Nadie resiste más en la lucha del engaño, del rencor, de las miserias más bajas y de los odios más repugnantes que un mercenario, que un lacayo, que un negociante sin patria, que un hideputa que ha venido a este mundo a venderse y a vender hasta su madre. He allí el por qué me parece horriblemente ridícula la posición de Haiman El Trudi cuando sostiene que para hacer nuestra revolución "pacífica" tendremos que ir arreglándonos para una larga cohabitación con la derecha, y de allí, paso a pasito, evolucionar hacia el socialismo del siglo XXI. Señor Haiman, !NO ESTAMOS VIVIENDO UN REVOLUCIÓN PACÍFICA, Y LA COSA VA HACIA PEOR, FORZOSA E IRREMEDIABLEMENTE!
¿Usted entiende o no entiende esto?
Hay que recordarle a Haiman lo que decía Bolívar: PREFIERON MIL VECES UNA DERROTA A UNA CAPITULACIÓN, y usted señor Haiman está peligrosamente llamando a una capitulación con la reacción, porque ingenuamente cree que con ella vamos a poder evolucionar con menos trabas hacia un estado superior más humanista, más justo.
¿Cuándo la derecha realmente ha dado un paso hacia atrás, desde que nos declaró su guerra en el 2001? NUNCA!!!!!!!!!
Apenas acababa de regresar Chávez el 13 de abril a Miraflores, cuando ya estaban otra vez desbocados, desmadrados preparándose con todas sus garras para lanzar todos sus tanques contra el pueblo. Es una vaina sin pausa, sin miramientos, sin escrúpulos de ningún tipo, y en donde no se escatiman recursos macabros, sanguinarios y magnicidas de todo tipo. Nosotros somos los imbéciles que andamos creyendo que algún día de tantos varapalos que reciben se van a cansar, y van a retroceder un milímetro. Esta agonía y esta resistencia nuestras va a ser hasta el fin de nuestros días, y oígase esta crudísima verdad: NOSOTROS ESTAMOS SIENDO DERROTADOS HORRIBLEMENTE. El Presidente Chávez no ha capitulado nunca porque eso habría significado su aplastamiento total, y ha sido y es su gran virtud, pero ha sufrido espantosas derrotas (sobre todo con tantos malditos infiltrados que nos entraban y nos perturban todo, desde las leyes que se estamparon en nuestra Constitución…). Sigue el Comandante al frente, sin desmayar, si retroceder tampoco, pero sabe que en esto se le irá su vida y la de muchos, y en eso radicará nuestra victoria, en no retroceder ni un milésimo de palmo, y cada día luchar, luchar, luchar…darle coñazos a la derecha, hasta que se nos partan las manos, los brazos, el alma. Cada segundo, cada día, cada noche. Si reposamos un instante nos pulverizan, nos hacen nada.
La prueba más fehaciente está en el reciente triunfo del 3-D, que para la derecha ha sido menos que una mierda, y ya andan diciendo que la popularidad de Chávez están por debajo de la Manuel Rosales. Joden, joden hasta el infinito, golpean implacablemente con la especulación y el daño que nos han hecho es incuantificable: montan escabroso shows internacionales contra nosotros y sin mover un dedo constantemente nos tienen contra las cuerdas. Se agotan todas las paciencias, y la violencia no está sólo a flor de piel, señor Haiman, está en la calle, en los sentimientos de todos nosotros que venimos de una larguísima noche de opresiones, crímenes, servidumbres y envilecimientos.
Esa historia palpitante en nuestra sangre, de los oprimidos, de los sometidos, de los torturados, de los asesinados, de los desplazados. Que a partir de la mentira se creó con ese molde que imponen los imperios para que veamos de rodillas sus inventos, sus negocios y sus falacias, y quieren que el socialismo del siglo XXI se monte sobre ese maldito molde. Joder. Mienten los explotadores. Mienten los magnates y los dueños del mundo. De allí que exista toda una educación del sometimiento, toda una cultura del servilismo, todo un enanismo moral que acaba produciendo profesionales que para comer el oprobio de su pan sostienen que el único saber posible es el de la globalización, el del capitalismo. La gran tarea es ahora revisar nuestra historia, para concientizar a los jóvenes sobre los valores de nuestros orígenes y el valor de nuestros creadores, el sentido de nuestras luchas. Aquí, unos personajes educados en los imperios, trajeron sus tratados, sus mentes y sus costumbres e ideas de progreso atadas a concepciones de dominación, de explotación y del vil consumismo, y por eso, por ejemplo, nos encontramos a un Carlos Fuentes que en lugar de analizar y difundir la justa rebelión de Chiapas, se dedica a escribir un alabancioso prólogo a una biografía de Gustavo Cisneros.
Y así como el movimiento zapatista hizo ver quien es quien en México así, el actual proceso Bolivariano puso al desnudo a toda la izquierda venezolana, y el músculo inmenso de dignidad de nuestro pueblo. Pero nada de eso se ha hecho impunemente ni pacíficamente, señor Haiman, y lo que se avecina por fuerza tendrá que ser más difícil.
Apoyados en las concepciones que hacen propagar el imperio euro-americano comenzó ese proceso de falsificaciones o adulteraciones de lo nuestro: no pueden concebir el progreso sino como copia siempre en chiquito, miserable, ridícula de lo que son y de lo que hacen los llamados países desarrollados. Dentro, se quiso hacer de Bolívar un Washington o un Napoleón, se elaboró un concepto sobre nuestra lucha de independencia, pensado a lo europeo o norteamericano; de nuestros centros superiores se quiso hacer universidades como la de Harvard o MIT. Se creó el Club de Harvard en cuyo centro se colocó a un personaje como Ramón Escobar Salom. Desde afuera se nos adjudicó melosamente el término de tercermundista o de "país en vías de desarrollo". Nos desfiguraron como lo hacen ciertos artistas que quieren ser blancos, porque se nos ha querido hacer ver que cuanto hacemos es feo y malo, y que jamás estaremos a tono con lo refinado y con lo moderno que relumbra afuera. ¿Será que usted, señor Haiman, se ha hecho influenciar por eso?
Por otra parte, cuando buscábamos organizarnos políticamente, siempre echábamos mano de cualquier armatoste legal copiado de los que estaban levantando los reformadores franceses o españoles. Y esos adulterados venezolanos que no hacían sino mirar hacia fuera para armar lo propio, llegaron a convertirse en oráculos del destino nacional. Eran notables, estaban en todas las comisiones del Estado. Hasta allí llegaron, hasta que finalmente murieron, dejándonos el país en la representación del palacio de Satanás, tal cual como estuvo gimiendo durante más de un siglo bajo mil desastres y escombros. De tanto copiar, perdimos todo contacto con lo real, con los que están allá abajo sufriendo horribles necesidades, entonces ya sin el control, los demócratas a la americana para recobrar sus viejos poderes, pensaron como último recurso solicitar la intervención de los linchadores de negros del Norte; pegaron el grito en el cielo pidiendo acciones y sanciones a los organismos internacionales contra nuestro país; urgían que la bota de los marines entraran por nuestras costas para restablecer la libertad del suelo patrio. La lista de los intelectuales (traficantes de la censura) que se embanderaron con esta posición o que callaron vilmente, esperando que así se produjera esa monstruosa afrenta ha revelado el lacayismo más horrendo y repugnante que se conozca de nuestra historia: Manuel Caballero, Teodoro Petkoff, Ángela Zago, Pedro León Zapata, Adriano González León, Jesús Sanoja Hernández, cuadrados con los que planificaron la destrucción de nuestra economía para que se viese lo malo que estábamos y en función de ello se tratase entonces de "salvarnos" según el cálculo y la visión de todo lo que gira alrededor de los negocios imperiales, como por ejemplo cuando se acabó solicitando la "salvación" en 2002 de Afganistán, la en 2003 de Irak o Haití.
Es pues, por un negocio, por lo que se quiere que no seamos capaces de ver a la cara de nuestros horrores, y por lo que tenemos que resignarnos a ser parias o a ser esclavos y dominados por siempre. Hace poco ese intento se hizo a sangre y fuego, y fracasó, pero está constantemente pendiendo sobre nuestras cabezas. Sólo un sentido profundamente patriótico podrá impedir que esos malos hijos de Venezuela vuelvan por sus fueros. Sólo presentando la verdad histórica, y volviendo frecuentemente a ella, podremos dejar de convertirnos en unos viles dependientes de los negociantes de partidos. Hay muchas otras cosas más que tengo que decirle, señor Haiman, pero su charla de ayer noche, 12 de marzo, en el Centro Cultural Tulio Febres Cordero, en Mérida, me defraudó profundamente.
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