A partir del año 1999 Venezuela inauguró una nueva forma de hacer política internacional. Atrás quedaba la antinacional práctica de que cada Canciller diseñaba e implementaba su propia visión de la misma. Se le concibió como una verdadera política de Estado, por lo que la inserción de Venezuela en la comunidad internacional comenzó a ser concebida como un actor autónomo e independiente, promotor de los intereses nacionales; se concibió la integración como una política prioritaria, a partir de la implementación e instrumentación de un programa político que tuviera como norte el desarrollo de los países del área, dándole prioridad a la cooperación, la solidaridad, la complementariedad, la colaboración recíproca, como principios constitutivos fundamentales de la misma, otorgándole a la libre determinación de los pueblos y a la soberanía nacional, un verdadero sentido de emancipación.
Venezuela ha puesto en práctica un relacionamiento internacional que no solo une estados y gobiernos, sino que une pueblos. Ha hecho de la igualdad, la democratización de la sociedad internacional, la promoción de un nuevo orden económico internacional, la preservación de la paz internacional, la solidaridad, la sujeción a las normas del derecho internacional y a los tratados internacionales, la preservación del medio ambiente, la inviolabilidad de los derechos humanos, promoción de los derechos ecológicos, la lucha contra el consumo y tráfico de drogas, contra el terrorismo, principios que la colocan como un actor fundamental en las relaciones internacionales en este tiempo.
El Gobierno Bolivariano de Venezuela ha redimensionado su relacionamiento internacional, a partir del establecimiento de nuevas áreas estratégicas. Ha diseñado una Diplomacia Petrolera, la cual le ha permitido otorgarle al petróleo un nuevo valor, una nueva condición, trascendente al de riqueza económica, al convertirlo en un recurso humano. El Acuerdo Energético de Caracas y PETROCARIBE son fiel reflejo de esta afirmación. Ha puesto en ejecución una práctica diplomática propositiva, constructiva, basada en la amistad sincera y respetuosa.
Reconocidos han sido los esfuerzos del Gobierno Bolivariano de Venezuela, en la construcción de un mundo en donde reine la paz. Hemos hecho de la libre determinación de los pueblos un principio inalienable. Somos incansables propulsores del establecimiento de nuevos modelos de integración hemisférica: UNASUR, ALBA y CELAC, en buena medida, llevan el sello: Hecho en Venezuela; somos, de igual manera, reconocedores de la importancia de los sistemas de integración subregional cuyo funcionamiento y objetivos contribuyen a la profundización de un relacionamiento de nuevo tipo, como ha sido el caso del MERCOSUR. Hemos dicho, en ese sentido, que debemos avanzar hacia la construcción de un mundo multipolar, como única garantía para que los pueblos puedan alcanzar la paz, la justicia social, su felicidad y su libertad.
En razón de ello, nuestra política internacional ha privilegiado el diseño e implementación de una adecuada inserción de Venezuela en la comunidad internacional, como un actor autónomo e independiente, capaz de promover sus intereses nacionales.
En ese sentido, la integración constituye una política prioritaria, concebida ésta no como una simple asociación comercial de naciones, sino más bien como la implementación e instrumentación de un programa político que tenga como norte el desarrollo de los países del área. Por lo que, bien podemos señalar, como premisa básica de esta visión, que la integración es colocada como un factor determinante para que nuestros pueblos alcancen el desarrollo integral: integración, desarrollo y democracia han sido las líneas fundamentales de la nueva política internacional venezolana.
Una política como esta debe conducirnos, tal y como está establecido en la Constitución Bolivariana, a ser celosos defensores de la libre autodeterminación y de la soberanía nacional, como principios doctrinarios inalienables; de igual manera, los principios de no-intervención y respeto a la inmunidad de jurisdicción del Estado venezolano, de la intangibilidad del territorio nacional,
de la defensa de los derechos humanos, del apoyo a los pueblos como protagonistas o actores directos de las relaciones internacionales. de la defensa de los derechos humanos, del apoyo a los pueblos como protagonistas o actores directos de las relaciones internacionales.
Son principios fundamentales, asimismo, la igualdad, la paz, la lucha contra cualquier manifestación de terrorismo, la preservación del medio ambiente, la solidaridad con todos los pueblos del mundo, afianzando el principio de pluralismo internacional existente o por constituir, sin que ello ponga en duda la soberanía nacional.
Somos fervientes animadores del establecimiento de un nuevo orden económico internacional, sin excluidos y sin excluidores, que tenga su base de sustentación en los principios de cooperación, solidaridad y colaboración recíproca. Son pues, estos principios, los que definen nuestra política exterior como una Política de Estado.
En tal sentido, esta política viene articulando el compromiso del Estado venezolano con la coexistencia y cooperación con los demás miembros de la comunidad internacional. Es en este orden de ideas que las relaciones con los países de área latinoamericana y del Caribe, cobra mayor importancia. Por lo que, a las instituciones de integración existentes le asignamos una gran importancia, no sólo geopolítica, sino que, para Venezuela tienen una significación de primer orden; privilegiamos, igualmente, nuestra relación económica, política, social y cultural con los países que las conforman; así como también, le asignamos a la relación Sur-Sur, con el G77+China y al Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), un lugar de primer orden para la conformación de un mundo multipolar.
A la política exterior de Venezuela el gobierno revolucionario, presidido por Hugo Chávez Frías y ahora por Nicolás Maduro, le ha imprimido un cambio democrático de gran alcance. En tal sentido, el esfuerzo fundamental de la política exterior del Gobierno Bolivariano es el de la adecuada inserción de Venezuela en la comunidad internacional como un actor autónomo e independiente, capaz de promover sus intereses nacionales.
En el orden interno, la política exterior de la Revolución Bolivariana privilegia el proceso de integración de la política energética mediante la vinculación orgánica de PDVSA con todo el sistema correspondiente a la administración pública de la política exterior.
Venezuela ha incorporado un signo especial a su política exterior. El mismo se expresa en el cambio, la transformación y la profundización de nuestro sistema político a través de la implementación de la democracia participativa y protagónica.
Ello viene siendo expuesto y posicionado en los foros internacionales acompañado de la doctrina sobre la libre determinación y el desarrollo soberano de la Nación, en sus más variados ámbitos: político, territorial, económico, cultural, militar, alimentario, energético, etc.
Principios de no intervención y respeto a la inmunidad de jurisdicción del Estado venezolano. Intangibilidad territorial. Protección y promoción de los derechos humanos. Aceleración de la integración latinoamericana. Apoyo a los pueblos como protagonistas o actores directos de las relaciones internacionales y de sus órganos representativos como las ONG de índole humanitaria. Principio de igualdad entre los estados atendiendo a la justicia internacional. Promoción de la democratización de la sociedad internacional, atendiendo a los términos de la Carta de las Naciones Unidas, así como a las resoluciones de su Asamblea General y los instrumentos multilaterales.
Promoción de un Nuevo Orden Económico Internacional fundamentado en los principios de cooperación y colaboración recíproca. Preservación de la paz internacional. Proclamación de la solidaridad con todos los pueblos del mundo sin discriminación de ninguna naturaleza o índole, afianzando el principio del pluralismo internacional. Sujeción a las normas del derecho internacional y a los tratados internacionales que hubiesen sido concertados sin menoscabo de la soberanía. Preservación del medio ambiente y promoción de los derechos ecológicos. Lucha contra el consumo y tráfico de drogas dañinas a la salud de los pueblos. Lucha contra cualquier manifestación del terrorismo y promoción de la doctrina sobre las áreas estratégicas de paz como forma superior y civilizada para resolver los conflictos entre los pueblos.
Para el gobierno bolivariano, lo antes expuesto supone diferenciar las políticas de Estado, cuya especificidad es el afianzamiento del interés nacional en la dimensión exterior, de la actuación del Estado, es decir, la identificación y promoción de los intereses nacionales de la República Bolivariana de Venezuela, caracterizados por la necesidad de procurar nuevos consensos liderados por el Jefe de Estado.
Supone, por otra parte, políticas de gobierno que individualizan y ejecutan las acciones de ambiente contingente y temporal en las relaciones internacionales, verificando compromisos y pactos que no lesionen los intereses nacionales esenciales que fundamentan la política exterior del Estado. Articulación de compromisos del Estado Democrático con la coexistencia y cooperación con la comunidad internacional.
El proceso de transformación socialista que vive Venezuela debe traducirse en garantías y formas jurídicas que expresen las bases y exigencias de la política exterior de Estado venezolano, tanto en lo que respecta a la internacionalización de los intereses nacionales esenciales, lo que corresponde al concepto estratégico del Estado, como en lo que respecta a la visión geopolítica, geoestratégica y geoeconómica de Venezuela.
Para el Gobierno Bolivariano, la política exterior, además de profundamente democrática, debe ser realista sin desconocer los principios y normas del derecho internacional. Para ello, es fundamental articular el compromiso del Estado democrático con la coexistencia y cooperación de ese Estado con los demás miembros de la comunidad internacional.
En ese sentido, desarrollamos una estrategia de apertura comercial, no sólo con quienes han sido nuestros tradicionales clientes o proveedores de las más variadas mercaderías e insumos para nuestra actividad productiva. Sino que, nos hemos abierto a un relacionamiento con nuevos mercados como China, Rusia, India, Turquía, entre otros.
La construcción de una geopolítica universal impone actuar con sentido constructivo. Para ello, debemos, en medio de la naturales diferencias existentes entre los Estados, hacer de las relaciones internacionales un encuentro amistoso fundamentado en principios éticos.
Las diferencias con otras naciones las abordamos con sentido amistoso y positivo. Y, lo reiteramos, porque los principios de soberanía y libre determinación de los pueblos son principios sagrados. Respetamos para poder exigir que se nos respete. Y es que, éste también es un principio ético para el Gobierno Bolivariano, vemos al "otro" como distinto, no como diferente, contrario o enemigo. Conscientes estamos que, no se trata de construir un nosotros excluyente; por el contrario, le asignamos a la relación nosotros/ellos una cualidad que la hace plenamente compatible con el fraguado de unas relaciones internacionales pluralistas.
De igual manera que la amistad, el Gobierno Revolucionario de Venezuela -a lo largo de estos veintitrés años- le otorga a la paz del universo un lugar de primera importancia. Por eso hemos hecho de la Diplomacia para la Paz, una razón de ser de nuestra política exterior.
Muy distantes estamos de la promoción de conflictos bélicos. El análisis histórico de éste tipo de conflictos demuestra que quienes pierden son los pueblos. Al final de ellos, las clases dominantes, que los estimulan, terminan siendo beneficiados con sus resultados.
Hacemos nuestras las preocupantes reflexiones de Erasmo cuando dijo: ¿Todos los escritos cristianos, ya se lea el Antiguo Testamento, ya el Nuevo Testamento, no hacen sino promulgar la paz y la unanimidad, y los cristianos se pasan la vida haciendo la guerra?
Por principios humanitarios y geopolíticos la República Bolivariana de Venezuela no alimenta la cultura de la guerra. A pesar del asedio imperial a que hemos sido sometidos durante estos veintrés años de revolución. A pesar de ello, no cesaremos en nuestro empeño en cultivar la construcción de un mundo signado por la Paz.
De manera contraria a la cultura belicista, los gobiernos venezolanos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han dado claras demostraciones de ser militantes irreductibles de una cultura de Paz.
Y es que, para el gobierno venezolano, el principio de fraternidad es muy preciado, entendida ésta en su sentido más amplio, y no solo como fraternidad entre individuos, sino entre pueblos, sociedades, comunidades, etc.
Para Juan Carlos Monedero, "… La fraternidad, que presupone la libertad como condición, y que busca la igualdad como objetivo para todos, tiene que ser necesariamente superadora del capitalismo como lógica social… Fraternidad es la suma de reforma y revolución animada por la rebeldía, es decir, por el signo libertario… La fraternidad es la empatía movilizada".
Por tanto, "… La libertad sin fraternidad es una mistificación, una robinsonada fundamentalista e individualista… Una igualdad sin fraternidad es una homogeneización igualmente fundamentalista y contraria a la identidad… La fraternidad sin igualdad carece de proyecto y si carece de libertad es rehén del paternalismo…"
Porque creemos en el establecimiento de una relación fraternal entre los pueblos, es por lo que, hacemos de la solidaridad una norma siempre presente en nuestro relacionamiento con los demás pueblos del mundo. Educados en los postulados del ideario bolivariano, la presencia solidaria de Venezuela no se ha hecho esperar aun cuando no haya sido requerida.
Somos un pueblo mestizo. Por nuestras venas corre sangre proveniente de los más diversos pueblos del globo terráqueo. Ese es un valor agregado que tiene nuestra identidad cultural. Allí está el origen de nuestra heterogeneidad cultural y étnica, lo cual nos ha hecho ser un pueblo que cultiva la amistad como su mayor riqueza.
El éxito de nuestra política internacional incomodo al gobierno estadounidense, comenzó a preocuparles que los cambios producidos en Venezuela se irradiaran hacia otras naciones.
La potencia hegemónica sabe muy bien que, Venezuela presenta una posición geoestratégica privilegiada. Su ubicación al norte de la América del Sur la coloca como punto de encuentro y confluencia con los países del hemisferio americano y sus variados sistemas de integración subregional, lo cual constituye una ventaja comparativa y una fortaleza en el desarrollo de una política integracionista y de coexistencia en el ámbito internacional.
Notas y comentarios:
*Este texto forma parte del 3er. Capítulo de un libro que titulamos: ¿A quién nos enfrentamos? La agresión imperial contra Venezuela. A la espera de su publicación.
Con fecha 14 de diciembre del año 2000, en la condición de Embajador de la República Bolivariana de Venezuela, informé al Canciller José Vicente Rangel de la intención del Presidente de la República de Paraguay, Luis González Machi, de invitar al Presidente Hugo Chávez a los actos que, con motivo de la celebración de los diez años del Acuerdo de Asunción, fundación del MERCOSUR, habrían de celebrarse el 22 de junio del año 2001. En dicho evento, nuestro Presidente Hugo Chávez presentó la intención del gobierno venezolano de Asociarse al MERCOSUR. Hecho, ante el cual los mandatarios de los países miembros del MERCOSUR, en los Comunicados Conjuntos, emanados de dicho evento: "Manifestaron su satisfacción por la presencia en esta Cumbre, del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, S.E. Hugo Chávez, … Acogieron con beneplácito la solicitud de la República Bolivariana de Venezuela de iniciar gestiones preliminares, con miras a su asociación al MERCOSUR…"
2 Citado por Nuccio Ordini. Ob. Cit.
3 Juan Carlos Monedero (2018): La izquierda que asaltó el algoritmo. Catarata. Madrid.
4 Idem.