Dialéctica Marxista

Hegel escribió: “Las filosofías son su propia época expresada en pensamiento; pertenece a su época y se halla prisionera de sus limitaciones; el individuo es hijo de su pueblo, de su mundo, y por mucho que quiera estirarse, jamás podrá salirse verdaderamente de su tiempo, como no puede salirse de su piel”. 
 
Luego, la dialéctica marxista concibe la naturaleza como un todo articulado y único, en el que los objetos y los fenómenos dependen unos de otros y se condicionan mutuamente; todo está en una conexión y en una acción recíproca. 
 
Según el método marxista el proceso de evolución no es una simple repetición del camino ya recorrido, sino un movimiento progresivo de un grado inferior a otro superior. Estos principios del método dialéctico sobre el proceso de evolución de la naturaleza rigen también para la evolución de la sociedad. 
 
El hecho de que en la historia de la sociedad unas formaciones económico-sociales hayan sido sustituidas por otras, demuestra claramente que también en la vida social hay movimiento, cambio, la muerte de lo viejo y el nacimiento de lo nuevo. 
 
El cambio de una formación económico-social por otra es el tránsito de la sociedad a otro estado cualitativo, como resultado de la acumulación de los cambios cuantitativos. 
 
El contenido interno de este proceso de evolución de una formación económico-social a otra es la lucha entre las clases que tiene lugar en todas las formaciones clasistas, lucha que expresa la contradicción interna existente en el propio modo de producción, entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Así, pues, la historia de la sociedad y la de la naturaleza testimonian que en el mundo todo se realiza de manera dialéctica. 
 
La dialéctica marxista enseña un justo modo de abordar los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad; es el único método científico de estudio y de conocimiento del mundo que sirve de guía para la acción.
 
Las exigencias más importantes del método dialéctico marxista son: 
 
La comprobación por la práctica de las verdades obtenidas, la consideración de todos los cambios relacionados con la actividad práctica del género humano. 
 
De las tesis de la dialéctica marxista brota la serie de los más importantes principios rectores de la política y de la táctica.
 
La dialéctica marxista enseña que para llevar una política justa hay que orientarse hacia los sectores de la sociedad que se están desarrollando, que tiene un porvenir, hay que mirar hacía adelante y no hacía atrás, hay que ser revolucionario y no reformista, hay que llevar también una intransigente política proletaria de clase. 
 
Lenin y Stalin llamaron a la dialéctica y al método dialéctico, el alma del marxismo. Toda la actividad teórica de Lenin y Stalin constituye la ulterior elaboración y concreción del método dialéctico de Carlos Marx y Federico Engels.
 
El método dialéctico marxista nació y se desarrolló, en lucha contra el método metafísico, anticientífico promovido por Hegel. 
 
Utilizando el núcleo racional de la dialéctica hegeliana, la teoría del desarrollo, Marx y Engels fundaron un método dialéctico nuevo, diametralmente opuesto a la dialéctica idealista de Hegel. La oposición entre el método dialéctico marxista y el método de Hegel expresa la oposición entre las concepciones del mundo proletario y el de la burguesía. 
 
La dialéctica de Hegel es idealista y engañosa, puesto que afirma que no es el mundo real el que se desarrolla, sino la “idea absoluta”. La naturaleza es considerada como una sustancia “inferior” con relación al espíritu y no se reconoce el desarrollo del mundo material. 
 
Aplicada a la historia de la sociedad, la dialéctica de Hegel no reconoce el devenir más que en el pasado, lo niega en el presente y en el futuro. 
 
En determinada etapa la evolución de la sociedad se detenía y el grado supremo de toda la evolución, era para la filosofía hegeliana, el Estado reaccionario de los feudales prusianos de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.
 
En oposición a la dialéctica hegeliana, la dialéctica marxista es materialista, la base del desarrollo es el mundo objetivo y real, la naturaleza es material, mientras que la conciencia y las ideas, sólo son reflejos de la naturaleza. 
 
De conformidad con la propia realidad, la dialéctica de la naturaleza extiende los principios del desarrollo a la naturaleza. En sus obras, los clásicos del marxismo, han destacado el carácter dialéctico de la naturaleza, basándose en las grandes realizaciones de la ciencia. 
 
En oposición a la dialéctica hegeliana, el método dialéctico marxista es esencialmente revolucionario y abarca el presente y el porvenir de la sociedad humana. Rechaza como absurda la afirmación según la cual, el desarrollo de la sociedad se detiene en cierta etapa. 
 
Aplicando la dialéctica revolucionaria al análisis del modo de producción capitalista, Marx demostró en su obra maestra "El Capital", que el fin del capitalismo y el pasaje de la humanidad al sustentable sistema socialista, son inevitables.


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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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