La Praxis también es Clasista

Ha quedado establecido que el objetivo de las ciencias es avanzar,
enriquecer el acervo teórico que potencia la sociedad para que sus
trabajadores operen mejor con el mundo circundante y así acrecentar
tecnológicamente su variada productividad. Comprende disciplinas que van
desde la Psicología hasta la Física en un orden de temas que
complementariamente se mueven desde los más *inmateriales* y sutiles hasta
los toscamente materiales.

Requisito fundamental para todas las ciencias es la praxis. En este sentido,
todo el progreso de las extraordinarias elucubraciones de los griegos no
pasó nunca de magníficas satisfacciones contemplativas. El saber por el
saber mismo. Los g. no practicaron el pragmatismo científico, desconocieron
la Tecnología, y su praxis se redujo a labores estrictamente campesinas y
artísticas.

La praxis devino después de los griegos y logrará su máxima expresión y
desarrollo cuando la sociedad actual brinque al comunismo. Pero durante
estas transiciones sociales la praxis gobierna todo el paquete de acciones,
prácticas, experimentos y vivencias del trabajador con su medio, con los
demás trabajadores, de estos con el Estado y viceversa. La p. es requisito
para todas las ciencias en su búsqueda de descubrimientos y en el
seguimiento de estos para la conquista de nuevos y perfeccionados hallazgos.
Curiosa y paradójicamente, sólo la Matemática escapa a tal requisito a
pesar de ser ciencia eminentemente aplicada.

Ahora bien, ocurre que clasistamente hay muchas actividades económicas y
muchas experiencias. Indudablemente existen prácticas inasequibles o vedadas
para la clase asalariada. Por ejemplo, la práctica bursátil, la práctica del
inversionismo industrial, todas estas actividades, que no son productivas
per se, están limitadas a los dueños del dinero en grande. Los corredores de
bolsa son simples voceros de las cotizaciones que a diario se mueven con una
celeridad y constancia que a corto plazo impiden seguirle su curso. Sólo el
inversionista se imbuye de su praxis.

Karl Marx echó manos del método de la *abstracción* para poder analizar,
inferir y descubrir el intríngulis del valor de cambio de las mercancías
capitalistas. Verdaderamente, ninguna ciencia social permite experimentación
in situ. Con ellas no puede experimentarse salvo con muestras de dudosa
representatividad y objetividad. Digamos que la cientificidad de ciencias
como la Economía, la Sociología, la Historia, siempre estarán impregnadas de
rasgos subjetivistas a los que no puede escapar ni siquiera el más objetivo
de los científicos involucrados.

Aquellas actividades cuya práctica exige grandes aportes de capital jamás
podrán ser abordadas de conjunto por parte de ningún trabajador, habida
cuenta que estos siempre tendrán asignadas ocupaciones individuales y
parciales, sin que puedan tener una visión global de la problemática
productiva, salvo sus aproximaciones interpretativas que por *abstracción*
terminen deduciendo.

Así las cosas, la clase burguesa de alto rango siempre tendrá reservada para
sí la praxis de aquellas actividades cuyo ejercicio sólo puede correr a
cargo de sus miembros mientras estos sigan siendo dueños del poder
económico. En este sentido podríamos dispensar parcialmente a aquellos
epígonos y panegíricos del burguesismo cuando niegan la cientificidad del
comunismo. Pensamos que basan sus argumentos en la virtual imposibilidad de
experimentar en el negocio burgués por parte de quienes no lo sean. Esto nos
llevaría a inferir que sería de la propia alta burguesía de donde vendría el
necesario apoyo teórico científico de la causa del Comunismo, como
reemplaplazante del sistema actual.

marmac@cantv.net


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Manuel C. Martínez M.


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