La estela luminosa de Rudulfito Mejía

Hay seres humanos que pasan, en la metamorfosis de la naturaleza, como la irrelevancia de la nada. Y hay otros cuya huella queda impresa en sus contornos, bien familiares, bien comunitarios.

Este pronunciamiento es para homenajear a quien deja su estela humana, más allá de su sencilla existencia. Eliot sentenció que "La única sabiduría que podemos esperar a adquirir/es la sabiduría de la humildad: la humildad infinita". ¡Qué retrato tan prístino de nuestro anfitrión de la bondad!

Desde niño, de origen campesino, vino al mundo Rodulfo Mejía y logró –con los tributos de su inteligencia, don de gentes y dedicación- alcanzar el estadio de la pureza, que emana de su corazón.

Desde tiempos tempranos se involucró en las causas por la redención humana. Épica valentía en favor de las causas de la justicia; de la reivindicación del homo sapiens. Lo vemos ahora estampando consignas de liberación nacional en las paredes de la urbe valerana. Esgrimiendo las mejores espadas asumidas en la lucha armada que, jóvenes corajudos como él, enarbolaban contra gobiernos tiránicos que azotaban nuestro suelo patrio.

Sale el rebelde de las cárceles de la DIGEPOL con más dignidad de la que le acompañó en su ingreso. Valentía a raudales. Las más arriesgadas y corajudas acciones son asumidas por ese Quijote trujillano. Nunca tuvo alcatrabas ante los riesgos.

El único cargo público que ejerció en la Ciudad de las Siete Colinas lo cumplió con decoro y dignidad. Prefirió renunciar ante las tentaciones que se le ofrecían, las cuales rechazó con espartana dignidad.

Ha pasado "Rodulfito" a los estadios más sublimes de la bóveda celeste. Un hombre ejemplar que con gran pureza en el actuar nos regala sus dones.

Creíamos, caro hermano, que eras eterno, pero ahora, sin embargo, nos abruma la despiadada realidad. Nos dejas en el desamparo con tus enseñanzas de bien.

"Rodulfito": tus amigos, más bien hermanos, nos hemos nutrido de tu expedito tránsito por esta Villa del Señor. Te acompañamos hacia el Cielo que te espera –con los brazos abiertos- por tu buen proceder.

Y "Rosarito", nos dijo muchas veces Rodulfito, por su causa yo sostengo esta bandera; por el amplio cielo de sus dones he encontrado la gruta encantada del amor.

Tu homenaje nos convoca, tejedor de crisantemos, con sus copetes de ensueños. Mana de tu henchido corazón un luminoso porvenir.

Por bellos sueños paseó tu alma y con digna palabra echó a volar.

Vayan para Rosario, tu esposa, hijos y nietos, nuestros profundos sentimientos de dolor compartido. Tu ungido hogar, nido de flores con las ventanas abiertas, siempre te estará esperando.

Jorge Valero, Nelson Pineda Prada, José Rosario "Chayo" González, Francisco Simancas, José Pineda, Luis Peña, Benigno Contreras, Amado Moreno, Eugenio Graterol, Juan Pedro Espinoza.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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