Lo peor que pueda darse en una revolución es un recule, en cosas esenciales que definen su marcha, su lucha, su fuerza más absoluta y total. Recordemos que cuando en 1947 el gobierno trató de aplicar el pobre decreto 321, fue tal la guerra recibió de la Iglesia que Betancourt reculó horriblemente, e incluso dijo que ese decreto había sido parido por enemigos del partido Acción Democrática. Ese día la cúpula de la Iglesia le tomó el pulso y supo que el gobierno no duraría mucho. El gobierno a los pocos días se fue de culo, y Betancourt aprendería de tal modo la lección que le exigió a su partido que nunca más se metiera con temas que perturbaran los negocios de los señores obispos.
La ultra-derecha con su despiadada presión lo consigue todo.
Ahora nos encontramos con que una salida inmediata contra los medios no es que la cloaca de Globovisión fluya tranquilamente, como dijo el Presidente Chávez. Porque querría decir que la cloaca entonces sigue imponiéndose, y habría que callar, que tragarse sus miasmas, su sentina. Que le sigue marcando la agenda al gobierno.
Ayer leí en Aporrea: “El Jefe de Estado venezolano, Hugo Chávez Frías, opinó este jueves que el término “bolivariano” no debió ser acuñado para calificar el proyecto curricular educativo que el Gobierno nacional se propone implementar en el país, dada la carga política que dicho 'término' posee. El Presidente puntualizó: “Desde que Aristóbulo (Istúriz) era ministro, porque eso del Currículo lo venimos estudiando hace tiempo, siempre fui de la opinión, y sigo manteniéndola, que el Currículo Nacional no debería llamarse bolivariano, porque ese término tiene un sello político muy fuerte (...), ese término le incomoda a la gente de la oposición”.
Esto me ha dejado profundamente preocupado. El líder supremo de este proceso es Bolívar, y de él venimos tomando todas las ideas para la unidad continental, para levantar una moral nueva y fortalecer la conciencia de los pueblos, y principalmente estructurar un nuevo modelo educativo. No olvidemos que los golpistas del 11-A sacaron a patadas al Libertador de Miraflores, y que lo odia toda la elite de sus sesudos intelectuales como Elías Pino Iturrieta, Manuel Caballero y Guillermo Mojón. Vacilar aquí, recular aquí, enviarles ese mensaje a nuestros maestros y profesores, es como decir: de ahora en adelante lo bolivariano no debe nombrarse en nada que tenga que ver en la confrontación diaria con la oposición.
¿Tal cual como en una ocasión lo exigió Carlos Escarrá, entonces vamos a dejar de llamarnos república bolivariana de Venezuela?
¿Dejará de llamarse bolivariana la UBV para que los escuálidos puedan entrar en ella? ¿Dejaremos de hablar de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos?, ¿de la Coordinadora Continental Bolivariana?, ¿del portal de los medios bolivarianos?, ¿del pensamiento bolivariano?
Asimismo, llamó a las madres y padres venezolanos a no dejarse llevar por las matrices de opinión que pretenden presentar el Currículo Nacional Bolivariano como un proyecto proselitista, toda vez que éste quiere promover el libre pensamiento y la promoción del conocimiento tecnológico, científico y artístico.
Lo que está claro, definitivo y formal es que la cloaca informática si tiene poder; que ella entonces es la que manda, porque está claro que no están atacando al currículo por el adjetivo de bolivariano que lleva, lo están atacando sencillamente porque es una propuesta del gobierno revolucionario y realmente va al alma del corazón del pueblo. Lo están atacando como lo hacen contra la Fiscalía General de la República, contra el proceso a los comisarios asesinos de Puente Llaguno, para exigir la liberación de los que mataron a Danilo Anderson.
Qué feo es recular, Dios mío.
jsantroz@yahoo.es