Ezequiel tiene 7 años.
Es de San Pablo, Municipio Cajigal, a 30 minutos de Onoto. Ezequiel
asiste al 1er., grado en la Escuela Bolivariana. Sus padres están desempleados.
Ramón, el papá, trabajó en un contrato como vigilante en el Complejo
de Jose. Josefa, la mamá, se encargaba de la limpieza en el Ambulatorio.
Pero desde que Ezequiel se contaminó y cayó enfermo de amibiasis ambos
quedaron sin trabajo.
La amibiasis es una
infección producida por un parásito conocido como Entamoeba histolytica
(www.monografias.com/trabajos5/tratameb/tratameb.shtml). Ésta, parasita al ser humano y puede vivir
como comensal en el intestino grueso causando infecciones agudas. La
enfermedad ataca al ser humano en cualquier edad, siendo más frecuente
en niños como Ezequiel. Se transmite por contaminación fecal oral
manifestándose en disentería aguda con fiebres, escalofríos y diarrea
intensa. Causa malestar abdominal que se alterna con períodos de estreñimiento
pudiendo provocar la muerte. Es la tercera enfermedad parasitaria más
importante del mundo. Se estima que el 10% de la población mundial
sufre de amibiasis, lo que resulta en aproximadamente 600 millones de
casos.
Reportes epidemiológicos
del Ministerio Popular para la Salud (Mpps) indican que en el 2007 se
reportaron 88.240. Aunque la cifra está por debajo de la arrojada en
2006 (108.374), es representativa y se corresponde con una de las 10
primeras causas de consulta médica en Venezuela. Específicamente en
Anzoátegui, hasta la primera semana de junio del 2007 hubo 1.182 afectados
por amibiasis. (www.atravesdevenezuela.com/html/modules). Ezequiel es uno de esos números dados por
las estadísticas de Saludanz.
Ahora bien, aquí cabe
preguntarse ¿cómo se contaminó Ezequiel? De acuerdo a los relatos
de los habitantes de varios pueblos y caseríos del Municipio, Ezequiel
bebe el agua de las tomas del río Unare.
Nos extrañamos con
aquella aseveración, pero al indagar encontramos una de las causas
que contamina al río. En Onoto existe una quebrada llamada por sus
pobladores como la “quebradita” a lo largo de la avenida Urdaneta.
Por ese sector, corren las aguas negras en abundancia. Las cloacas se
deterioraron y no se han reparado. La quebradita recoge esas aguas y
las echa en su desembocadura al río Unare. El cauce del río abastece
de manera directa, sin tratamiento alguno, a todas las poblaciones de
una buena parte del municipio: San Pablo, La Encantada, Quiripiche,
Los Barrancones, Pontezuela, Los Garzones. Sigue hasta la planta de
tratamiento Santa Clara que distribuye su producto “potable” (contaminado)
a Clarines, Píritu y Puerto Píritu.
Una vez más obtenemos pruebas de la estrecha relación entre la política y el bienestar del colectivo. Una negligencia, producto de la apatía política, afecta la vida del pueblo. La decisión de arreglar las cloacas al precio que sea definiría inequívocamente la identificación de la autoridad con el Proceso revolucionario. En ausencia de ella, podemos concluir que no existe conciencia revolucionaria ni vocación de servicio público en los burócratas que usufructúan el poder y que no quieren al pueblo. San Pablo, Onoto y su Municipio tienen que ser reestructurados.