"Nada hay más lento en su andar, que los pueblos construyendo su historia", cantaba Zitarrosa las letras de Benedetti, describiendo una fina interpretación de los tiempos, atropellados a veces por la finitud biológica de los seres humanos, que necesitan ver contemplados sus sueños en tiempo real de su propia vida.
Ese sentimiento de frustración que acumulan quienes sienten que la historia no los alcanza, que pasó su tiempo, que el conjunto del pueblo del cual forman parte "no lo entiende", producto sin dudas de teorías vanguardistas, ideológicamente puras pero que no tienen inserción, ni organización popular que las sustente y que viven su tiempo biológico como un constante fracaso. No comprendieron aún en sus proyectos de vida, que la militancia política, social o en cualquier ámbito que se desarrolle, es una siembra de esperanzas y utopías, sin esperar otra cosecha que haber sido coherente en el compromiso con el pueblo.
Lo más importante de esa mirada en cuanto a resultados, es que hace de la visión política, un cerrado ojo de cerradura, amputando las complejidades de lo satelital, que es el conjunto totalizador, no sólo de la información, sino además lo grave lo constituye la falta de pensamiento estratégico, de esos objetivos en el tiempo para los cuales se debe construir, en el hoy.
No puede haber resoluciones tácticas que no tengan un camino, como referencia hacia el largo plazo, de metas a perseguir en el modelo de construcción económico social de nuestro país, porque en ese caso la política, por más poder que se consiga será efímera, sin sustento estructural, tapando parches de coyuntura, que sólo solucionan el momento y no generan conciencia colectiva, por ser una sucesión de respuestas sin comunicación efectiva, al crearse sucesivamente derechos sociales y políticos, que después no pueden ser sostenidos en sus lucha, por el conjunto del pueblo.
Entre lo táctico y lo estratégico existe un espacio común, que es el andarivel sobre el cual transcurre la política, que es el objetivo del enemigo colonizador intenta evitar que recorramos por todos los medios, en una actitud política de confrontación, que tiende a borrar las memorias e identidades, sellando conductas colectivas en el pueblo, contrarias a los derechos conquistados, impulsando ejes políticos sobre los cuales puedan arrasar, las propias realizaciones de ese mismo pueblo, imponiendo las denominadas anti políticas que no son más que otras políticas, estableciendo el concepto binario de la grieta, que no es tal, sino la confrontación de modelos, que se repite a lo largo de la historia.
De ahí surge la importancia de los tiempos biológicos e históricos, en los ciclos políticos de las luchas populares, desde el fondo de la historia arrebatada por los vencedores, que amputaron la misma en función de sus intereses oligárquicos y portuarios, atados a los diseños imperiales de control colonial, ya que la resignificación histórica que el revisionismo realiza, aclara que es la memoria compartida de los pueblos el verdadero muro de contención a la colonización y opresión que pretende el enemigo.
Cuando la relación opresor-oprimido se naturaliza, se paraliza la lucha por la liberación nacional de los pueblos, que van perdiendo su capacidad de internalizar de que existe la libertad plena, como eje social de construcción, nunca en el plano individual ya que en esa circunstancias, la liberación es personal, desprovista, ocasional, solitaria y precaria, ajena a un nuevo proyecto de país libre, que sea una victoria del pueblo en su conjunto, como sucede en la lucha compartida, solidaria y colectiva.
Si la política es tiempo y espacio, tampoco es de vida biológica, sino que constituyen ambas ecuaciones, los parámetros necesarios para construir los proyectos estratégicos de Patria, hacia los cuales debemos aportar las herramientas necesarias para su concreción. Eso nos dejó legado Perón, ese Perón filosófico que aún nos debemos, pocos días antes de morir y que se plasma en el Modelo argentino para un proyecto nacional, que no entendimos en su tiempo y que hoy 48 años después sigue vigente, lo cual da paso a esa versión filosófica del Líder, tan poco estudiada pero que el paso del tiempo va jerarquizando como pensamiento mestizo, moreno, criollo de esa identidad americana que construye su pensamiento desde otro lugar, diferente de los pensadores eurocéntricos, de los cuales hemos aprendido mucho, pero que vuelcan una visión colonizadora del quehacer en esa búsqueda que es la filosofía política de la liberación.
El tiempo histórico los fijan las luchas de los pueblos y los pensadores de cada época, desde los primeros resistentes que dijeron "barco", ante la actitud beligerante, colonizadora y genocida de los que dijeron "tierra".
Entonces el tiempo biológico lleva siempre atada las perspectivas cerradas a aspiraciones de sus vidas, llevando la militancia a la resignación sumisa ante la fuerza del enemigo o por lo contrario a enarbolar el mesianismo revolucionario voluntarista, que siempre choca con la realidad, cuando no se recorren los caminos de la planificación estratégica, que son los que llevan a concretar, más allá de nuestros propios tiempos biológicos finitos, los objetivos de construcción solidaria de los pueblos, en sus anhelos colectivos.
Esa lucha comienza entonces y se prolonga hasta nuestros días en diferentes formatos, entendida por los Padres Fundadores de la Patria Grande, luchando por la liberación contra España y que siempre evitaron la fragmentación balcanizadora de los imperios anglo sajones, que triunfaron en el campo de batalla y en la colonización cultural y económica, siempre resistidos por los movimientos nacionales y populares, hoy denominados populistas, peyorativo de popular, siendo emparentado por el enemigo con el terrorismo y el narcotráfico, como suele denominar el imperio a los gobiernos hostiles, a los cuales bloquea o ataca directamente, cuando los mecanismos s sujeción económica y social fallan.
El peronismo entonces, esa irredenta irrupción terca y persistente en la historia, tiene su fundamento en esas luchas, las de antes y las de ahora, como las tendrá mañana por ser el grito estentóreo, universal y conmovedor de los pueblos sometidos, marginados, humillados por el afán colonizador de un enemigo cada día más brutal, inhumano e invisible, que ha desfigurado su rostro detrás de fondos de inversión, medios que no son tales, empresas manejadas remotamente, mercados voraces, imperios en decadencia, todos aspectos de una crisis civilizatoria terminal, que no termina de morir y no deja de nacer cada día en un mundo diferente, que deberá construirse más justo, como clama el Papa Francisco atacado por eso mismo, por ser una voz americana de una tierra de paz, que construye la historia desde tiempos remotos, hacia el futuro con eje en el ser humano con cuidado ambiental.
Ese modelo es la Comunidad Organizada, la amalgama de construcción de los pueblos de una síntesis trans-culturizada de los procesos de formación de la conciencia nacional, en una síntesis latinoamericana de luchas, que se plasmaron y fueron derrotados una y cientos de veces, pero como una mueca caprichosa irreverente de la historia siempre vuelve, para horror de las oligarquías locales, aliadas cipayas de la colonización.