Todavía hay quienes de manera obstinada aun persisten en esgrimir la absurda y obsoleta tesis de la etapa por la “Liberación Nacional” en Venezuela. Bajo esta tesis se pretenden justificar la construcción de un frente “amplio” antiimperialista y no un partido genuinamente socialista para la revolución, pues, según esta tesis; según ellos, la etapa requiere de lo primero.
Y vale aquí explicar que el termino “Liberación Nacional” solo refiere a la soberanía económica y por ende, política, necesaria por los países para determinar de manera soberana su rumbo, sus acciones en política social y económica interna, y definir una posición frente a los torbellinos de polvo desatado por los acorazados imperiales.
El Che Guevara refiriéndose al asunto, en 1960, decía lo siguiente: “La soberanía política y la independencia económica van unidas. Si no hay economía propia, si está penetrado por un capital extranjero, no se puede estar libre de la tutela del país del cual se depende, ni mucho menos puede hacer la voluntad de ese país si choca con los grandes intereses de aquel otro que la domina económicamente”.
Pero vemos que esta tesis choca inmediatamente con la realidad cuando se admite que la República Bolivariana de Venezuela dispone de una amplia soberanía económica y política que le permite relacionarse con el mundo, polemizar y fustigar al imperio norteamericano y a sus lacayos nacionales con las razones justificadas y la moral sobrada. Nuestra etapa por la Liberación Nacional fue conquistada por el pueblo venezolano con la recuperación de PDVSA, empresa que yacía en manos de una gerencia transnacionalizada. Hoy, la realidad venezolana exige un cambio de estrategias, una nueva etapa. (Lo que no es igual para la realidad de los pueblos de varios países hermanos)
El Comandante Chávez ha planeado de manera oportuna la etapa por la Liberación Social de la Revolución Bolivariana; cuestión que implica liberarnos del capitalismo, y más aun, del capital, solo posible construyendo el Socialismo. Este planteamiento ha provocado las primeras contracciones del parto inaplazablemente, y no prematuro, de un partido genuinamente socialista y unificado. La pequeña burguesía ha tomado posición, y esto es augurio de la salud de la revolución.
Esgrimir a esta altura la tesis de la “Liberación Nacional”, es justificar lo absurdo. Es también oponerse al socialismo pero sin atacarlo. Es, en definitiva, una teoría jalada por los cabellos para argumentar una política errónea que roza el chantaje. El catecismo impuesto, a decir del Che, “por los ladrillos teóricos soviéticos”, han hecho de los “defensores” del marxismo, verdaderos dogmaticos. Urge rescatar al Marxismo para la revolución.
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