Formación ideológica y praxis revolucionaria en el socialismo bolivariano (I)

La Revolución Bolivariana es -ante todo- un proceso social donde convergen las conductas de millones de hombres y mujeres de Venezuela dirigidas a encontrar las soluciones más idóneas a los problemas que aquejan a la sociedad en su conjunto. He ahí la diferencia más esencial entre la conducta de los revolucionarios socialistas y la conducta de los conservadores capitalistas. Mientras que los bolivarianos propusimos y votamos por reformas constitucionales para el beneficio de todos, los globovisionarios las torpedearon para evitar el beneficio de todos y ellos seguir egoistamente disfrutando sus grandes riquezas capitalistas.

Toda conducta humana tiene su origen en una determinada actitud, ante algo o ante alguien. En nuestra reflexión nos referimos a la conducta revolucionaria, la cual tiene como base la actitud revolucionaria ante la vida. Por ello, es por lo que es posible desencadenar con mayor intensidad y fuerza un proceso revolucionario, o una rectificación al proceso, ya sea comenzada por el líder y por el grupo dirigente, siempre que se sostenga, tanto esa actitud como la conducta revolucionaria para hacer notar esa necesidad a los grandes grupos humanos, imbuidos del ideal revolucionario, incluirlos e involucrarlos en todo el proceso de decisiones políticas y participación, en el sentido más amplio e integral del concepto de política.

De una forma intensa, cuando se dan factores planeados o a veces hasta casuales, entonces se van dando las condiciones para que muchos hombres y mujeres, con actitudes revolucionarias, las logren convertir en conductas revolucionarias y se inicie una nueva fase de la construcción social. Tanto la actitud como la conducta toman fundamento en los valores humanos más sagrados que se han formado a través de miles de generaciones y trascienden. En cada una de ellas, los valores alcanzan determinado nivel y rasgos muy bien definidos según la formación ideológica de cada integrante de las generaciones inmersas en cada proceso social, estén en una u otra clase social en pugna o alianza dentro del proceso en cuestión.

En este época de tránsito mundial del sistema capitalista al sistema socialista coexisten los valores del capitalismo, llamados por algunos teóricos los "antivalores", y los valores del socialismo en proceso de génesis y desarrollo impregnados de las particularidades de la época. Ambos tipo de valores poseen ciertas semejanzas con los valores que han estado en la base de todas las contiendas sociales desde que existen seres humanos pero impregnados en cada época de rasgos muy definidos según las particularidades de los enfrentamientos y el nivel alcanzado de desarrollo de las ciencias y la tecnología. Si no fuera así, la identificación de las generaciones actuales con el ideal de Simón Bolívar sería imposible. La dominación capitalista/colonialista es vencida por las ansias perennes de libertad; la discriminación termina siendo condenable ante los sentimientos de igualdad, la esclavitud es execrada por el ideal independentista, la mentira es vencida por la verdad, la indignidad producida por el capitalismo es solucionada por el socialismo con el culto a la dignidad plena del ser humano; la guerra es vencida por la paz; el egoismo de la ganancia capitalista es combatido con la solidaridad socialista; la ostentación va cediendo el terreno a la modestia revolucionaria; el miedo siempre es vencido por la valentía; el honor del poderoso pierde sentido ante el honor del humilde, en resumen: los Goliath siempre terminan vencidos por los David.

También, en nuestra época coexisten las actitudes y las conductas tanto capitalistas como las socialistas, igualmente como en su época coexistieron las ideas feudales con las esclavistas, o antes, las ideas tribales-comunitarias con las ideas tribales-clánicas y reinales. En los cambios de época eso es algo recurrente. La balanza de fuerzas entre ellas va variando a favor de una o de otra en la medida en que la formación ideológica de una de las fuerzas va fortaleciendose mientras que la formación ideológica de la otra va debilitándose, y en ello desempeña un papel crucial el nivel de veracidad con que se educan y se forman ideológicamente las generaciones protagonistas en la pugna social.

La ideología capitalista venció a la ideología feudal –después de más de setescientos años en pugna- con el apoyo ideológico y educativo de los llamados "renacentistas" y "enciclopedistas" que fueron mucho más veraces que el oscurantismo religioso papal. La ideología socialista –en poco más de doscientos años- ha prendido y se expande, sobre todo en aquellos países que buscan vías no capitalistas, por más de la mitad de la población del mundo gracias a que las ideas de Marx, Engels, Lenin, Mao y Che, y de muchos otros socialistas como Gramsci, Mariategui o Rosa Luxemburgo, se las apropiaron y las hicieron suyas (estudiando, trabajando y luchando), las fuerzas humanas orientadas al socialismo porque aquellos sinceros líderes fueron más veraces y honestos que Kant, Hegel, Ricardo, Weber, Keynes, Parssons, Fridman o Fukuyama, por mencionar a algunos ideólogos del capitalismo naciente y del imperialismo.

De manera que la ansiada "formación ideológica" necesaria en los constructores del socialismo, ni caerá del cielo, ni la introducirá nadie en las cabezas de los bolivarianos. Sólo la alcanzará a tener cada uno de nosotros como resultado de la praxis revolucionaria en la construcción del socialismo, entendiendo dicha praxis revolucionaria -veraz y honesta- como expresión de la conducta socialista en las numerosas tareas diarias en el estudio, en el trabajo y en la defensa de la Patria que son las tres vertientes claves de la construcción del sistema socialista, el más avanzado de la humanidad, donde convergen todas las tareas revolucionarias, desde la organización de la producción y de los servicios para el pueblo, como de la organización del propio PSUV y de las instituciones bolivarianas, hasta el aprovechamiento de las jornadas recreativas de "puentes" y de vacaciones para la superación personal, de hijos y familiares, lo cual es altamente importante en la formación del futuro hombre nuevo.

Con el concepto "formación ideológica" se designa comúnmente un cierto nivel más complejo de ideología que posee un ser humano o un grupo social, en tanto ese nivel de la ideología va siendo factor decisivo en la construcción del nuevo sistema social, es decir, en la transformación del capitlaismo en socialismo. No es casual que en momentos difíciles, algunos bolivarianos exclamen "¡ es que falta la formación ideológica ¡". Toda esa gran parte de la sociedad venezolana, más de cinco millones de personas, que aspira a construir el socialismo tiene –sin dudas- un nivel de mayor complejidad o más elevado de formación ideológica socialista que los casi siete millones de abstencionistas del 2 de diciembre del 2006, algunos de los cuales están en un período aún de comprender las bases fundamentales de la ideología socialista, y sobre todo, de rechazar por dañino, para él y su familia, el sistema capitalista de explotación y dominación. No obstante, aún sin una formación ideológica socialista, esos abstencionistas no optan por apoyar a las fuerzas capitalistas que a lo largo de los últimos diez años se ha estancado en los cuatro millones, para pesar de dichas fuerzas, ya que todos los años ingresan en la mayoría de edad más de doscientos mil venezolanos y las fuerzas capitalistas sólo han podido conquistar una insignificante parte de esos jóvenes, los más conservadores, los de origen oligarca y algunos aspirantes, por confusión, a ser capitalistas o a ser simples aduladores del "american way of live".
Para quienes les resulta complicado entender esto de la "praxis revolucionaria" van estas lìneas reflexivas. El PSUV deberá tener mucha responsabilidad y peso moral para impulsar intensamente y controlar moralmente la realización de todas las tareas de la Revolución que posibilitarán el avance de esa ansiada formación ideológica en los(as) jóvenes, los adultos(as) y los abuelos(as).

Quienes hemos observado varios procesos revolucionarios y actuados en ellos, debemos colaborar y facilitar su comprensión mediante ejemplos concretos, expresados en toda su riqueza dialéctica de contradicciones y soluciones mediante la praxis revolucionaria. En el próximo artículo continuaremos la reflexión.

wongmaestre@gmail.com


(*) Profesor Invitado de la EEI-FACES y del IAEDPG. Asistente Legislativo del Vicepresidente de Relaciones Interinstitucionales del Parlamento Latinoamericano y Coordinador Asistente de la Revista Latinoamerica y el Caribe hacia la Integración.


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Ernesto Wong Maestre (*)


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