El poder para
la transformación no se decreta, no es resolución, no es una chapa,
es la indeclinable determinación de un pueblo y el convencimiento de
que solo de sus potencialidades dependen los cambios; es estar
claro que no es el gobierno sino el pueblo que hace la revolución.
De las fortalezas
del enemigo no nos quejemos, al fin y al cabo ese es su deber de clase
opresora, tampoco pretendamos eliminarlos, simplemente fortalezcamos
nuestras debilidades, aceremos, blindemos nuestro proceso revolucionario
y si nos faltase un poco de aliento para tan noble tarea veamos
la gesta histórica de nuestro hermano pueblo cubano que solo a 90 millas
del imperio mas poderoso del planeta ha sabido mantenerse firme derrochando
dignidad.
Camarada esto
que expreso no lo hago desde una posición privilegiada donde
de mi decisión puedo directamente influir sobre tal o cual aspecto
ni tampoco es cavilaciones sentado en un cafetín. Lo hago desde una
sencilla trinchera, desde el modesto puesto de un empleado te tantas
instituciones gubernamentales que ha visto pasar y a tenido que calarse
a jefecitos que juegan a ser gerentes, pequeñas figuras con aires de
infalibles, burócratas recitadores de consignas revolucionarias y coleccionista
de amistades que ostenten una buena chapa. Pero desde allí, desde ambientes
de trabajo algunas veces adverso desde allí me gana el optimismo, porque
tengo mucho que hacer. Todos los días tengo contacto con las comunidades,
con la gente y son ellas las que van a cambiar esas estructuras de poder
cuarta republicanas que se niegan a morir.
Hablar que
tenemos que hacer revolución y no hacemos todos los días una acción
revolucionaria, estamos sencillamente condenándola a ser una entelequia.
Si no mostramos indicadores reales de nuestro accionar revolucionario
estamos haciendo de la revolución algo intangible. Preguntémonos todas
las noches ¿que hicimos en función de la revolución? ¿En que organización
participamos? ¿A que organización puedo prestar apoyo? ¿Es mi proceder
digno de un revolucionario?. Hacernos estas preguntas es más importante
y mas útil que irritarnos por cualquier calumnia mediática, si en
la prensa o televisión dijeron tal atrocidad, vamos a combatirlas y
a desenmascararlas ¿te vas a indignar? ¿Qué quieres? ¿Qué el enemigo
te lance flores?, no hermanos; dolor debe causar si al caer la noche
no puedes responder las primeras interrogantes, indignación con nosotros
mismo debe causar que al concluir un día no hallamos echo nada por
nuestra revolución.
La revolución
bolivariana en estos momentos y mas que nunca necesita no de locutores
o comentarista, necesita de activistas,
necesitas de hombres y mujeres entregados a narrar las historias desde
su mismo accionar. Que si un ministro, un gobernador o cualquier funcionario
no lo este haciendo bien, eso por ningún concepto impedirá que
cumplamos nuestra diaria tarea revolucionaria; es mas, el que existan
y perduren funcionarios burócratas, incapaces y corruptos es
debilidad de nosotros mismos como colectivo. En la medida que fortalezcamos
las organizaciones de base, consejos comunales, estudiantiles, obreras,
comités, mesas técnicas, batallones del partido en esa misma medida
será difícil que cualquier burócrata aguante el tren de trabajo y
vigilancia de un pueblo organizado.
Desde nuestra
posición de combatiente, de soldado, de militantes planifiquemos nuestras
actividades diarias y evaluémolas todas las noches. Actividades que
deben estar orientadas hacia la construcción y fortalecimiento de organizaciones
revolucionarias. Teniendo como eje transversal de ese accionar; 1) La
ética revolucionaria o socialista como norma de conducta, eso
significa reforzar valores de solidaridad, honestidad, entrega, no mentir,
no manipular, no callarse ante la injusticia. 2) No apartarnos por un
instante del objetivo estratégico, que la rabia, las frustraciones,
que ni los golpes ni nuestro ego nos desvíen del objetivo socialista
y de quienes son nuestros enemigos fundamentales y 3) El ejercicio permanente
de la democracia, así nuestra posición u punto de vista sea derrotada
mil veces acudamos siempre a la discusión franca con la gente, no sustituyamos
nunca el dialogo enriquecedor con el colectivo por los subterfugios
o las maniobras.
Aunque hallan
personas con mayores responsabilidades, en la conducción de nuestra
revolución, si fallamos la historia nos condenara a todos por igual.
PATRIA SOCIALISMO O MUERTE
VENCEREMOS
JOSE OVALLES
josehog13@gmail.com