de ninguna índole, y para cuyo cumplimiento de cobertura planetaria no cuentan ya las teorías sociológicas, ni religiosas ni políticas ni los viciosos acervos bibliotecarios, sino la más individualizadora categoría neomaterialista: la figura el mercado mundial desde donde se pretende dirigir la producción de los bienes que es tanto como imponer globalmente la ideología más aberrante y fracasada del hombre, la que dicta que primero pensamos y luego comemos.

Estamos hablando del *neoliberalismo* en su fase terminal, liberalismo comercial se entiende. Es el capitalismo agonizante que debe cumplir sus nueve meses matriciales para dar a luz un nuevo y robusto ser social, a manera de una metamorfosis sobreviniente de feto a ser humano, a persona nueva en un mundo que si bien alberga todos los vicios, toda la cultura, todas leyes y todo el paquete cultural pacienzudamente elaborado, será un ente nuevo que irá dando cuenta motu proprio de nuevas formas organizativas para unos nuevos hombres ya deslastrados del prejuicio del lucro porque este ya no funciona, deslastrado del prejuicio religioso porque ya no ocurren milagros; deslastrado del prejuicio científico porque ya no se sintetizan medios resolutorios del hambre, ni de la miseria humana.

Esta máxima globalización, otrora conocida con el despectivo de IMPERIO, sería el resultado, como fase final, de todos los conatos imperializadores conocidos, desde los incipientes imperios comercializadores con predominio de transacciones de compraventa sobre la contrata obrera, para arribar al contemporáneo imperio industrioproductivo anglosajón.

Este neo y metaimperio, ya madurado en estricto cumplimiento dialéctico de sus cambios cuantitativos sufridos, terminará mapeando hasta el último acre industrializable, sembrando falsas esperanzas de una irrealizable prosperidad industrial, pero que antes de ese embarazo a término, individualmente seguirá albergando crédulos y animados capitalistas menores hasta que ya no quepa la menor duda de que este sistema debe morir en dicho parto. Ya para entonces cesarán los estudios de factibilidad, las prospecciones y los cálculos de rentabilidad y las conquistas políticas de gobernantes y cipayos, ya todo se habrá agotado.

Y semejante mapeo industrial global se cumpliría indiferentemente al lado de ingentes masas de marginados, y ese meguimperio desembocará ineluctablemente en un cambio de la calidad productiva y comercial, en una fase terminal donde ya nadie pensaría en la contrata asalariada porque esta ya no resultaría rentable. Sobre qué pasará y cómo será no lo podemos aventurar. Aquí tiene razón el analista Paolo Virno: De los nuevos escenarios productivos germinarán las nuevas categorías sociológicas.


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Manuel C. Martínez M.


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