El desarrollismo es la producción ilimitada de bienes materiales, explotando a los seres humanos y a la naturaleza; un patrón de consumo creado por los valores y necesidades del mercado; altamente derrochador de energía fósil. El desarrollismo es capitalismo.
Pero el socialismo del siglo XX nació desarrollista. Así, culminó capitalista, como el lema de Deng Siao Ping, no importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratón. En la revolución venezolana existe una fuerte corriente desarrollista asociada a la corrupción y a un patrón de consumo neocolonial (causa y consecuencia de unas importaciones anuales que se acercan a los $ 40.000 millones). La corrupción fue un acuerdo puntofijista para transferir capital público al sector privado. Hoy se mantiene, generando el peligro, distinto al neoliberalismo, de capitalistas hablando de socialismo, en posiciones dirigentes.
Lo decisivo será la diaria movilización revolucionaria de la población, para transitar del paternalismo (no es lo mismo que el papel de la personalidad en la historia), hacia la autogestión; de la burocracia corrupta y centralizadora al poder real de los consejos comunales; de la naturaleza como recurso económico, a fuente de la vida; del ser humano como recurso humano, a un ser creador de bienes libres; del individuo materialista, egoísta y utilitario, a un ser humano social como unidad de espíritu, mente, cuerpo y naturaleza, fuera de la tradición cartesiana; de la productividad económica reproductora del capital, a la productividad ecológica fundada en la máxima productividad del ecosistema terrestre (oxígeno, agua, energía, amor); de la maximización de la ganancia a la máxima conservación de los equilibrios ecológicos; de la energía fósil a las energías renovables; del progreso a la diversidad cultural e histórica; del hombre centro del universo a la interdependencia de todo lo existente; de la dominación del ser humano a la administración de las cosas y la desaparición de todo poder. Este es otro camino, distinto al actual. El proceso venezolano no debe concluir en una frustración pues, entre otras cosas, tiene alta incidencia mundial en una alianza Sur-Sur, que potencie al norte antifascista, para derrotar la corriente bushista que está destruyendo al planeta.
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