Ernesto "Che" Guevara el "Guerrillero Heroico"

El Che Guevara es un guía para la acción, un pensamiento, toda una filosofía que les recuerda a los revolucionarios, eso mismo: que es ser Revolucionario.

En la historia del socialismo mundial pocos revolucionarios han sido tan admirados y queridos como él. Hasta en el último rincón de nuestra Tierra su figura es convocada para acompañar las rebeldías más diversas. El Che es un ejemplo ético y de principios en todo y en cualquier proceso revolucionario.

Sin embargo, en este atractivo creciente, años tras años, también el Che ha generado al mismo tiempo desprecios, no sólo entre sus enemigos históricos, el imperialismo y la burguesía, sino también en las propias filas del movimiento socialista.

Entre estos desprecios y condenas, los más celebres han girado en torno a las acusaciones de "idealista", "subjetivista", "aventurero" y, primordialmente, "romántico", sí, romántico y por eso ha sido rechazado por su romanticismo.

Además, sospechoso porque no han podido ser encasillado en ninguna de estas cristalizaciones y por haber hablado y escrito en voz alta sobre los problemas prácticos y teóricos de la revolución y el socialismo.

El Che en sus múltiples manuscritos, planes para la acción revolucionaria, apuntes, cartas y discursos, dejó todo un programa de investigación.

Articulando ética y crítica científica de la economía política, crítica científica y política, política y cultura, cultura e historia, historia y ética. Hace una invitación magistral al retomar la herencia del insigne e inmortal Carlos Marx.

Por lo que, en nuestros días, el desafío ético del Che, retomando el programa teórico, político y epistemológico de Marx, permitirá instalar en la agenda de la revolución las perspectivas políticas radicales, antiimperialista y anticapitalista.

"Endurecernos, sin perder la ternura jamás", aconsejaba el Che, y en este tiempo, esta puede ser una buena pista para conservar la firmeza frente a un poder que apela discrecionalmente a los mecanismo de cooptación de voluntades y de disolución de principios.

Firmeza frente al poder, frente a los diversos rostros de dominación, frente a las intenciones de homogeneizar y domesticar la voluntad popular.

Y ternura para mirarnos a los ojos de las oprimidas y los oprimidos, de los condenados de la tierra y reconocernos para multiplicar el trabajo voluntario, los gastos solidarios, el pensamiento crítico y el diálogo fecundo.

Firmeza y ternura para guevarizar al mundo, integrando en nuestra militancia el sacrificio y también la alegría, la audacia, el deseo de vivir dignamente.

Firmeza y ternura para crear colectivamente un proyecto no mesiánico, no enajenante de la revolución, sino el lugar donde las mujeres y los hombres sean auténticos sujetos de la historia.

Firmeza y ternura, para que la revolución siga siendo la forma en que se nombra la fiesta del pueblo, la de la creación, la de la victoria, y el horizonte socialista. Hacía allá vamos: ¡¡¡Socialismo!!!



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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