El Alba, paradigma para las relaciones socialistas interamericanas y herramienta colectiva de emancipación

Esa apasionada palabra ALBA, aparecida en discursos, usada para evocar imágenes gratas, o incluida en sonetos y poemas, para fijar gratos recuerdos, o para simbolizar la génesis de un fenómeno, o para referirse poéticamente a la fase de inicial de un proceso, cada vez está más presente en la mente de los pueblos latinoamericanos y caribeños y en el pensamiento de sus líderes, porque ALBA comienza a ser uno de esos sueños, al parecer utópicos, que en “un abrir y cerrar de ojos” se van convirtiendo en realidad.

Cuando en el verano del 2001 conversaban los Comandantes y Presidentes, Fidel Castro Ruz y Hugo Rafael Chávez Frías, luego de una larga jornada de debates con otros colegas presidentes iberoamericanos en la Isla de Margarita, principal centro turístico de Venezuela, y en torno a los peligros que la propuesta estadounidense de la Alternativa de Libre Comercio para las Américas (ALCA) provocaba para Nuestra América, es que surge la inicial contrastación de esa idea genial de Chávez en llamarle ALBA a las nuevas relaciones entre países con proyectos soberanos e independientes del imperialismo, alimentada dicha idea por la incipiente praxis internacionalista entre Cuba y Venezuela centrada en el contingente médico cubano asistiendo a las víctimas del litoral varguense (uno de los Estados venezolanos) y la decisión soberana del gobierno bolivariano de continuar cumpliendo y profundizando el Acuerdo Petrolero Centroamericano y Caribeño firmado por gobiernos anteriores con varios países de estas regiones.

Al surgir de una crisis, originada como oposición a la propuesta económica, estratégica-política y mediática, imperialista (del capital monopolista transnacional en alianza con las oligarquías nativas) llamada ALCA, el ALBA es un nombre que surge resaltando su oposición, conceptual y de principios, a la propuesta estadounidense, centrando su atención en el término “Bolivariana” y que es asumida, al menos, por dos estadistas dispuestos a institucionalizar con mayor rigurosidad esas nuevas relaciones comenzadas a practicar entre un país constitucionalmente socialista como es Cuba y otro gobierno, como el venezolano, apoyado en una Constitución de posiciones sociales avanzadas, de inclusión, de igualdad y plenamente soberanas.

Si el ALBA como institución, fue firmada entre Cuba y Venezuela, tres años después de haber surgido dicho nombre, haberlo mencionado el Presidente Chávez en sus conversaciones con Fidel, y producirse el primer documento binacional en diciembre de 2004, no fue consecuencia de su inviabilidad, sino del accionar de las fuerzas pro-imperialistas “venezolanas” que durante el 2002 y 2003 confrontaron sus capacidades contrarrevolucionarias anticonstitucionales con las fuerzas revolucionarias y constitucionalistas para tratar de detener el avance de la Revolución Bolivariana que como proceso social iniciaba la fase de consolidación del poder político necesario para ganar, reiteradamente, la decisión mayoritaria del pueblo venezolano. De manera que con las seguidas derrotas de la contrarrevolución venezolana en el golpe de Estado de abril y sabotaje petrolero de diciembre del 2002 y en el Referéndum Presidencial de agosto de 2004, la correlación de fuerzas políticas en Venezuela se inclina aún más hacia el bolivarianismo, y en los tres meses siguientes se terminan de conformar las condiciones necesarias y suficientes, de orden interno en Venezuela, para que el mundo comenzara a conocer los acuerdos del ALBA, nombre con el que se designó a la Alternativa Bolivariana para las Américas, según los términos usados oficialmente en el Acuerdo binacional del 14 de diciembre del 2004.

Si bien el término “Bolivariana” define la Alternativa política firmada binacionalmente por los Presidentes Chávez y Fidel, es con el Acuerdo tripartito de abril del 2006 firmados por los Presidentes de Cuba, Venezuela y Bolivia donde se hace una modificación a lo que se quiere designar por el término ALBA y se establece que es un “Acuerdo para la construcción de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y los Tratados de Comercio entre los Pueblos de nuestros tres países”. Tal denominación y significado que une estrechamente los legados de los próceres latinoamericanos-caribeños Simón Bolívar y José Martí, son ratificados al incorporarse Nicaragua y, su Presidente, Daniel Ortega, manifiesta su disposición a incorporarse al Acuerdo fundacional del ALBA entre Cuba y Venezuela, el cual es luego ratificado por esos cuatro gobiernos en la V Cumbre del ALBA realizada en Tintorero, Estado Lara, Venezuela, en abril 2007.

En la esencia del ALBA, como propuesta política entre naciones con gobiernos profundamente identificados, comprometidos con sus pueblos y ejecutores de políticas públicas de alto contenido social, la particularidad más general y, por ello, de mayor fuerza, es la construcción colectiva antimperialista, la cual presupone la aceptación por parte de sus miembros, de ciertos principios de conformación de sus estructuras y funcionamiento como son la disposición a la solidaridad ante las urgencias de los otros, el reconocimiento de la necesidad de la complementación en oposición al criterio capitalista de la autosuficiencia per sé, la disposición integral a la cooperación como proceso social de realización colectiva, de funciones compartidas, entre todos o entre algunos y la lógica dialéctica de un concepto de soberanía fincado en las premisas de sus creadores, todos líderes populares, y no tanto en la concepción limitada que ha venido adoptando la Organización de las Naciones Unidas acerca de tan relevante y clave concepto nacido en el contexto del surgimiento de los Estados Nacionales.

El ALBA en tanto sistema de relaciones socialistas entre naciones, interactúa con el entorno y con otros gobiernos no miembros, pero dispuestos a apoyarse en el ALBA para resolver problemas sociales que estén al alcance y potencialidades de los miembros del ALBA, como ha sido la cooperación de Cuba y Venezuela mediante la Misión Milagro con Nicaragua, Panamá, Ecuador, Colombia, Paraguay, Chile, etc., donde cientos de miles de pacientes han sido intervenidos quirúrgicamente y han recobrado la vista o mejorado con certeros tratamientos, o la aplicación del Método cubano “Yo si Puedo” por cubanos y venezolanos para alfabetizar por todo el continente.

El ALBA, que ya cuenta con un Consejo de Ministros y Consejo de Presidentes del ALBA, actualmente tiene en funcionamiento, en territorio de los cuatro países miembros, más de 1500 grandes proyectos bilaterales o trilaterales con resultados excelentes en materia de organización empresarial, producción de casas, generación y ahorro de energía, producción agrícola, mejoramiento animal, producción de azúcar, salud gratuita a más de 30 millones de personas viviendo en Cuba o Venezuela, pues con el ALBA, los pueblos tienen una herramienta colectiva de emancipación.

(*) Profesor de Relaciones Internacionales, de Seminarios Cuba y África de la Universidad Central de Venezuela, Profesor Invitado del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”. Asistente Legislativo del Palamento Latinoamericano. Coordinador Asistente de la Revista “Latinoamérica y el Caribe Hacia la Integración” del GPV del Parlatino.

Publicado inicialmente también por: MAGEC.info. Canarias, España.
http://www.magec.info/articulo.php?id=967
Viernes, 6 de Julio de 2007


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Ernesto Wong Maestre (*)


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