Hace 50 años nuestra generación estaba en las cárceles, en las cámaras de tortura o luchando en la resistencia clandestina por un país con democracia y libertad. Como la historia la escriben los vencedores, la victoria que realmente obtuvimos ha sido ocultada: el surgimiento desde enero 23 hasta las elecciones de diciembre 58, del único período de democracia directa que conozca nuestra historia republicana. La democracia puntofijista no comienza el 23 de enero.
Cuando se formó la junta de gobierno para sustituir a PJ, el pueblo protestó por la presencia de militares perezjimenistas. La petición de que entraran civiles, se satisfizo introduciendo a dos aliados de EEUU: Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, lo que no fue denunciado. Falló la dirección política. Nixon, el Vicepresidente de EEUU, visitó Venezuela, el pueblo lo obligó a irse precipitadamente. En julio del 58, Castro León dio un golpe de Estado, el pueblo lo obligó a rendirse. Coincidió este auge popular con el desmantelamiento de instituciones como el congreso, la policía, las FAN.
La convocatoria para elegir un Congreso, constituir un gobierno con Betancourt al frente y luego ir contra la insurgencia popular, era el objetivo de la derecha. La dirección política no percibió este peligro.
En agosto de 1959 comenzaron los muertos y surgió en la calle, como resultado de la provocación betancurista, la consigna si sigue la peinilla haremos la guerrilla. Multiplicar el auge popular y aislar a los sectores proimperialistas para conquistar una democracia popular, era la tarea planteada ¿Conduciría esto a un enfrentamiento armado? Podía ser, pero no se debió precipitar.
La derrota y las migajas de libertad y bienestar, fueron el resultado.
La democracia y el poder popular están por construirse ¿Hacia dónde va el experimento bolivariano? ¿Podrá superar los conflictos que lo afectan? Desde dentro hay un golpe de Estado derechista en marcha. Como en abril de 2002 hay que librar una batalla para que predomine la iniciativa popular. En el pueblo chavista hay descontento y dudas. No se resuelven con voluntarismo. Ahora hay que hacer algo que no existe: política elaborada colectivamente, con los de “abajo” Es eso o la hora de los revolucionicidas, de la traición. No se puede seguir gobernando como hasta ahora.
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