Donde la alegría es sin objetos ni sombras

La fidelidad de Fidel

Los pensamientos, míticos, religiosos, mágicos o ideológicos, no son muy diferentes en cuanto al trasfondo que manifiestan y lo que intentan. Cuando observas atentamente las diferentes actitudes ante la renuncia de Fidel Castro a un nuevo período de gobierno, eso queda bastante claro.

Algunas pretenden vengar la afrenta de una pequeña isla al gigante que se cree todo poderoso, otras desean retomar sus propiedades abandonadas en la huída, mistificando e identificando la caída de la digna resistencia del pueblo cubano con la renuncia o muerte de Fidel. Desde la otra cara es idolatrado como símbolo de dignidad y permanencia, éxito en el logro de su propósito frente a toda contrariedad por cincuenta años, toda una vida.

Lo mismo hacían nuestros antepasados ante las fuerzas naturales, intentaban con los medios disponibles comprenderlas, aprehenderlas y relacionarse de algún modo con ellas. Para poder manipularlas acorde a sus deseos, sueños e intenciones. La diferencia está en las modalidades de pensamiento y lenguaje, pero no en la intención.

Si algo queda más claro en las antiguas modalidades es la intensidad. Porque su pensamiento era reflejo, instintivo y sin intermediación racional, no disponían de conocimiento abstracto que amortiguara y/o disfrazara sus sensaciones viscerales frente a la magnitud de las fuerzas naturales. Por lo cual del mismo modo instintivo tal vez, caían de rodillas ante aquellas fuerzas descomunales, sintiéndose insignificantes.

Pero otros, lógica y sensatamente luego de que el despliegue de poderosa fuerza ya había pasado, reaccionaban con rebeldía a tal sensación de insignificancia, soñando modos de dominarlas y ponerlas a su servicio. Esos son los actos, imágenes y fundamentos de las conductas que heredamos.

Dioses y creyentes en un acto de resignación, sometimiento y entrega a esas fuerzas y voluntades superiores, a cambio de sus favores. Frente a la del mago con un bonete azul cielo tachonado de estrellas, su varita y bola de cristal, que concibe esas fuerzas como seres elementales que pueden ser sometidos a sus deseos, a su voluntad.

Esas actitudes no han cambiado en nada pese a los siglos de racionalismo. Según la magnitud e intensidad de los eventos que sentimos, adoptamos una u otra modalidad. Pero actitudes y modalidades más o menos, los cursos de hechos históricos, los tropismos acumulados siguen su camino sin preocuparse mucho por magos o devotos, sin enterarse siquiera de las argucias de agrandar o empequeñecer ante los eventos nuestra imagen, gritando en reto a los vientos o arrodillándonos ante ellos.

La ciencia parece entonces ser un descendiente o una rama del árbol mágico, o para que no se ofendan los científicos, la magia parece ser un rudimento del pensamiento y metodología científica. Ha abierto muchos caminos para domesticar algunas de esas fuerzas haciendo hasta cierto punto innecesario los callos en las rodillas.

Solo que hipnotizados con esas fuerzas y nuestros éxitos, hemos dado espaldas, no hemos atendido a nuestra intimidad, donde las inmateriales rodillas siguen doblándose atemorizadas alternándose con los magos que hacen sus talismanes y exorcismos. Es en este contexto que la imagen de un ser humano como Fidel Castro se destaca.

Porque más allá de lo que hizo o dejó de hacer en su intimidad, son sus hechos los que dan cuenta del modo de vida que eligió y manifestó, conductualizó. Y salvo que aún seamos tan ingenuos como para creer que podemos sentir y pensar una cosa haciendo otra, logrando de todos modos un objetivo, hemos de coincidir en que Fidel ha sido coherente y consistente.

Ha dedicado su vida a una idea-fuerza que se fue forjando en su praxis. Las ideas, la verdad, la coherencia entre lo que se hace, lo que se siente, piensa y se dice, tiene más fuerza que el temor, el consecuente apego a los objetos y las conductas acomodaticias, serviles. Una vez más tengo que resaltar el mismo trasfondo para diferentes ideologías, creencias y cultos.

Pues no es diferente el trasfondo sensual hedonista del liberalismo, que más allá de su discurso solo desea hacer lo que se le venga en gana, irrespetando toda ley diferente a su deseo, que el del que se proclama socialista o humanista, cuando se encuentra finalmente en posición de poder realizar sus deseos en los hechos.

Y es que más allá de lo que creamos y declamemos, las necesidades de nuestro cuerpo, las limitaciones naturales y las intenciones de los demás seres humanos, oponen fuerzas de diferentes intensidades a nuestros deseos. Exigiendo la capacidad, el conocimiento, la habilidad, oportunidad y fuerza de voluntad necesaria para superarlas.

La diferencia entre las conductas coherentes y acomodaticias cual herramientas o medios para el logro de los deseos, está a la vista en la actitud de Fidel de desprenderse de un cargo cuyas exigencias ya no se siente en capacidad de desempeñar, desplazándose a una función de copresencia revolucionaria.

La diferencia está a la vista en el ejemplo que ha sembrado, en la gesta de su pueblo. La diferencia sobre todo, aunque no evidente, está en una vida de fidelidad a su sensibilidad, a su conciencia humana, en la experiencia íntima que ello brinda, más allá de lo que los demás opinen.

Como yo la experimento, la vida tal cual la vivimos es cíclica y no lineal. Algunos sufren en la creencia de que el ser humano podrá ser engañado y continuará con sus conductas acomodaticias por siempre jamás.

Sin embargo el sol se pone nuevamente cada mañana y a los inviernos los siguen inevitablemente las primaveras. Los egos racionales son desconectados por el sueño, y sin embargo son repuestos por la vigilia cual vedet de su escenario y paisaje a cada despertar.

Todos los acontecimientos tienen una continuidad, un encadenamiento, un ritmo cíclico involuntario, que sin embargo puede ser alterado por la acumulación de una dirección de hechos colectivos, intencionales, voluntarios. ¿O no se ha alterado el clima a instancias de la poderosa tecnología, y con ello todo el ecosistema, incluyendo nuestros cuerpos? ¿No se han hecho realidad nuestros sueños de volar como aves venciendo la inercia de nuestros cuerpos?

En el eclipse total la luna puede desaparecer para nuestros sentidos predominantes, del mismo modo que lo hace el sol por la noche para dejar a la vista un cielo estrellado que de todos modos siempre está. ¿Adónde va el invierno cuando llega la primavera, adónde va el amor cuando llega el odio, adónde va el ego cuando lo desplaza el sueño?

¿Adónde va lo irracional cuando la racionalidad entra en escena tímidamente hasta que se convierte en vedet? ¿Adónde va la siquis cuando el cuerpo comienza a desestructurarse? ¿Adónde van las sombras cuando el sol está en su cenit o no hay objetos? ¿Dónde va el sol en la noche? ¿Dónde las estrellas al amanecer?

Yo no lo se ni mucho menos pretendo venderles un nuevo cuentito. Sin embargo desde que nacemos, como nuestros antepasados vivimos haciéndonos cuentitos para llenar ese espacio desconocido, esa discontinuidad de los sentidos, ese cíclico ahora estoy y ahora ya no.

Cuentitos para aplacar los temores, cuando las brechas en la continuidad de los hábitos y creencias heredados e interiorizados en nuestro ejercicio social, irrumpen sorprendiéndonos, desilusionándonos, despertándonos del sueño lineal y reduccionista de continuidad.

Analógicamente entonces podríamos decir que Fidel es la intensidad del sol, que con su luz impide que nuestras tímidas miradas vean en pleno día el cielo estrellado del pueblo cubano, la fuerza, permanencia y coherencia de la dirección de hechos que les permitieron quebrar el tropismo hedonista imperial.

Podríamos decir que Cuba, su pueblo, Fidel, son la isla del continente hundido que aflora, emerge desde las profundidades del océano, desde la cara oscura de la luna tras el eclipse total. Podríamos recordar que tenemos cuerpos, necesidades y dolores, lo cual impone límites, umbrales precisos a todo sueño, ideología y conducta acomodaticia.

Por eso la dialéctica histórica, generacional, como motor de toda historia y evolución posible jamás se ha detenido ni se detendrá. Por eso se requiere conocimiento y hechos concretos, coherentes y sostenidos para producir cambios cualitativos. Por eso hoy los hechos del pueblo cubano soplan cual poderosos vientos continentales allende los océanos, razas y religiones.

En un momento donde la mirada aún está encandilada por la poderosa inercia de las conductas acomodaticias, así como cuando despiertas aún arrastras la intensa atmósfera de tus sueños, la intensa luz del sol deslumbra y aún atemoriza.

Por eso muchos magos focalizan en Fidel su rebeldía ante la sensación de insignificancia que experimentan, pretendiendo identificar y exorcizar las posibilidades de su conducta y ejemplo de toda una vida y las posibilidades de las fuerzas y capacidades de todo un pueblo, con su renuncia o desaparición.

Claro, exigen menos decisión y voluntad las críticas que intentan disminuir la talla de quienes han enfrentado sincera, fielmente, con o sin éxito, todas las fuerzas adversas que su intención ha desencadenado. Que exponer el propio cuerpo y enfrentarlas, con o sin éxito. Sin embargo los hechos y el ejemplo hablan, dan testimonio por si mismos.

Y por muchos juegos de palabras que hagamos no podemos tapar el sol con un dedo, no podemos susplantar hechos ni calmar dolores con palabras. No podemos negar ni detener un continente completo que despierta ni el faro que guía sus miradas, cuando el momento llega. No podemos agrandar mágicamente nuestra sensación de insignificancia, frente a la magnitud de las fuerzas que sentimos.

Solo podemos superar nuestro temor a esas fuerzas enfrentándolas con sinceridad, verdad, coherencia. Cuando la conciencia gana terreno es porque necesariamente esas fuerzas lo pierden. Yo me atrevería a decir que llega el momento en que la luz disipa la sombra del pequeño, temeroso y supersticioso ego, que se agranda y empequeñece instintiva, reactivamente según las circunstancias.

Eso es posible cuando la conciencia comienza a sentir que es toda la fuerza de la historia la que vive en ella, sosteniéndola e impulsándola hacia puerto seguro. Que es el tumultuoso río de los deseos y hechos acumulados de sus antepasados, lo que hoy abre la puerta de su posible satisfacción, realización.

Una vez más el tema no son las posturas ni las discusiones entre creencias o ideologías, sino las sensaciones de intensidades y fuerzas superiores, naturales o humanas. Inercias de hábitos económicos y culturales institucionalizados, que se oponen a las fuerzas y deseos del ego generando insatisfacción, frustración y deseos de superación.

No otra es la intención tras la domesticación de animales o la esclavización de otros negando su humanidad, e inevitablemente la propia. Satisfacer tus necesidades y deseos aliviando tu esfuerzo para superar esas resistencias.

No otra cosa e intención representa el dinero, transferencia de costos, es decir eludir el trabajo necesario a la satisfacción de necesidades, a aplacar el inevitable dolor a que estamos sometidos y nos impulsa a la acción. Apropiarnos de los objetos de nuestros deseos, sean cosas o seres humanos, irrespetando sus deseos, imponiendo los propios.

Muy diferente es el camino de descubrir los secretos del reino vegetal y aprender a cultivarlos para nuestro sustento, comenzando a organizar al entorno acorde a nuestras necesidades. Así es como la conciencia se abre y le gana espacio al mundo de las sensaciones y los objetos. A partir de allí se abren dos alternativas por la vía de las decisiones y los hechos.

Hoy predomina aún la de poner los objetos, la economía por encima de los seres humanos. Con lo cual niegas tu propia intimidad, te insensibilizas a tu propia humanidad, iniciando el camino de las sombras, de la violencia y el sufrimiento mental. La contradicción es inherente a esa elección, ya que eligiendo dar prioridad a los objetos das espaldas a tu propia sensibilidad. Cada decisión y acto en esa dirección te aleja de la paz, del equilibrio íntimo.

Tu ego es el fruto, la inercia acumulada de tales decisiones y actos repetidos en esa dirección. Por ello crees que caminas por el tiempo hacia un destino al que jamás llegas, y terminas encontrando frente a ti aquello de lo que creías estar escapando, dejando atrás. Pues estás buscando y tratando de encontrar fuera, objetivada, la sombra de la sensibilidad negada dentro.

El otro camino es el que ejemplifica Cuba, su pueblo, Fidel. Es el rayito de sol, que despunta justo en medio de la más larga y oscura noche anunciando el alba. La prioridad es el ser humano y por tanto no predomina el deseo de poseer y acumular objetos, ni el de continuarse cual sombra en sus hijos, heredándole su imagen de si y su paisaje del mundo. Sino la generosidad, la soltura y movilidad entre los objetos y paisajes, la natural alegría, la familiaridad de compartir aquello de lo que se dispone y produce solidariamente.

De allí el ritual de compartir el pan y el vino, producto de nuestro trabajo y sudor, aún con el desconocido que toca a nuestra puerta. Porque en haciéndolo, se amplía y expande nuestra intimidad ganándole lugar al temor y el apego a los objetos, que proyecta sombras en lugar de luz sobre el mundo. Se abren las puertas del íntimo hogar dejando de ser una cárcel.

Si temes, cada sentimiento y pensamiento concretado en hechos, construye fortificaciones y atalayas para otear a la distancia al temido enemigo que el tiempo podría traer. Que no es sino el fantasma y fruto de tus propios temores y sus hechos en el espejo de tu mente, de la atmósfera sensible que inevitablemente respiras.

Dicen los expertos que las variables económicas son sumamente complejas. Yo creo que lo único complejo y además sumido en sueños y cuentitos es nuestra conciencia. Porque así como la economía familiar, es la del mundo. Simplemente te estrellas contra las fronteras de tu egoísmo y la justificación de tus deseos y temores, o te expandes y los trasciendes en alas de tu valor, generosidad y alegría.

Ejemplos ha dado la revolución bolivariana. Nacionalizando el petróleo quedaron en el país y se invirtieron en servicios sociales e infraestructura, cuarenta mil millones de dólares anuales que antes se iban a EEUU. ¿Quiénes son pues los “contrarrevolucionarios”?

Los que recibían ese beneficio sin esfuerzo ni trabajo, los que transferían costos, los que recibían un sueldo por consentir tal saqueo, sin preocuparles que para ello fueran crecientemente excluidos cada vez más y más seres humanos hasta de sus más básicas necesidades. Estamos tan dormidos y somos tan ignorantes de los más simples hechos, que aún creemos que esos hechos pueden continuar impunemente hasta la exterminación de la especie y su hábitat.

Pues no lo harán. El tiempo, la historia gira sobre si misma y nos muestra su cara oscura. La de la noche estrellada que nuestros sentidos, deslumbrados por su poca tolerancia a la luz no logran percibir. Nada comienza ni se termina.

Simplemente como Fidel pasa a copresencia revolucionaria, deja de ser la figura pública, pero por mucho que quiera no puede dejar de ser esencialmente un revolucionario. Sigue viviendo y siendo ejemplo en la intimidad, en la inercia de la memoria colectiva y la sensibilidad del ser humano, pero no se muestra ya continuamente a sus sentidos.

Fidel no se va porque nunca vino. Solo vimos la sombra de una conciencia fiel a su sensibilidad, solo vimos la personalización del ser humano que fue matando sus temores y fantasmas egoístas con servicio a sus semejantes. Como sirven el sol y la lluvia, despersonalizadamente.

Cuando no hay egos ni objetos, mentales o físicos, no hay tampoco sombra. Así que cuando el sol llega a su cenit ya no podemos verlos. Pero allí están y son, donde siempre estuvieron y fueron, donde la alegría es sin objeto ni sombras. Donde el verbo humano mora.

Sobre las olas de la historia, de las acumulaciones de tiempos, de los cursos de acciones que jamás se detienen ni mueren, podemos tal vez si nos lo permitimos, sentirnos una insignificante mota de polvo. Pero en lo que a intensidad de fuerzas se refiere lo que cuenta es la dirección de esas energías.

En la intemperie y frente a una poderosa tormenta puede el temor contraerte. Entonces serás una pulga opuesta y resistente a un descomunal poder o voluntad superior, que te arrastrará y revolcará a placer. Pero también en alas del amor y la generosidad puedes expandirte, sentirte y ser la Fuerza. Entonces no hay contraposición, contradicción, sino unidad.

Una u otra sensación irá acompañada de imágenes de sí, pues nada existe aislado, todas las fuerzas y funciones son estructurales y disponemos de la capacidad de auto concebirnos. Viviendo pues, experimentamos y construimos imágenes de nosotros mismos y del mundo, hacemos cuentitos que pretenden aprehender y manejar el mundo. Unas imágenes y cuentitos solo hacen crecer la contradicción inherente a la sensación y concepción inicial, tejiendo caminos de creciente complejidad y sufrimiento, sin posible salida.

Otros van logrando abrirse camino por la coherencia entre imágenes y hechos, y a cada paso crece la alegría y disminuye la sombra. Hasta que la intensa luz ya no encandila tu mirada y caes en cuenta que siempre has estado en el corazón, en el sol, en la fuente de vida, y solo has paseado por tu mente, por la capacidad y el ejercicio, por el espacio de la autoconcepción.

¡Salve Fidel, compañero fiel!

michelbalivo@yahoo.com.ar


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Michel Balivo


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