Introducción.
Como sostuvimos en anteriores trabajos y mantenemos en el presente ensayo, sólo el Pueblo organizado en movilización permanente, y en Alianza táctica con otras instancias de poder real en la sociedad, será capaz de dar respuestas a las exigencias ineluctables que el devenir histórico “impone”1 para que los Procesos Políticos sean considerados revolucionarios estricto censo. El nuestro, no escapa a esa premisa.
De allí que, luego del nefasto y fallido golpe de Estado2 y subsiguientes actuaciones de la derecha fascista hasta hoy en día; una vez analizada la realidad, el Comandante Presidente instruyó las iniciativas funcionales y operacionales, que garantizaran dar respuestas a la onda de impacto que surgiría con posterioridad al laboratorio político del 11 de abril de 2002, facilitando, en el marco de un claro entendimiento del momento que se vivía, el escenario para que cobrara espacio propio una Expresión Político-Social legitimada desde antes del 4 de febrero, a la cual cerraron filas en un Frente Amplio Nacional,3 los factores militares comprometidos con el proceso de cambio; quienes a pesar de algunas divergencias, entendieron que sería irresponsable dejar perder un Proyecto Bolivariano de muchos apellidos.
Había que resolver la dificultad inminente antes que avalar la traición que se fraguaba. Era y es preciso, darle continuidad a la propuesta liberadora como norte correcto a seguir. Las Tres Raíces pudieron más que la miseria humana.
La nueva situación.
Ante la imposibilidad de que los factores tradicionales del poder pudieren concretar la tarea inicialmente encomendada (en esta etapa de la guerra, los hijos del bipartidismo deben ser sustituidos, en algunos casos, por nuevos actores y agentes que sí conducirían las acciones de acuerdo a los intereses del gran capital), por sus “amos” del exterior, éstos se plantearon comenzar a preparar las acciones (incluso con nuevos actores), en forma más directa para lo cual, tejieron las alianzas que estrangularían la República desde el escenario internacional4 permitiendo a su vez, darle nuevos alientos a los delfines internos que la derecha internacional estimula en Venezuela para concretar de seguido, sus metas en la Región. Imponer el ALCA.
De allí la insistencia por parte de ellos en derrotar política y militarmente el presente gobierno bolivariano. Es determinante su aniquilamiento (valido también contra Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua), a los fines de la concreción de los planes mundiales y continentales que los mentores de la “globalidad totalitaria” desde el neoliberalismo tienen estipulado para garantizar un escenario cierto que permita un desenvolvimiento adecuado del capital en esta etapa de su desarrollo5. No es sólo un problema de afectar, desmoralizar o desmontar en el sentido burocrático. Es preciso para ellos, aniquilar toda expresión revolucionaria emergente, donde quiera que ella se esté desarrollando. Su consolidación sería algo más que una piedra en el zapato. Es una lucha de antagónicos irreconciliables.
El Bolivarianismo como utopía, como concepto nucleador dentro y fuera de la idea espacio-nación, distrae atención y recursos, respecto de otras áreas neurálgicas de la geopolítica mundial prevista por quienes definen y controlan la agenda hegemónica neo imperial.
Al respecto se plantean como inminente y necesario, tomar en forma directa el control de las acciones, apegado a los esquemas y manual que sus adláteres fueron incapaces de seguir.
Las declaraciones predictivas de la máxima autoridad de la principal Agencia de Inteligencia norteamericanos, vaticinó en su momento que: ...”en el año 2003 se profundizará el conflicto político social en Venezuela” (Subrayado nuestro, declaración dada con posterioridad al golpe fallido de febrero de 2002). Por ello creemos vendrán con todo; no obstante que a la fecha, aun continúan sin cuajar sus pretensiones. La movilización de la IV Flota de la Armada Norteamericana hacia la región, nos indica que algo más que mostrar sus músculos, tienen previsto. En ese sentido y luego de las elecciones de finales de este año en Venezuela y una vez consolidadas las bases militares por ellos requeridas (en Colombia y Perú), es posible prever acciones militares de alto tenor que involucren el territorio que comprende Colombia, Ecuador y Venezuela. La convocatoria a un Referéndum por parte del Presidente boliviano, Evo Morales y las elecciones en Venezuela (en el supuesto negado que ambos salgan “derrotados”), sería lo único que detenga la intervención directa imperial en la Región para retomar el poder y llevar la Casa al “orden” que ellos necesitan para restituir el ejercicio del poder.
En cuanto a las afirmaciones del Jefe de la CIA, si ésas las conectamos con el contenido y texto del Acta de Panamá suscrita el 11 de febrero de 2003, por siete Jefes de Estado (Panamá, como anfitrión, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua6), y el canciller Argentino para la época, con la presencia del presidente colombiano Álvaro Uribe y a ello le agregamos “las coincidencias” de los pronunciamientos en contra del gobierno del Presidente Chávez (después que él se manifestara en favor de crear el ALBA en caso de que el ALCA no se democratizase), desde Colombia, España y Estados Unidos, es obvio existe un claro indicio de que algo grande se cuece y avecina7. Por tanto, no deben ser considerados como aislados, los actos criminales y terroristas perpetrados en la ciudad de Caracas a la sede consular de la República de Colombia ni a la embajada del Reino de España; pese al
pronunciamiento por parte de la Jefatura de esas Misiones referidas a la solidez de las relaciones diplomáticas con Venezuela. La desautorización de sus ministros por parte del presidente de los neogranadinos es una “cortina de humo” propia de la Escuela “diplomático” de Nariño. El gobierno norteamericano quien generalmente se pronuncia con vehemencia sobre actos de esta naturaleza, nada al respecto dijo. Al menos, en el primer momento.
La casualidad de que los hechos fueran perpetrados en una zona que pertenece al Municipio Chacao8, llama a suspicacia dado que la sede de la Misión Diplomática de los EEUU, quien también asumió posturas críticas al lado del para entonces Secretario General de la OEA en contra del gobierno venezolano, no fue atacada por los terroristas; clara evidencia, de que quien actuó no desea perturbar a su huésped o tal vez, no se sabe, se esté creando un estado de confusión (generación de ruido), a los fines de desorientar a los “sabuesos” nacionales que en sus pesquisas jamás se conocieran los autores materiales e intelectuales de la acción militar.
En cualquier caso demuestran con sus actos, que ellos no descansaran hasta tanto no retomen el poder u obliguen al Presidente Chávez a negociar en los términos que ellos quieren imponer. La posibilidad de acciones contra Venezuela luego de la guerra contra Irak, no es nada descartable. La movilización de la IV Flota no es una mera demostración de fuerza muscular.
Caminos de la Revolución.
A la luz de la nueva situación; visto el viraje de los acontecimientos (valga decir el retroceso experimentado por las huestes fascistas producto de sus derrotas tácticas a lo largo de casi 09 años), el apoyo cada vez mayor9 de la población al Comandante, sólo nos indica que la presente, es una oportunidad histórica inigualable, para consolidar la propuesta Democratizadora expresada en El Libro Azul (Carta Magna), plataforma de la Revolución Bolivariana y socialista.
No nos equivocamos, al señalar que las condiciones en las cuales se expresa el sui géneris presente Proceso Político (como destacan los estudiosos de los clásicos del marxismo), es una “Revolución por Etapas” y como tal, requiere garantizar las condiciones y el escenario para madurar y crecer bajo el cobijo y el amparo de la legalidad del vigente sistema político; por tanto la defensa de sus instituciones (atacadas inmisericordemente por los grupos fascistas anti demócratas), es necesaria a los fines de poder alcanzar las posteriores fases que en el futuro inmediato nos llevarían a la consolidación la Democracia Bolivariana.10
En el plano internacional, la Solidaridad militante (vía el ALBA), con los gobiernos democráticos de expresión popular; la defensa de la Autodeterminación de los Pueblos y por el logro de un Mundo Multipolar cuyo pibote de relanzamiento sea la Justicia Social Económica Planetaria, se convierte en la divisa. En el marco de lo anterior, la puesta en marcha y aplicación de Misiones para prestar ayuda humanitaria a ciudadanos de otros pueblos en el Continente es determinante con relación a la definición de la Agenda Bolivariana de la Política Exterior Venezolana. Ellos lo saben y por eso atacan señalando que “Chávez usa su chequera de petro dólares, para comprar voluntades”...
Lo anterior obliga en consecuencia a sustentar y consolidar un mecanismo militar de defensa regional (que permita mantener un alerta temprana), ante la posibilidad de una agresión directa imperial vía el Plan Colombia y la OTAN a la Revolución Bolivariana y demás gobiernos de corte revolucionario en la Región. Al respecto referimos con relación a las agresiones que a lo largo del siglo XX y comienzos del siglo XXI los Estados Unidos realizaron a varias naciones; teniendo como elemento común, que todas ellas fueron atacadas luego de incidentes militares ocurridos en sus respectivos golfos. A saber, Vietnam, Golfo de Tomkin; Nicaragua, Golfo de Fonseca; Irak, Golfo Pérsico y en virtud del antecedente histórico, el próximo podría ser, el Golfo de Venezuela.
En atención a ello, dos escenarios de conflicto podrían estar presentes para atacar a Venezuela y por esa vía desmontar las propuestas expresada en el ALBA. A saber, el iraquí con Hussein o en su defecto el panameño con Noriega. Ambos fueron exitosos.
Estas dos tareas titánicas requieren de un reajuste organizacional nacional interno (entre otros, nacimiento inexorable del PSUV), que permitan impulsar y cumplir objetivos y metas, tanto desde el Aparato Burocrático del Estado, como desde la sociedad misma, con lo cual se le da vigencia a la tesis de la Democracia Participativa y Protagónica en lo político como en lo económico y social.
Conclusiones.
Visto lo anterior, a lo interno el gobierno revolucionario deberá legitimar una estructura organizacional (la más conveniente), que sea expresión de todas las experiencias societales populares (y no de las burocrático partidistas), que a lo largo y ancho del país existen, surgen y se estructuran a partir del llamado alentador del Jefe y Líder de la Revolución.
Sin embargo, esas iniciativas surgidas y puestas en práctica no deberán quedar “solas”. Antes por el contrario, deberán ser creadas las condiciones para que ellas, en tanto expresión de un Proyecto Colectivo Popular de dimensión nacional (quienes sí dijeron presente al llamado de la Revolución), ahora ya no en lo electoral (pues masivamente nos hemos inscrito a los fines de la creación del Partido Unido), se canalicen y amalgamen en un todo biunívoco y coherente que permita y garantice la continuidad y defensa histórica del Proceso desde este momento en los planos: político, económico, social y militar.
Hacia el mediano y largo plazo, con base al corto plazo, un Proyecto Nacional de dimensiones continentales, deberá ser impulsado a partir de sus coincidencias con otras expresiones políticas que en otras latitudes son maduradas a través de la relación Líder-Pueblo-Líder / Líder-Partido-Líder.
Al respecto reiteramos que, hoy como ayer, dos corrientes políticas antagónicas chocan. Por una parte la visión liberadora, nacionalista, democrática, popular y socialista, expresada en la Doctrina Bolivariana (Congreso Anfictiónico de Panamá, 1826), y por la otra, la oprobiosa, humillante y negadora de la autodeterminación de los pueblos, expresada en la Doctrina Monroe (1823).
(*) Politólogo e Internacionalista
Magíster en Seguridad y Defensa
monlan2001@yahoo.com