Dos niveles definen el campo actual de la difusión ideológica. Un primer nivel se ubica en el plano teórico-conceptual; plano permanente y estratégico. El otro, es el operativo: lo táctico y pragmático. Ambos niveles configuran la situación vigente que determina la profundización o no del Proceso. El avance y consolidación del Proceso Revolucionario se alcanzará si damos la batalla y obtenemos la victoria en la lucha ideológica.
El plano teórico-conceptual se refiere a la estructuración de las ideas fundamentales de la búsqueda revolucionaria. Es, principalmente, la confrontación entre reforma (manutención de la estructura) o revolución (cambio de estructura). Lo que exige definiciones inequívocas. Todavía el aparato del Estado y gran parte de las organizaciones de la sociedad guardan un porcentaje muy elevado de individuos que no se han podido desprender de la cultura reformista de la cuarta república; y, por lo tanto, sucumben ante la fascinación del poder. Se incrustan en la lujuria cupular del mando y se olvidan del prójimo. Se arman de interpretaciones subjetivas (disonancia cognitiva) de lo que es la revolución para montarse en la cacería de las comisiones. Caen en las redes de la corrupción y traicionan las metas revolucionarias. Otros, que no son revolucionarios, siguen viviendo del Estado. Cargos, contratos y negociados se imponen por encima del Bien Común. Se amparan ante un mal uso de la llamada “institucionalidad” para obstaculizar el avance del Proceso. Estos reformistas (de la V y de la IV) son en el fondo una cuerda de usufructuarios que haciendo uso del nombre de la revolución siguen alimentado la inmensa burocracia parasitaria y los hábitos del puntofijismo. Sólo con la conciencia revolucionaria inspirada en el árbol de la tres raíces (Bolívar, Rodríguez, Zamora), inspirada también en la huella que orienta la concepción originaria (Cristo, Ché) y sustentada en la democracia directa del SSXXI, se deslastrará la revolución de quienes no saben qué es eso, pero que viven de ella.
El otro plano de la batalla, lo que se propone es materializar los Centros de Formación Ideológica (CFI). La constitución de los CFI lleva implícito alcanzar la conciencia revolucionaria. Acto que obliga al estudio, la discusión y la investigación. En los CFI se aprende a pensar bajo los parámetros del marco conceptual de la tesis ideológica del Proceso Revolucionario. Además del CFI, en este plano operativo, se necesita crear el Centro de Estudio e Investigación de la Revolución Bolivariana (CEI-RB) para coordinar a la red ideológica tejida por los CFI, establecer la sede de los núcleos de investigación y generar la producción intelectual del Proceso.
La creación de los CFI y del CEI-RB, demanda voluntad y convencimiento políticos. Por lo que se requiere de una militancia revolucionaria despojada de los valores heredados de la democracia representativa para que pueda asumir la difusión ideológica como una tarea propia de la lucha cotidiana. Sin ese nivel de conciencia no solo se deja de operacionalizar la ideología, sino que veremos perecer la revolución.
izarraw@cantv.net
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