Impide la construcción de una nueva sociedad: la arrogancia, la corrupción, el burocratismo, EL PROTAGONISMO MESIÁNICO INDIVIDUALISTA como conducta de los gobernantes y expresión de las instituciones en el ejercicio de los funcionarios electos o designados, ello niega la participación del pueblo que es indispensable en las tomas de decisiones que afecten a la comunidad, las políticas públicas deben ser compartidas, analizadas y aprobadas entre todos.
El autoritarismo, LA OBEDIENCIA A LA INVESTIDURA, EL MESIANISMO INDIVIDUAL, EL ESTÍMULO AL AGRADECIMIENTO SERVIL, someter y exigir que públicamente se exprese gratitud, dar las gracias a la autoridad, al "superior", al "jefe político", al Dios de turno, a través de todo tipo de medios, de manera masiva y planificada mediante un libreto previamente diseñado, por las obras realizadas que son resultado del ejercicio de su competencia y a la que están obligados a hacer y a cumplir, por orden legal y del mandato, del soberano, es un contrasentido, sólo explicable como expresión de la voluntad impuesta en el ejercicio del poder por parte del funcionario, sobre aquellos que él considera sus "subordinados", el pueblo, el destinatario de la obra social, que en la mentalidad burocrática, lo denominan indebidamente como "el beneficiario", siendo el verdadero soberano, el mandante a quien se le debe toda gestión por parte del mandatario ejecutante.
Así la cosa, dentro de esa usual práctica mesiánica e individualista, es evidente que el ejercicio de la función pública no se asume como vocero, como administrador, como mandatario designado, sino como jefe supremo donde su voluntad es única, como única es su voz, que considera voz divina y celestial, voz elegida por "superior" condición y no por ser parte de un proyecto y expresión de circunstancias políticas momentáneas.
Impone, el mandatario, en momentáneo jefe, de esa manera, una RELACIÓN VERTICAL ENTRE EL MANDANTE Y EL MANDATARIO, ENTRE EL SOBERANO Y EL ELEGIDO. En consecuencia es una relación de mando, de jefatura no consensual, distorsionada, no natural, antidemocrática, heredada de la cultura colonial oligárquica y suprema de los amos del valle, de los acertadamente llamado por el presidente, los apellidos, poder detenido en el ejercicio propio de la fundación de la cuarta república y más atrás.
En cambio, diferente es en una relación democrática, como lo es la RELACIÓN HORIZONTAL, el natural, y hasta hermoso, el reconocimiento libre y espontáneo al deber cumplido por lo significativo y valioso del resultado de una gestión, que definitivamente se va a reconocer y se va a expresar en el momento electoral con una reelección o mediante la permanencia, de la autoría de la gestión, en la memoria histórica colectiva del pueblo.
Sabido es que el lenguaje es expresión de subordinación o liberación, somete o libera, mantiene lo viejo, el pasado castrador de la servidumbre o transforma, revoluciona y produce cambios en la mentalidad y en la conductas de las personas, preparándola para el devenir, para la convivencia en una nueva sociedad, la que se aspira construir, por tanto hay que ser cuidadoso en el uso de las expresiones orales, en el hablar político diario, sobre todo en una administración pública que simboliza una propuesta de cambio y transformación, la cuál está obligada y le es vinculante distanciarse y combatir los patrones culturales heredados de la colonia y mantenidos vivos hasta nuestros días, como lo es el lenguaje que estimula la subordinación como conducta general, y de manera específica, mediante el fingido, planificado y ordenado agradecimiento público en redes y órganos de comunicación masiva, en favor del funcionario o de quién ejerce el "poder" de ejecutar las obras. Esto es práctica diaria, hasta por tapar un hueco o colocar una bombilla pública, usted escucha gracias a la gestión de nuestro….tenemos alumbrado público, o por el resultado de tal o cuál operativo de menor interés, que si bien es importante, observamos en el mismo espacio, en la misma localidad administrativa otra realidad: pacientes que carecen de cama hospitalaria, insumos médicos y de ambulancias y hasta de agua potable en los hospitales, ambulatorios y consultorios, ausente las bibliotecas y el fomento de la lectura, inexistente la política editorial, creciente la desnutrición infantil y de ancianos, la no prosecución escolar, abundante desempleo, ausencia de fuentes de trabajo, ello a lo largo del territorio nacional, lo que hace evidente la falta de sentido común o interés en la orientación de la inversión pública y la ausencia de atender las prioridades más sentidas de la comunidad.
LA SALUD Y LA EDUCACIÓN SON PRIMERO que el ornato, el embellecimiento, las luces navideñas y las fiestas, partidas donde se gasta buena parte del presupuesto.
Con una ruta de trabajo preconcebidas y una bien diseñada gestión de la política pública municipal y regional, de obligatorio cumplimiento y estrictamente supervisada y que no quede a la amplia discrecionalidad de los gobernantes locales y Estadales, es seguro, que con el presupuesto, los recursos económicos existentes, serían muchas la problemática resuelta en favor de la población.
Con la publicidad desmedida, aturdidora y el supuesto reconocimiento y obligado planificado agradecimiento, que pretende elevar a la categoría de obras monumentales asfaltar una calle, pintar una acera, aunque importante, por sí sola, por su realización no se camina ni se llega lejos en la construcción de un nuevo modelo político social.
Ningún cambio social tiene futuro de no impulsarse un verdadero proyecto transformador, que se fundamente en la ciudadanía, en una verdadera participación de todos en obras de interés común, fundamentada en el trato libre, de tu a tu, de vis a vis como decía Ezequiel Zamora. Que tome en cuenta y respete al pueblo como primer elemento, sujeto de la transformación social y cultural, que supere LA CONDUCTA PERSONALISTA que es herencia colonialista, aún muy marcadamente presente en los actuales días.
La descolonización cultural, el cuidado del ejercicio de un lenguaje democrático, nos permitirá la construcción de un país libre, soberano, independiente. Estamos obligados a romper con los vínculos de un pasado servil, colonizador, donde a nuestro pueblo, -mejor dicho- los empleados de la administración pública, a los humildes no sea impuesto ni forzados a dar gracias y reconocer "méritos" a los superhombres ejecutores de obras, repitiendo el esquema tradicional de la eterna dominación fundamentada en el poder del elegido y no en el cumplimiento del deber de un mandato propio de una vida en democracia.
La ruptura debe ser total, desde la no aceptación de epónimos que enaltecen el genocidio conquistador y colonizante hasta la construcción de una nueva organización social, política, económica y CULTURAL que supere aquellas instituciones y la manera de hacer política que frenan el trato humilde y democrático y el diseño del nuevo estado comunal.
Tenemos esperanza en el cambio y firmes creencias en que se hace esfuerzo por superar esquemas colonizadores, pero hay que profundizar las medidas y la orientación revolucionaria en la práctica de todos los días.
Sin acceso y sin la práctica a una nueva cultura política, cualquier revolución tiene los pies de barro como lo afirmó MAO.