En la guerra contra el chavismo, contra el Socialismo, el pranato madurista cumplió muy bien la primera fase: desmontar el avance hacia el Socialismo, desprestigiarlo, crear las condiciones de emergencia para el arribo del capitalismo. Pero mostró su ineptitud en la fase de construir una armazón política a la dominación capitalista.
El madurato se agotó, no consiguió apoyo popular, eso se demostró en las elecciones, ni consigue apoyo de los capitalismos internacionales y nacionales. No le sirve a nadie, no es socialista, traicionó a Chávez, y no es capitalista, no acepta las reglas de alternabilidad, cerró las puertas a las elecciones burguesas. Fracasados el gobierno y la oposición gringa en el intento de reconstruir la forma política de la dominación capitalista, fracasados en implantar la democracia burguesa, el capitalismo busca formas violentas para restablecer, estabilizar, la dominación ya lograda en lo económico.
Por eso entramos en un periodo de golpe de Estado. Esa solución está en el aíre, todos la presienten, y se preparan. El golpe es el nuevo escenario de la batalla entre el Socialismo, el chavismo, enfrentado a la restauración capitalista. Antes el escenario fue el asesinato de Chávez, después, la contrarrevolución económica, contra PDVSA, ROJA ROJITA, contra la propiedad social. En todos estos escenarios el antichavismo, llevado de la mano por el madurismo, triunfó. Y entramos en la última etapa de la confrontación: fracasada la vía pacífica, les queda la solución violenta, el Golpe.
En este escenario final de confrontación, aparece la opción del golpe capitalista, es la última carta contra el Socialismo, el encuentro final, van con todo a enterrar a Chávez y al Socialismo. Ya los mariacorinos le presentaron su plan económico, privatizarlo todo, deuda con el FMI, derogación de leyes obreras, continuidad a la política antiobrera del madurato, contra el salario, las prestaciones. Por supuesto, aunque no lo dicen, todo aderezado con una gran y definitiva represión a los chavistas auténticos, persecución física y espiritual del Socialismo, entierro definitivo de Chávez, sacarlo del Cuartel de la Montaña, del corazón de la masa.
La llamada izquierda permitida se manifestó con tibieza, parece no entender el momento histórico, el agotamiento de la legalidad madurista, y desconoce la nueva etapa de confrontación final.
El Chavismo auténtico, el Socialista, a pesar de aún no conseguir reagruparse, sin embargo, está en batalla: el ejemplo del gobierno del Comandante está allí combatiendo a la restauración y acusando a la traición, no han podido borrar del alma colectiva el fervor popular del apoyo a Chávez, el recuerdo de los combates populares contra el golpe de estado de carmona, la batalla de los obreros petroleros en unión civil-militar contra el sabotaje petrolero, las siete avenidas repleta de corazones chavistas apoyando a su líder. No han podido sacar de la memoria popular el amor de Chávez, del Chavismo por su pueblo.
En resumen, el golpe sería la culminación de la operación contra Chávez, contra el Socialismo, que comenzó con su asesinato, siguió con la traición madurista, y culmina con el golpe que estabilizará la dominación capitalista.
No obstante, esta inestabilidad en la gobernabilidad que es propicia para el golpe de la restauración capitalista; también es terreno fértil para la revancha Chavista, para el renacer de la resistencia chavista.
¡CHÁVEZ VIVE!