La determinación del sujeto histórico llamado Pueblo no responde a la concepción de Pueblo Masa, sino a la conjunción siempre compleja de subjetividades, que en determinados momentos de la historia se canalizan en función de objetivos comunes, desde sus individuales personales o sectoriales, privilegiando el concepto de Patria como Identidad y Memoria común que fortalece la solidaridad social compartida.
Así entendido, ese Pueblo una vez más, no sólo fortaleció la democracia por la cual luchó contra dictaduras cívico militares reestableciendo la misma, sino que también derrotó sucesivamente sus intentos travestidos seudo democráticos, que no sólo intentaron reivindicar su pasado genocida insistiendo en transformar la Argentina en un país Colonial, como sucedió durante el macrismo estructurando, aún en formato democrático un Estado al servicio de las minorías del privilegio, siendo funcional a los intereses del poder supranacional, que diseña y ejecuta las políticas de los países donde opera, doblegando la voluntad de los Pueblos imponiendo esquemas hegemónicos culturales y políticos, ajenos a sus propios intereses.
En esa dirección de lucha, recuperando la movilización popular callejera y a través del voto masivo se logró evitar un planificado golpe destituyente en nuestro país, que hubiese ocasionado una nueva crisis estructural, destinada desde la creación del caos, a preservar las estructuras del privilegio que aparecen cuestionadas por el conjunto de la sociedad, en la medida que atentan contra el bien común, al producir la marginación social y económica de millones de argentinos, en nombre de supuestas y siempre lejanas modernidades de entrada a un mundo llamado "occidental", brutal e inhumano de concepción financiera buitre, desprovisto de emociones, que ha llevado a la Humanidad al borde mismo del colapso, con una crisis civilizatoria moral y económica, que ha naturalizado la muerte por hambre de millones de seres humanos.
El golpe de Estado blando o el tradicional cívico militar son las últimas opciones de un enemigo siempre al acecho, que tiene una concepción colonial sobre América latina y que la ejecuta a la largo de la historia cuando necesita a sangre y fuego, o por bloqueos medievales o procesos destituyentes, al amparo de una Justicia corrupta y cómplice, cooptada por el poder financiero internacional a través de algunas ONG, que nacidas al calor de supuestas necesidades se transformaron en armas de destrucción masiva de democracias, reemplazando la voluntad popular expresada por los Pueblos, en "gentes" individuales llevando a la diáspora social, reclamando derechos propios exclusivos, arrasando conquistas sociales construidas por décadas, en una comunidad solidaria como es la del Pueblo argentino.
El Pueblo pudo expresarse en las urnas y en las calles porque Pueblo y Gobierno controlaron la guerra pandémica, ese flagelo que conmovió al mundo casi dos años y que el enemigo intentó frenar en las políticas sanitarias, desplegando ataques que impidiesen cualquier consolidación del Gobierno nacional y popular, anteponiendo su interés político electoral, por sobre la suerte de vida o muerte de millones de compatriotas. Entre el cuidado de la vida luchando por la misma y la oposición salvaje a las políticas sanitarias, se expresa con claridad la diferencia de modelos de construcción social de una comunidad liberada o una colonial. Esa lucha que el enemigo llamó grieta es en realidad la pugna entre un Pueblo que lucha por su liberación y los aliados locales de quienes propician la sumisión del país a intereses foráneos, en general de signo imperial dominante hegemónico.
Esa confrontación política es la que no debemos rehuir, sino estimular en sus ejes estratégicos para determinar el futuro de generaciones de argentinos, entre la construcción de un modelo social solidario biocéntrico que consolide a los seres humanos y la naturaleza como el bien más preciado de la Humanidad o por lo contrario los modelos impuestos a cualquier precio por mandatos hegemónicos economicistas, ya denunciados como usurpadores de la voluntad y los intereses populares por el mismo Perón, al oponerse a los Acuerdos de Bretton Woods de creación del FMI en 1951. La llamada "decadencia" argentina surgió desde 1956 al entrar el FMI de la mano de Raúl Presbich en la revolución fusiladora que anuló además la Constitución Social de Derechos de 1949 por Decreto. Desde entonces con el paréntesis del 2003/2015 del peronismo de Néstor y Cristina, la Patria entró en una espiral de coloniaje institucional, político, económico y cultural que soportamos hasta estos días.
Somos un país desarrollado con exportaciones de centrales nucleares, manejo del uranio enriquecido, fabricación de radares triple D de última generación, tenemos dos satélites orbitando ARSAT l y ll de producción propia, dos más para enviar al espacio los SEACOM l y ll con vector propio Tronador, producimos centrales para represas hidroeléctricas que exportamos desde IMPSA, desarrollamos y producimos vacunas y medicamentos desde hace 70 años entre ellas el 50% del calendario vacunatorio obligatorio y gratuito único en el mundo de 19 vacunas, I+D desde Ciencia y Tecnología, INTI, INTA, ANLIS aplicadas a semillas, aguas, salud, cultivos, genética humana y veterinaria entre otros emprendimientos, entes estatales de alta eficiencia y reconocimiento internacional .
Pero el enemigo insiste en que somos un país subdesarrollado, en todo caso somos un país colonizado, con desarrollo del conocimiento que deviene de los Gobiernos populares, del cual no sólo se quieren apropiar, sino de impedir que ese desarrollo se transforme desde un perfil productivo de la industria, en Soberanía Política, económica y Justicia social, determinando el enemigo con sus socios locales, un perfil agro exportador de primarización de la economía, que sirva a sus intereses hegemónicos.
Entonces es el Pueblo como categoría histórica el responsable de crear los mecanismos y herramientas de lucha para preservar la calidad de vida, siendo protagonista de las necesarias modificaciones institucionales del país y no simple testigo de las mismas, que lo terminan sometiendo. El Pueblo no es un conjunto unívoco, por lo contrario es una suma de complejidades y condiciones disímiles que van desde la pobreza e indigencia a las capas medias aspiracionales, transitando sectores medios y altos consolidados económica y socialmente. Pero ese sistema llamado Pueblo que comprende las diferencias, es capaz de entender también los objetivos de Patria, que conjugan las posibilidades que siempre encarrilaron al Movimiento Nacional y Popular en la Argentina en sus luchas liberadoras.
Más allá de las diferencias es claro que no es subsidiando la pobreza como se construye Patria sino derrotándola; tampoco es posible ser un país soberano sometido a los dictados financieros internacionales; mucho menos habrá calidad de vida vivible sin trabajo digno y distribución de la riqueza, por lo cual el Pueblo debe reconstruir las instituciones heridas y lesionadas por un neoliberalismo dominante durante cinco décadas. De ese hecho, como se realizó en la calle movilizando derrotando el 2 x 1 de una Corte Suprema corrupta, debemos ser capaces de ir hacia un nuevo sistema institucional que sea instrumento de los intereses del Pueblo y no de la ambición de los sectores del privilegio que vienen sometiendo la Nación y excluyendo a las mayorías populares.
Por lo tanto es necesario reafirmar que los ejes estratégicos de la Patria lo escribirá el Pueblo sin caer en los supuestos ciclos enarbolados por el neoliberalismo, sino que en los próximos 70 ininterrumpidos de peronismo explícito, significarán la construcción del modelo social y productivo que consolide un Estado al servicio de los intereses de las mayorías populares, que apuntale el desarrollo científico tecnológico, llave maestra del siglo XXl, fortaleciendo la industria nacional, proteja la economía, recupere la banca y el crédito como resortes básicos del manejo económico soberano, llevando a la distribución de la riqueza creando trabajo e insertando a la Argentina en la Patria Matria Grande hacia el mundo Multipolar, desde la Tercera Posición.
Nada esto será posible sin una Comunidad Organizada que otorgue poder popular al Pueblo constitucionalmente protegido en su accionar institucional. Esa debería ser la pintura indeleble de un futuro de felicidad del Pueblo y grandeza de la Nación.