La vida te da sorpresas, sorpresas te la política, parodiando a Rubén Blades. Lo cierto es que ambos: Rosales y Machado mantienen las redes "encendidas" sobre lo que dijo uno y lo que dijo la otra, una clase magistral de semántica si se quiere; el punto es que cada cual por su lado dice lo que interpreta del otro y el otro forma peo por lo dio a entender el anterior y en este tejemaneje están en medio los que por simpatía, ignorancia, antichavista, arrogancia, arrechera o sentido antipatria, esperan que esos dos se pongan de acuerdo para enfrentar a Súper Bigote.
Ya no importa "su majestad er conde", o el pastor evengélico rumbero, el hijo negroide de Barinas, incluso el popular pica queso o si la MUD inscribió a su insípido y desconocido candidato, es más ya no interesa el bojote de postulados presidenciales para este 28 de julio, lo que si realmente les interesa es la polarización de una candidatura opositora que a la postre reunifique el 80% del descontento que existe entre los electores venezolanos contra la figura del presidente Nicolás Maduro, según, hago la salvedad que ese porcentaje lo dio a conocer el colega periodista Wladimir Villegas, hermano del otro colega periodista y ministro de Cultura: Ernesto Villegas.
Más allá de ese contrapunteo semántico entre el filósofo del Zulia y su contra parte, La Doña, o del supuesto 80% de rechazo que tiene el conductor de victoria, la reunificación de un candidato oposicionista debe llamarnos a la reflexión dado que de triunfar la coalición de esos "lideres escuálidos" Venezuela y la sociedad venezolana entrarían en una escalada de violencia contra todo lo que signifique rojo rojito. Hay que quitarse la venda de los ojos, si la oposición gana la magistratura presidencial ellos no basarán su trabajo político y social sobre la concordia, el entendimiento, la solidaridad humana y el encuentro entre hermanos porque los fascista no conocen otro lenguaje que el de la violencia.
No es que nosotros los patriotas salgamos a votar por miedo o por la ladilla de ese descontento. No, es que debemos hacer que el legado de nuestro comandante Chávez se mantenga en el tiempo y se perfeccione como sistema político-ideológico de cara a una mejor calidad de vida, en la que los servicios públicos sean eficientes, en la que la contraloría social sea un medio de depuración del partido y no un arma para destruir al lider emergente y cuando un camarada haga una crítica no es porque ya no es bolivariano, revolucionario o chavista, sino porque quiere que las enseñanzas del comandante eterno se convierta en letra viva.