Camarada Febles, soy del exterior, de Costa Rica y como la revolución bolivariana es un fenómeno que trasciende las fronteras geográficas de tu país, pues me preocupo por su marcha y hasta sin ser invitado, me doy la libertad de opinar sobre temas, que algunos podrían reclamar que son de la exclusiva incumbencia de los venezolanos, pero que me preocupan, pues las decisiones y acciones que se producen en Caracas, tienen una profunda irradiación internacional..
Déjeme decirle algo a propósito de lo que plantea en su nota, que por lo demás, me parece muy pertinente.
Claro que Usted tiene razón al expresar, que la elevación de la conciencia revolucionaria, no es de un día para otro que se logra, pues es la consecuencia de un prolongado proceso de transformación de patrones culturales y educativos, y además que el socialismo se debe construir todos los días, siempre y cuando la ruta esté trazada en sus rasgos fundamentales. Sin embargo vengo reclamando, desde que tuve un contacto más directo con la realidad política venezolana, hace cinco años atrás, que al proceso le falta un hilo conductor, que asuma la tarea de integrar todos los esfuerzos y manifestaciones que se dan en el seno del movimiento popular venezolano, que sirva de soporte al proceso de cambio, para que de alguna manera éste, vaya adquiriendo en forma paulatina, carácter orgánico y un perfil definido.
Estoy totalmente de acuerdo con el llamado presidencial que persigue la creación del PSUV o cualquier otra denominación que se le quiera dar, como herramienta política del proceso, sin embargo me preocupa ese carácter espontáneo, para decirlo de alguna manera, hasta "aluvional", de las iniciativas que nacen de las bases, para la construcción de la herramienta partidaria.
No es posible Camarada Febles seguir por ese camino, en el tanto en que no haya una instancia de coordinación, que logre articular e integrar todos los esfuerzos en forma orgánica. En el accionar de los grandes movimientos sociales, no hay un esfuerzo espontáneo pues siempre existen los centros de dirección que orientan y que marcan el paso en lo fundamental, que imponen o sometan en sus áreas de influencia política, las directrices orgánicas que los lleve por el camino seguro y Venezuela, en este sentido, tiene un vacío, que no solamente se llena con las directrices del Presidente Chávez y con ese universo de interpretaciones que se puedan derivar.
No necesariamente tenemos que acudir al recetario ideológico y a la visión leninista del partido, para transplantarlos al presente, pues estamos en capacidad de ser novedosos e inventar nuevos caminos, pero de alguna tampoco podemos dejar, a las fuerzas que se desatan de manera espontánea, la tarea de construir esa herramienta política de la cual adolece la revolución bolivariana.
Saludo los esfuerzos de formación política e ideológica que encabeza el camarada William Izarra por medio de los CFI y tantos otros luchadores políticos, que asumen la tarea de elevar la conciencia política de los sectores sociales a los cuales tienen acceso y son escuchados, pero eso no es suficiente, en el tanto en que esas manifestaciones no tengan una expresión de carácter orgánico, que respondan a una articulación de iniciativas que alguna instancia política debe conducir. El proyecto de construcción del PSUV tiene que desarrollarse en dos vías principales, nacer como un partido de cuadros y en forma paralela desarrollarse y consolidarse como un partido de masas. Lo demás, es un salto al vacío que en las actuales circunstancias, puede resultar un riesgo, que lo único que puede generar es abrirle espacios a la ambigüedad ideológica, a la mediatización del proceso y a la contrarrevolución interna.
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