Traigo de nuevo, el tema de las sanciones y el bloqueo a que hemos sido sometidos los venezolanos, durante estos veintidós años, porque se está volviendo común la afirmación de que éstos no explican la razón de la situación que vivimos en nuestro país.
Que voceros de la oposición hagan esta afirmación, para ellos la mentira ha sido su mejor estrategia, uno lo entiende; pero que, ex funcionarios de diverso rango del gobierno nacional, y algunos analistas que se definen como de izquierda, se hagan eco de ella, y se hayan convertido en voceros de tan detestable afirmación, por decir lo menos, nos parece una falacia. Una conducta irresponsable, con la cual pretenden solapar su verdadero objetivo.
Si de algo estuvo siempre consciente el Presidente Hugo Chávez, fue de los obstáculos que tendría que sortear la Revolución Bolivariana para consolidarse. Los estudió cabalmente. Sabía que éstos no eran cualquier "piedra en el camino". Plena consciencia tuvo de que proponerse transformar radicalmente la formación social venezolana, no sería una tarea fácil.
Sabía que, para transformar dicho modelo de sociedad, había que plantearse la edificación de un nuevo Proyecto Nacional, a partir de otros principios. Definir el Estado venezolano como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia; hacer de la democracia participativa y protagónica, una forma de vida; proponerse nacionalizar y socializar la renta petrolera, para que esta en verdad se convirtiera en una riqueza de todos los venezolanos; decirle al mundo que Venezuela se erigía en una Patria libre, independiente y soberana, significó una ruptura radical con el viejo modelo de organización de la sociedad venezolana. Objetivo que está plasmado en el texto de la Constitución Bolivariana de 1999.
Ante esta nueva realidad, la alianza de los gobiernos supremacistas de Estados Unidos con los de la Unión Europea y del llamado grupo de Lima; sectores del gran capital internacional; el empresariado nacional, ultraconservador y antidemocrático; "pitiyanquis" y terroristas de la oposición, diseñaron y pusieron en ejecución planes y proyectos para obstaculizar el avance y consolidación de la Revolución Bolivariana.
Los venezolanos nos recuperábamos de las adversidades generadas por el gobierno supremacista de George Bush. El golpe de Estado del 11 de abril del 2002, y los paros empresarial y petrolero, ejecutados entre los años 2001 y 2003, parecían "cosa del pasado". El país se enrumbaba exitoso hacia la construcción de la Venezuela Socialista.
Por lo cual, el gobierno imperial del norte de América trazó una nueva estrategia, se propuso presentarnos ante el mundo como un gobierno no democrático. Se nos comenzó a llamar "el régimen", como sinónimo de dictadura, haciendo así una burda tergiversación y manipulación del sentido sociopolítico que dicha categoría posee. Con tal de lograr su objetivo, no le importo tirar al cesto de la basura los documentos del Programa de las Naciones Unidas sobre la Democracia en América Latina, en los cuales se habla del régimen democrático.
En la contienda electoral norteamericana del año 2008, resultó triunfador Barack Obama. Hubo quien creyó que con su elección las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos mejorarían. Falsas expectativas. Algo estaba claro para republicanos y demócratas: la Revolución Bolivariana tenía que ser detenida de cualquier manera.
Directriz que habría de ser ejecutada por republicanos y demócratas; pero que, sus diseñadores han sido, entre otros, el Club Bilderberg, The Council of Foreing Relations (CFR), la Mesa Redonda, la Comisión Trilateral, quienes son los dueños del capital, sobre todo del capital financiero. No son cualquier enemigo. Demostrado está que ponen y tumban gobiernos, en cualquier parte del mundo.
Los nuevos opositores, a la Revolución Bolivariana, se habrán preguntado con seriedad: ¿Qué sería de nuestra Patria si, desde el mismo momento en que el Presidente Nicolás Maduro ganó las elecciones en abril del 2013, no hubiésemos sido sometidos al criminal asedio imperial, a la inhumana imposición de medidas coercitivas unilaterales, al permanente intervencionismo exterior, como al que ha sido sometida la Patria de Bolívar y Chávez por los gobiernos de George Bush, Barak Obama, Donald Trump y Joe Biden?
Pareciera que no. Ya que, como dijo Arturo Jauretche: "… ignoran que la multitud no odia, odian las minorías porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor". Por ello, la dignidad y la razón siempre se imponen…