No es fácil escribir en pasado, sobre todo cuando se trata de nuestros afectos, es duro ya que involucra una carga emocional muy grande, un dolor que oprime nuestro ser y nos lleva a un viaje de recuerdos innatos, las lágrimas cruzan la luz y atropellan las reminiscencias de las vivencias compartidas.
David siempre fue un personaje, de procedencia humilde y caminar pausado, salir a tomarse un café por el centro de Caracas con él, era una experiencia única, muchos se acercaban a él para saludarlo, darle un abrazo, conversar un poco sobre la situación política y económica del país, todo un personaje, con una carga de amor indiscutible, solidario pleno y siempre honesto.
Cómo no recordar aquellos días en que se escabullía y llegaba a nuestra oficina en busca de un cigarro, escondido, para que una de sus hijas no se enterara que aún fumaba, nos hablaba de sus motivaciones, de su constancia revolucionaria, de su paz, el cómo manejar el proceso de cambio que estaba viviendo el país de la mano del Comandante Chávez, nos transmitía sus experiencias, era un libro abierto con una carga emocional muy grande y mucho por hacer. Mi hermano Alfredo le decía la importancia de escribir sus memorias.
Para los que tuvimos la dicha de conocerlo por años, más allá de su historia revolucionaria, recordamos su humildad, su solidaridad, sus enseñanzas, su pasión, su candidez y su amor, David fue una fuente de sentimientos incontrolables, entrelazados entre el pasado y el presente que le estaba tocando vivir, ver y sentir el carácter socialista de la Revolución Bolivariana, fue una de sus mayores satisfacciones sin lugar a dudas.
Algo que disfrutaba David era hablar con los jóvenes, transmitía con su pausado hablar su historia, conocimientos atrapados en casi 7 décadas de lucha incansable, viviendo como él decía la mayor parte de su vida en la clandestinidad, primer preso de la historia política contemporánea de nuestro país.
En vida David transitó muchos escenarios políticos desde la clandestinidad (lucha armada) el puntofijismo, democracia representativa hasta la diplomacia bolivariana, en todas desempeñó un papel importante que quedará reflejado en los anales históricos de nuestro país. Estaba convencido que a la Revolución Bolivariana le faltaba mucho camino por recorrer, entendía que estaba en pleno proceso de construcción, proceso que se atrasaba con el bloqueo y las sanciones a las que está sometido el país.
Recordar sobre lo necesario de analizar el por qué la izquierda en la cuarta república no tuvo el auge y expansionismo necesario para tomar el poder, hablar de las condiciones objetivas y subjetivas de esa época era un caudal de enseñanzas hoy aprendidas.
La crítica y autocrítica siempre estaban presente en David, nos decía que había funcionarios públicos que no miran a los ojos, son cobardes, andan con un celular en la mano mirando hacía el piso como para no mirar a la gente, funcionarios que les molesta que los paren en la calle para preguntarle algo, que salen de una oficina y se montan en esas camionetas con los vidrios ahumados. Hay diputados que tienen hasta cuatro guardaespaldas, no saben el daño que le están haciendo al presidente y a la Revolución, partiendo de ese concepto burocrático de ver la vida. Uno tiene que decirle al ser humano "Como estas", preguntarle qué se siente, qué le duele, de cómo están sus hijos, su casa, en qué se le puede ayudar. Los funcionarios públicos están en el deber de preocuparse y hablar con la gente. No esconderse, ese es el principal enemigo de la Revolución hoy día, ese era el David humanista, confiado y seguro de la dirección exacta por donde se debía transitar. "Un día nos vamos a encontrar solos. Solos de soledad absoluta, producto de que esos diputados, esos funcionarios públicos, no lo supieron hacer", "Los ministros tienen que salir a las calles, al sol, a hablar con la cara descubierta, para hablar con la gente".
David nos enseñó a entender que hoy existen niveles de conciencia extraordinarios en el pueblo que les permite discernir. La derecha no tiene cómo combatir esa consciencia que tiene el pueblo venezolano sobre su propia realidad y sobre sus nuevas expectativas como el estudio, la superación de sus propias limitaciones y de ese deseo de nunca más volver al pasado criminal.
Para mí ha sido un honor haber conocido a DAVID NIEVES, fue un gran maestro sin lugar a dudas, la Urb. El Paraíso, nuestro último encuentro, difícil será olvidar David.
Debemos seguir el ejemplo de David, no podemos delegar a generaciones futuras la lucha, el socialismo se conquista peleando y esa fue una de tus mejores enseñanzas.
NO HAY NADA MÁS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.
PD. Mis más sentidas condolencias a sus familiares y a Edgar quien fuera un hijo putativo quien a pesar de su entereza de seguro sus lágrimas no cesan, descanso ya Edgar, se nos fue David.