La convocatoria de Chávez para la construcción del PSUV es la cesión de poder más grande que se haya conocido en la historia venezolana.
A estas alturas, supongo que ni los más enconados opositores del Presidente podrán negar que goza de un liderazgo personal extraordinario. Sin embargo, este hombre, al que muchos califican de dictador, autócrata, tirano y cualquier otro epíteto que suene a hegemonía, decide constituir una organización político partidista empleando un método que hecha por tierra todas esas tesis.
GARANTIZANDO LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
Es evidente que para Chávez hubiera sido más fácil y rápido escribir unos estatutos, someterlos a la consideración de algunos de los dirigentes históricos de este proceso y luego invitar a sus seguidores a inscribirse en un partido hecho a su medida. Inclusive, podía haber escogido a los miembros del directorio de esta organización a dedo, garantizando así que sus más cercanos amigos controlaran la organización.
Pero no, esta no ha sido la metodología, todo lo contrario. Chávez ha abierto las puertas y las ventanas. Ha dicho que cualquiera puede participar. Inclusive, hasta los que firmaron en su contra para solicitarle un referéndum y revocarle el mandato. “Insólito”, dicen algunos, y no les falta razón.
Una vez que termine el registro de Aspirantes a Militantes, comenzará un proceso de participación que no tienen precedentes. Los registrados conformarán batallones de 200 personas para discutir sobre los temas propios del partido: el tipo de socialismo que se va a promover, los estatutos, el plan de acción, la metodología para la toma de decisiones y la escogencia de las autoridades, el perfil y la ética del militante, las formas de financiamiento y cualquier otro tema de interés. Luego, estos batallones escogerán un vocero, que participará en las asambleas regionales y estos a su vez a los 2200 delegados que integrarán el Congreso Fundacional, que se instalará entre el 15 de Agosto y el 17 de Noviembre de este año, manteniendo informados permanentemente a las asambleas y a los batallones sobre cada uno de los temas que en él se planteen. Este Congreso Fundacional deberá escribir un documento que contenga todos los temas anteriormente mencionados, producto del consenso de las miles y miles de reuniones que se estarán dando a nivel de todo el territorio nacional. Posteriormente, dicho documento deberá ser aprobado por los registrados hasta ahora y, entonces sí, nacerá el partido.
Es sólo hasta este momento en que los militantes se podrán inscribir en una organización político partidista que tendrá nombre, estatutos, proyecto y perfil político y ético.
ES ABSURDO NO PARTICIPAR
Algunos dicen que no se quieren registrar porque no saben de qué se trata ese partido, que van a esperar para ver qué sale. Me perdonan, pero eso no tiene ningún sentido.
Llegó la oportunidad, por primera vez en Venezuela (y me atrevo a decir que en el mundo), de que un partido no sea fundado por una élite, sino que sea el pueblo el que le dé forma, pero algunos dicen que hay que esperar. ¿Esperar a qué? ¡Ahora es que hace falta que participen en las discusiones. En el fondo, el problema es que no confían en la sabiduría del pueblo.
En todo caso, siempre habrá la oportunidad, si el resultado no satisface personalmente a alguien, que luego no se inscriba como militante. Pero ahora todos los venezolanos tenemos la oportunidad de dibujar y construir este partido, el cual, por cierto, es el partido de gobierno, lo cual le otorga una importancia fundamental y nacional.
Por eso es que, más allá de lo que piense cualquiera, al menos yo no me lo pierdo.
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