Un Socialismo científico deberá ponderar adecuadamente la influencia ecológica sobre los hombres, pero desde hace mucho tiempo viene extendiéndose la hipótesis, con aspiraciones científicas, de que al *hombre* predominantemente lo modela el medio, la cultura recibida, la educación, los medios, la religión, en fin, su hábitat, la familia, todo eso en un plano casi igualitario con la Flora y la Fauna.
Los connotados aportes antropológicos y la Sociología académica así lo señala. Por su parte, los interesantes aportes naturalistas y ecológicos de Charles Darwin, por ejemplo, apuntaron siempre al reforzamiento de esta hipótesis ambientalista, que como variante sociológica persigue orientar nuestra atención hacia asuntos secundarios frente a las subyacentes causas de nuestra personalidad, de nuestro modo de vida.
Porque es un hecho que hasta las comunidades cuantitativa y aparentemente *peor* dotadas por la naturaleza tienen asegurado un potencial sustento, puesto que de otra manera no se concibe el surgimiento de la vida en poblaciones desérticas o despectivamente conceptuadas como inhóspitas, como resulta inconcebible la crianza de superbebés en comunidades hambrientas por causas no ecológicas, sino económicas.
Desde luego, cuando se rompe el equilibrio ecológico, o la llamada cadena fitotrófica, estamos ante otra cosa, y debemos buscar las causas de tales rompimientos, pero no en sus motores aparentes como la cacareada ignorancia popular, ni en la deficiencia de *luces* académicas, ni el mal uso de los recursos naturales, ni en esos mil subterfugios tendentes a ocultar el fondo mismo o causa última de esas desequilibrantes desviaciones ecológicas. Debemos necesariamente ir a las causas económicas, al tipo de sistema de vida que clasistamente venimos dándonos, ayer esclavista y feudal y hoy desparramada y globalizadamente capitalista.
Porque no débese seguir confundiendo las relaciones del *hombre* con la naturaleza con las relaciones entre unos hombres y otros. Aquellas son relaciones naturales y ambientalistas, las segundas son meramente socioclasistas.