“Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas, un pueblo ignorante es instrumento ciego e su propia destrucción”, sentenció el Libertador Simón Bolívar.
Aquí el Libertador exhibe el difícil ejemplo de ser honesto y sincero sobre todo en política y con ello aviva la conciencia ciudadana, en estas palabras que recoge su discurso de Angostura hace más de 200 años representan el pórtico luminoso para la jornada de la construcción de lo que hoy llamamos la República Bolivariana de Venezuela, después de tantos tumbos y traspiés que se iniciaron en el año 1830.
Luego, hoy como ayer en el destino de los pueblos de NuestraAmérica se debaten dos concepciones irreconciliables, dos polos del drama universal: libertad contra tiranía.
Bolívar alertó que “nosotros somos un pequeño género humano, poseemos un mundo aparte: cercado por dilatados mares, nuevo en casi todos las artes y ciencias aunque en cierto modo viejo en las artes de la sociedad civil”.
Existen factores externos contrarios a la autodeterminación de los pueblos que irrumpen para favorecer una paz verdadera y permanente. Hay una puja contraria al desenvolvimiento de los pueblos, a la cooperación, a su soberanía, agresiones que buscan impedir el logro de un sistema en el que prevalezca la independencia, la igualdad, el derecho social, a la unidad, integración, a la solidaridad, a la soberanía, al respeto mutuo, a la preservación de los derechos humanos, educación, trabajo, salud, vivienda, dignidad, entre otras garantías fundamentales como ingredientes para una efectiva práctica responsable y honesta en la obligación de conducir las aspiraciones de los pueblos.
Esta lucha viene desde tiempos inmemorables y el opresor se ha encargado de alejarlo de los pueblo. Hoy los escenarios son distintos y esos pueblos dominados están reaccionando ante la opresión criminal imperialista.
NuestraAmérica está respondiendo al compromiso consigo misma de completar la obra Bolivariana para lograr la felicidad del hemisferio latinoamericano ahora y para siempre. ¡Volveremos a vencer!.
Nuestros pueblos han asimilado a la perfección la subsiguiente frase Bolivariana:
“El velo se ha rasgado, ya hemos visto la luz, y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas y ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos”.
El monroísmo está pulverizado
Sobre el “sueño americano” se han dicho conjeturas innumerables. La Constitución de EEUU devela el “sueño” de muchos que aún viven en la miseria. Su texto fundamental articula una recortada y limitada soberanía popular por los innumerables obstáculos jurídicos en el camino de su realización.
Federico Engels, escribió sobre la política estadounidense que todavía continúa inmutable:
“Inicialmente se pronunció por el reconocimiento de los derechos del hombre, al tiempo que sancionaba la esclavitud de las razas de color existentes en América; los privilegios clasistas fueron refrendados; los privilegios raciales, santificados”.
Como antítesis Simón Bolívar propagó ideales constitucionales soportados por las reivindicaciones sociales, la libertad, la democracia y la igualdad, adecuada a las condiciones históricas concretas de la vida de los pueblos de NuestraAmérica y de las bases sociales y políticas de los jóvenes Estados de la región meridional.
Bolívar defendió su concepción revolucionaria de la soberanía popular y se mantuvo en el rechazo de las instituciones de EEUU, quienes veían la solución de los problemas en NuestraAmérica con la implantación del modelo estadounidense.
Por lo que Bolívar, precisó:
“Es desgracia que no podamos lograr la felicidad de Colombia con las leyes y costumbres de los americanos”. Luego profirió estas palabras ya clásicas:
“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”. La génesis de las frases de Bolívar aclaran el peligro que representa EEUU ya que visualizan al monroísmo y su contrario: la Doctrina Bolivariana.
Para los ideólogos de EEUU era necesario levantar los diques hacia el camino de la “tiranía de la mayoría”, a lo que en repuesta Bolívar postuló ser un resuelto adversario de la “tiranía minoritaria”.
En suma, la Doctrina Bolivariana rescató la conciencia de la historia en la que la concepción eurocéntrica-occidental ha sido incapaz de resolver los problemas sociales, incluyendo el cambio climático que ellos mismo han generado a lo largo de cinco siglos, por su incontenible voracidad y el afán de lucro a expensa de los pueblos de la Tierra.
Bolívar es el gran guía del hemisferio Latinoaméricano y del planeta para contener al imperialismo, que está expirando, dando paso a la semilla del sistema Socialista. Ésta es la dialéctica de la historia. Así como el neoliberalismo venció al feudalismo, hoy están al frente en contraposición al imperialismo los pueblos del mundo, llevando inexorablemente hacía la hoguera de la historia el capitalismo salvaje. ¡Nosotros estamos venciendo!