Comparto plenamente
con Ud., amigo Pepe (www.aporrea.org/ideologia
Nuestro Presidente
es un digno representante del individuo batallador, de quien vino desde
abajo, de quien rompió las cadenas, de quien soñó y tuvo muchas esperanzas
y ahora está batallando por una sociedad más humana y más justa.
Pero eso tal vez nunca se hubiese logrado sin el esfuerzo personal,
individual del Presidente. ¿Ha sido acaso nocivo para la sociedad mundial
esa capacidad individual de nuestro Presidente?.
Ud. amigo Pepe
pareciera que, tal como lo expresa en su carta, también ha tenido sus
sueños y ha alcanzado tesoneramente los objetivos que se ha propuesto,
sin dejar a un lado su lucha por la justicia social, sin ser mal padre,
mal hijo, mal esposo, mal amigo. Al igual que Ud. estoy convencido
que debemos cooperar sobrehumanamente si es posible, para que los motores
encendido de la revolución lleven esta nave, que es Venezuela, a feliz
puerto. Pero creo también que debemos ayudar al Estado a emparejar
la injusticia social, compensado al sufrido, al desatendido para que
pueda elevar su estatus y disfrutar la vida en toda su extensión: con
comodidad, con alegría y con confort. ¿Es acaso terriblemente malo
tener un vehículo nuevo y luchar por mantenerlo al día?. ¿Es acaso
malo que se pueda vivir en una casa cómoda con el confort y todos los
servicios que con el esfuerzo individual uno pueda mantener?. ¿Es acaso
eso contrarrevolución o anti-socialismo?
Quebremos el
esquema consumista que nos imponen las corrientes mercantilistas-capitalistas
y mediáticas del mundo industrializado, pero no dejemos que nuestra
sociedad se arrincone y se aparte del desarrollo tecnológico y de la
modernidad. Creo que nuestro Presidente está persuadido de esta necesidad
(ver proyectos de un satélite para Venezuela, computadores venezolanos,
vehículos venezolano, entre otros). Debemos luchar, eso si, para erradicar
el consumismo excesivo, pero esto no significa que debemos aniquilar
la esperanza o el deseo que todos los individuos tenemos, tal vez por
naturaleza, de adquirir bienes y servicios que hagan nuestra vida más
placentera.
Enfilemos,
contra los acaparadores, contra los especuladores, contra los grandes,
medianos y pequeños empresarios e industriales cuyas ganancias están
siempre en nuestro país por encima de los límites legales, haciendo
que los bienes y servicios que ellos ofrecen sean, falsamente, cada
vez más costosos. Mejoremos substancialmente el poder adquisitivo
de la clase trabajadora venezolana. Elevemos su nivel educativo.
Empujemos los de abajo hacia arriba. Luchemos por que se castigue
al funcionario público o el líder político que roba o corrompe y
consume un altísimo porcentaje de los dineros públicos que deberían
llegar, en cualquier forma, para beneficio de la sociedad en general.
¿Es que a caso gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, líderes
de partidos, entre otros, han dejado de cobrar 10% por contratos “conseguidos”
u otorgados?. Si existe alguno que no lo haga le pido disculpas, no
se sienta incluido. Empero, es claro que muchos de estos líderes corruptos
se han amparado bajo la capota de ser “revolucionario”, pero con
la siguiente gravedad: antes, en la IV, se robaban los dineros de
los pobres, pero ahora en la V se los roban en nombre de los
pobres. ¿Cuál circunstancia es peor?.
Adelante amigo Pepe, yo también me siento revolucionario, no por interés de un cargo o un contrato, sino por algo más sublime: por convicción. También provengo de una familia muy pero muy humilde, con casa de bahareque y techo de paja y de un pueblo muy pequeño olvidado por los gobiernos de la IV: Tucupita. A través de mi esfuerzo y con el apoyo de mi familia he logrado remontar la oscuridad hasta obtener un PhD en Geografía en una prestigiosa universidad inglesa. No significa, sin embargo, que dejaré de ser revolucionario porque me guste tener una buena casa o un buen vehículo. Tampoco dejaré mi firme posición de más de 30 años de luchar, desde mi ámbito como estudiante y ahora como profesor universitario, por una sociedad más humana y más justa, pero convencido si de la necesidad del esfuerzo individual de querer y poder vivir cada día mejor.
VENCER O MORIR,
amigo Pepe Camargo.
(*)Dr.